Disco Inmortal: Faith No More – Album of the Year (1997)
Slash Records / Reprise Records, 1997
Fue la ‘casi’ despedida de Faith No More, último disco de la década de los noventa y donde iban a pasar mucho tiempo sin editar nada. Para suerte de nosotros sus fans, la banda volvió el 2015 con «Sol Invictus», descartando la idea de un cese al fuego del rock definitivo, pero un fuego que por mucho tiempo estuvo guardado, ya que muchos pensamos que FNM había hecho su gran final discográfico con esta placa.
Fue un disco de canciones más simples, no tan contundentes, pero sí lo que marca siempre la vena FNM es la variedad musical y estilística, acá había cierta elegancia en las composiciones, pero sin dejar tampoco el factor experimental y la agresividad animal del quinteto, esta vez con Jon Hudson debutando en la guitarra, quien se quedaría con el cupo que había dejado Dean Menta (que sólo estuvo en la gira del superlativo antecesor ‘King for a Day… Fool for a Lifetime’) hasta nuestros días.
La entrada con ‘Collision’ es certera. Hudson entró de lleno a la composición y este es el primer tema de su cosecha en el álbum, fuerte y directo. Su marca pesó en el disco, que fue grabado en el estudio casero de bajista Billy Gould y donde tenemos varias piezas que ya son clásicas de FNM: ‘Last Cup of Sorrow’ mantiene esa decadencia cinematográfica, bajo unos riffs devastadores y la voz de Patton bajo distorsión, uno de los temas más brillantes del álbum sin duda.
El álbum supo encontrar su contraste, por un lado teníamos esa locura insana de ‘Got That Feeling’ o ‘Mouth to Mouth’, que nos hacía recordar parajes Mr. Bunglescos, pero por otro teníamos la belleza del buen uso de la electrónica y las atmósferas en ‘StripSearch’, un sonido poco recorrido por la banda, sorprendente, volátil, enorme.
Si hablábamos de cine ahí está «Paths of Glory» con una densidad abismante recreándonos esa gran película de Stanley Kubrick de finales de los cincuenta, hablando de lo que es realmente la valentía y la cobardía en la guerra y todo lo que eso conlleva; ‘Helpless’ es otra joyaza que se mueve sigilosa y con enormes sonidos in crescendos y que encuentra a Patton, Bordin y Gould en un nivel sutil y sublime de composición.
La impecable ‘Pristina’ fue elegida para el cierre, sonando a través de las turbulencias en Yugoslavia como telón de fondo para una historia de una dolorosa separación de amantes durante la guerra. ‘Home Sick Home’ tiene un groove impresionante, y nuevamente esta cosa media Spaghetti Western y muy cinéfila se cuela en el sonido de la banda, todo animado sin duda por un experto en la materia como Patton.
También imposible no mencionar quizá el ‘hit’ más reconocido como ‘Ashes to Ashes’, una canción grandísima, una de las primeras compuestas por la banda, quienes enviaron la música a Patton que estaba en Italia por esos años y que el ídolo del micrófono logró encajar simple y perfecto y en muy poco tiempo. Otro clásico al instante.
Un álbum que nos dio bastante tiempo para degustar lo que se suponía era el fin de la banda tal y como la conocemos, y claro, con el tiempo se ha transformado en otro álbum que cada vez suena más clásico e inmortal.