Disco Inmortal: Slipknot – Iowa (2001)
Roadrunner, 2001
“Hay dos tipos de personas en el mundo, los cabros y las ovejas, adivina cuales de esos somos nosotros” comentó en alguna entrevista Clown, el percusionista y uno de las principales portavoces de Slipknot, refiriéndose justamente a la imagen de la portada de este disco, con este macho cabrío que representa diabólicamente de alguna manera todo el concepto de este álbum titulado “Iowa”, el segundo de los enmascarados, todo un desafío y el que finalmente logro sacar “lo peor” y a la vez «lo mejor» de estas nueve cabezas enmascaradas, convirtiéndose a estas alturas en un gran disco de metal de todos los tiempos.
Y sí, muchas veces se ha puesto en tela de juicio si es que estos enmascarados lo que hacen con su música es metal, nu-metal, alternativo o lo que sea, la verdad es que entrar en ese dilema es verdaderamente absurdo, lo claro es que acá tenemos un brutal despliegue de poder, una lírica que se jode a todo lo que se le pare por delante y una actitud verdaderamente bestial. Musicalmente el gran acierto de esta banda es tomar elementos del death, black, thrash metal y lograr conjugarlo de muy buena forma con samplers, tornamesas, percusiones tribales y por supuesto con la tremenda voz gutural y melódica de Corey Taylor, quien se nos reveló por esos años como uno de los grandes frontmans del rock y metal para siempre.
No fue fácil el proceso, el alcoholismo del propio Corey Taylor y las constantes recaídas en las drogas de varios de sus integrantes hacía cada vez más difícil la estabilidad de la banda, pero paradójicamente a la vez todo eso sirvió para que este disco de alguna forma «expulsara toda esa mierda» que estaba pasando con muchos de ellos, tornándose en un oscurísimo disco, partiendo de la premisa de ‘People=Shit”, una operación matemática bastante fácil que proponía declaración de principios frontal y sin más vueltas de que cierta gente es igual a mierda, carta de presentación: demoledora, increíble y hasta emocionante cuando Taylor nos propone “here we go again motherfucker!!”. Una pequeña clase de cómo se parte un gran disco a punta de actitud y potencia desmedida.
La esencia era derrochar testosterona por donde fuera, y claramente hay de eso por todos lados, en este disco hasta Ross Robinson se comprometió y fue capaz de adjudicarse uno de sus mejores trabajos como productor, no es fácil, debido a la cantidad de instrumentos hacer calzar todo de la forma genial que “Iowa” lo hace, ‘Disasterpieces’ tiene cada espacio muy bien copado, con vociferaciones, riffs poder, percusiones casi animales y un sonido único. Los demoledores riffs de «The Heretic Anthem» o la visceralidad de «My Plague» o «Left Behind», que fueron brutales «singles» del disco.
La agitación, el descontento, la misantropía y la autocomplacencia siempre han sido herramientas creativas para Slipknot. Pero nunca la máquina de odio de nueve piezas estuvo más enojada, más caótica o más infeliz que cuando escribieron y grabaron Iowa, que salió al mundo ese 28 de agosto de 2001. «Estás equivocado, jodido y sobrevalorado/Creo que voy a estar enfermo y es tu culpa/Este es el final de todo/tú eres el final de todo» canta muy cabreado Taylor en uno de los tracks más jodidos del disco «The End of Everything», los rapeos guturales y la sincronización con esta sinfonía llena de brutalidad y perfección disonante hacen de momentos mágicos a más de 15 años de su salida.
“Nos estábamos desmoronando cuando hicimos ese disco; Era un desastre, hombre», dijo el vocalista Corey Taylor a Loudwire en 2008. «Estaba bebiendo mucho. Estaba en una relación que no era buena para mí y no quería darme cuenta en ese momento. Salimos a Los Ángeles y realmente empecé a meterme en el alcohol y en el puteo. Estaba haciendo todo lo posible para sentirme bien porque todo se sentía realmente mal. Estaba comiendo mucho, subiendo de peso. No sentía nada más que miseria”.
Otros miembros de Slipknot sufrieron daños similares. El efecto del estrellato repentino del debut junto con malas decisiones comerciales que les impedían ver dinero real fue exasperante, y las presiones de regresar al estudio después de agotarse en el camino para apoyar su debut fue una prueba de resistencia.
Sin embargo, hubieron dos pilares responsables de esta magia brutal: el baterista Joey Jordison y el fallecido bajista Paul Gray trabajaron juntos en el marco de la mayoría de las nuevas canciones (curioso, ambos ya no están en la banda), y las que querían que fueran más fuertes y violentas que las de su primer álbum. El 17 de enero de 2001, Slipknot ingresó al estudio con Robinson para comenzar a registrar este gran Iowa. Root y Thomson, que estaban más interesados en el thrash y el death metal que en el nu-metal, agregaron una amplia variedad de pasajes de ello, y la demoledora «banda» de percusionistas y hombres con ingenio en el teclado/tornamesas desarrollaron las canciones con sonidos estruendosos y fuertes. Silenciadores, inductores de náuseas y disonancia experimental que expresaron el descontento de Slipknot con sentirse atrapado y obligado a producir.
Nunca más un disco de Slipknot sonó tan visceral como Iowa y difícilmente lo vuelvan a lograr, pese a que la banda ha tenido regresos que han saciado un poco esa sed de música nueva de sus fans, sobre todo estos últimos años, lo que plasmaron en este disco de 2001 es simplemente una maldita y brutal obra de arte.
Por Patricio Avendaño R.