Disco Inmortal: Dorso – El espanto surge de la tumba (1993)
Inferno Records, 1993
Pese a que la banda chilena ya había demostrado todo su ímpetu, afán progresivo y nuevas ideas y aportes a la escena nacional, no fue hasta 1993 que dejaron una obra de culto, un devastador álbum que nos demostró su gran sabiduría y derroche de fiereza metalera, unido quizás con las más geniales y desquiciadas letras para un álbum de metal chileno alguna vez antes visto.
Un álbum de culto y que sigue siendo un referente de las nuevas generaciones. Lo que hicieron Pera Cuadra, Álvaro Soms, Gamal Eltit, Marcelo Naves en este disco (inspirado en la bizarra película del mismo nombre española llena de clichés de terror y situaciones absurdas) albergó una cantidad impresionante de composiciones speed, death metal, thrash y grindcore de primera factura. De verdad nunca habíamos visto tanta carnicería musical y lírica en un disco de cosecha nacional, y «El espanto» tiene de todos esos ingredientes y de sobra.
A cambio de todo lo progresivo, experimental y bien cuidado de sus primeros pasos como «Romance» o «Bajo una luna cámbrica», acá la banda opta por lo extremo, y dos bombazos nos lanzan de entrada, bellas piezas de culto, como «Deadly Pajarraco», esta brutal apertura para el álbum (quizá una de las más notables en la historia para abrir un disco de metal criollo) llena de un death/grind violento y con unos riffazos letales, más esos viscerales alaridos de un verdadero demonio desatado vocalmente como lo es en este disco Pera Cuadra.
Y si esa historia de un pajarraco zombie que alimenta sus pollos malignos con pedazos de cadáver que compra por vino en la morgue nos parece llena de ingenio, lo que sigue se va poniendo cada vez mejor: ‘Ultraputrefactus Criatura’ es una delicia para reír y cabecear: esta historia de este ser antropomórfico mezcla de pájaro, chivo y vaca que tiene un sinfín de frases para azotarte de la risa y con un sello spanglish muy bien jugado como lo hace siempre Pera Cuadra. (En el ‘arte’ del cassette se grafica exacto esa parte donde la nauseabunda criatura juega «chita y cuarta’ con una señora llamada Mentorsina, gran frase de la lírica del tema).
La que da nombre al disco es una infaltable en sus shows, dejándonos claro lo favorita que es para la banda también. «El espanto surge de la tumba» nos vuela la cabeza con un thrash ochentero a piacere, donde el trabajo en conjunto es vital para brindar una de las mejores piezas del disco, llenas de riffs con escuela clásica y con la horripilante sacudida en voz y batería. Acto seguido el break de los monos animados Ren y Stimpy y ese «Feliz, feliz, alegre, alegre!», que ya es un clásico en la cultura dorsálica (porque sí, Dorso ya tiene su propia cultura a estas alturas), y es lo que precede a ‘Silvestre Holocaust’, grande en coros y letras bajo una verdadera aberración de la naturaleza donde los animales hablan, las cuncunas comen carne humana y los frutos cobran vida (notable las voces y sonidos en background de gallinas y animales y de gente desesperada pidiendo ayuda). Los solos además nos dejan claro que este disco mantiene la técnica con que sorprendió la banda nacional en sus primeros discos.
Lo interesante es que cada tema es una historia alucinante, macabra. La verdad es que fácilmente se podría hacer una película de culto en torno a las historias asombrosas y extremadamente divertidas de este álbum. Llega el turno de los viejitos coleccionistas de caracoles que tenían su culto como ‘Horrible Sacrifice’ con un intermedio prog rock lleno de onda. Luego el Pera se pone a hablar de asquerosidades en el break ‘Jazz-Pop-Clásico’, una jam jazzera y progresiva que sirve de interludio para lo que se nos viene al final del disco, cosas increíbles.
‘Extraterrestre Gore Cannibal Invasion’ debe ser uno de los temas metaleros más entretenidos y certeros hechos a nivel mundial. Ni en lo mejor de Cannibal Corpse ni las fantasías de Rob Zombie encontramos una historia tan genial (y en este caso muy criolla) de extraterrestres que llegan a pleno centro de Santiago comiéndose a la gente. La prosa gore de Pera y como la canta sórdida y guturalmente en los versos es de lo mejor del tema, todo bajo una furia thrash y un speed de la muerte. Marcelo Naves en las batacas nuevamente un crack desatado y esos solos de guitarra magistrales, cambios de ritmos y pasos de un estilo a otro la dejan como una de las mejores canciones del metal chileno.
Queda mucho más, mientras los diálogos clásicos de la película Drácula de 1979 anteceden a la taquillera ‘Vampire of the Night’ (otra que se graduó de clásico), el Dr. Mortis, ese siniestro personaje de comics de culto cobraba vida en este tema, en esta especie de Rockabilly metal llamada ‘La mansión del Dr. Mortis’. Dorso implementó la tonada bizarra además en este disco con otra joya insana como ‘Zombies from Mapocho’, que bajo guitarras entre cuequeras y country nos contaba la historia de unos zombies que acechaban por el río Mapocho desbordado de mierda, literalmente. Lo más asqueroso que se le pudo ocurrir al Pera para casi abrochar un disco enormemente ingenioso.
El final con ‘Terror Carnaza’ y esa devastadora pieza thrash y grindcore nos deja tan solo el broche de oro como se merece esta brillante obra de los años dorados del metal chileno, que fue una época por cierto donde grandes bandas desfilaban por ese mítico Manuel Plaza creando toda una escena que ya venía gestándose desde mucho antes. El surgimiento de este disco dejó claro porque Dorso es tan grande como lo que es hoy en día, fieles representantes del estilo y a nivel mundial, con identidad única y muy criolla (pese a las referencias gringas y el spanglish).
Su letra, historias y música han quedado impresas para siempre en el inconsciente colectivo, y este disco, aunque pasen los años, da gusto revisitarlo, celebrarlo y escucharlo una y otra vez.