Disco Inmortal: Fear Factory – Demanufacture (1995)

Disco Inmortal: Fear Factory – Demanufacture (1995)

Roadrunner Records, 1995

El segundo álbum de los estadounidenses de Fear Factory, Demanufacture (1995) significó en su momento para la banda la consagración internacional y les permitió codearse en giras y presentaciones en vivo con lo más granado de la escena mundial del rock y el metal.

Sin dudas, más allá de las opiniones personales de cada quien, este álbum fue sinónimo de una evolución y perfeccionamiento en el estilo e identidad que buscaba esta banda, logrando por fin un sonido propio e identificable con sus autores.

El álbum como tal, más allá de sus aspectos netamente musicales nos presenta a nivel lírico y discursivo todo un entramado conceptual, ya que nos resume una historia de disputa entre el comportamiento humano en relación a las máquinas y la tecnología. Una crítica social que es difícil de imaginar con otro tipo de música de fondo, puesto que lo logrado por Fear Factory en este álbum es de una calidad difícil de desconocer.

No por nada durante el año de su publicación y en los años venideros este ha sido un álbum que se ha llenado de elogios tanto de la crítica como de los fanáticos. Y esto, a pesar de la obvia e importante ayuda de la discográfica que acogió a Fear Factory y su posterior publicidad y campaña de marketing; los ojos y atención a la génesis y desarrollo de este disco debe ir dirigido a lo buen músico y artista que son Burton Bell (voces y arreglos), Dino Cazares (guitarra, bajo, arreglos), Raymond Herrera (batería) y la magistral y pulcra participación de Rhys Fulber (teclados y sintetizadores).

Lo envolvente y agresivo del sonido de este álbum es un aspecto destacable desde el primer segundo. Sonidos nítidos, graves, profundos, riffs pesados y rápidos marcan la personalidad de los estadounidenses en este disco. Todo personalizado a ratos en la voz visceral y rasposa de Burton Bell. Voz sucia que constantemente cambia a registros más limpios y melódicos según sea la ocasión.

Asimismo, la técnica prolija y rapidez en la ejecución de los instrumentos da cuenta del conocimiento musical vasto y dedicado de sus integrantes.

Otro punto alto y cuyo aporte ayuda a entender y a apreciar mejor este álbum es la presencia de los teclados y sintetizadores de Rhys Fulber. Composiciones y aportes que le dan un aura oscura, pesada y teatral al disco. Un buen ejemplo de esto se da en la canción “Zero Signal”. Arreglos envolventes en teclados junto a las transiciones rítmicas que de la mano de las guitarras son capaces de hacer fluir la música hacia momentos inesperados.

Un tipo de metal que constantemente contiene guiños más progresivos y experimentales. El comienzo de “Zero Signal”, su desarrollo y un apoteósico y solemne final con un piano y sintetizadores como elementos distintivos hacen de esta canción una obra con variados elementos progresivos.

Otro imperdible del disco es el tema “Replica”; donde la potencia de la batería se roba la atención unos fuertes redobles, acentuaciones y un doble bombo que no dan respiro y que son el alma de la canción. Además, claro está, de la prolija participación del resto de la banda. La rapidez progresiva y el frenesí instrumental hacia el final de la canción es un elemento difícil de ignorar.

También brilla la presencia de “New Breed”. Simpleza rítmica y melódica, pero no por ello un tema débil. Todo lo contrario, ya que esta simpleza es contrastada con la rapidez y potencia con la que se ejecutan los instrumentos. Junto a esto, el sintetizador que gana en protagonismo después del primer coro le da una mística industrial muy potente a toda la canción.

Similar impresión la logra el tema “Dog Day Sunrise”. Su pesadez y sencillez recuerda a lo hecho por Rammstein en varias de sus canciones por lo directo del sonido presentado. Algo parecido sucede con “Body Hammer”. El arreglo del sintetizador agudo y punzando en cada golpe de caja de la batería (que se aprecia entre cada estrofa) es un detalle que vuelve a darle un toque industrial de gran tonelaje a la canción.

“Flashpoint”. Una excelente muestra de cómo presentar ritmos sincopados que den cabida a un desarrollo musical pesado y lleno de energía es la canción “Flashpoint”. Vuelve a destacar la voz rasposa de Burton Bell en itinerancia con algunos momentos donde la voz es más melódica.

“Hunter Killer” también es otro punto alto que demuestra una gran experimentación con elementos extra musicales como las voces grabadas que se escuchan al principio de la canción. Destaca también los arreglos de teclados y sintetizadores al agregarle tensión y agresividad a un tema ya de por sí compuesto por ritmos y melodías frenéticas. Se demuestra con esta canción como el álbum en su totalidad no flaquea y se mantiene potente y vanguardista hacia su parte final.

El final del álbum corre por cuenta de “Pisschrist” y “A Therapy for Pain”. Canciones que funcionan de muy buena manera para terminar el disco. Además del sonido agresivo, los elementos atmosféricos y teatrales de teclados y sintetizadores con una presencia bastante importante es la señal  que indica un final dramático y potente.

Un álbum de metal industrial, thrash y también con ciertos pasajes progresivos hacen de Demanufacture un imperdible para los amantes de estos subgéneros del metal. Velocidad, prolijidad técnica, virtuosismo y potencia; todo entremezclado con una calidad y profesionalismo que difícilmente nos dejaran indiferentes, a menos que estemos totalmente alejado del metal como género musical. Un álbum vanguardista en varios aspectos, tales como la conjunción entre los efectos ambientales de aura más industrial junto con voces rasposas que se intercalan con coros armónicos y limpios, entre otras virtudes bien trabajadas.

 

 

Cristopher Andrade

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