Disco Inmortal: Johnny Cash – American Recordings V: A Hundred Highways (2006)
American Recordings, 2006
Cuando Rick Rubin se acercó a Johnny Cash y le ofreció grabar en su estudio, muchos no podían imaginar qué resultado podía tener este experimento. La salud de Cash se deterioraba, era más bien una estrella del pasado, inaccesible para las nuevas generaciones que empatizaban con la oferta del metal y el grunge. Cash ya era un coloso, su legado era legendario, por tanto, era muy curioso que un hombre ya inmortal antes de los Americans, quisiera aventurarse y ser merecedor de más atención. Pero había sangre joven a la cual conquistar con las últimas gotas de creatividad y encanto del hombre de negro. ¿Cuál sería la fórmula del éxito para estos volúmenes llamado “Americans”? Nada más que la impresionante voz de Cash acompañada de su guitarra.
Escribir sobre los Americans da para mucho y para un oído muy educado musicalmente. Y en este contexto, esta colección producida por Rubin ha sido la llave de entrada para que la gente joven abra la puerta y recorra la vida de Johnny Cash hacia atrás, y descubrir tantas joyas, como lo fue para mí descubrir la genialidad misma cuando escuché “At Folsom Prison” por ejemplo. Pero volviendo a lo que convoca, quisiera enfocarme en el volumen V de los Americans llamado “A Hundred Highways”, editado en 2006, y el primero sin el cantante vivo, por tanto, sólo su música, y ahora de verdad sería así, hablaría por él.
El volumen V de American Recordings se oye lastimero en el balance general, y es una buena forma de interpretar cómo vivió la leyenda sus últimos días: abrazando la grabación de cada tema como una terapia a su dolor físico y emocional. Ya estaba muy enfermo, pero como muchas veces, eso fue su mejor fuente de energía para imprimirle al álbum el sello de hacerle frente a la adversidad sólo con su música.
Teniendo esto en cuenta, hay temas que, por esto mismo, se escuchan sobrecargados de emotividad. “Nunca antes pensé que necesitara ayuda…” versa el tema “Help Me”, de Larry Gatlin, que abre el disco de manera muy emotiva pues parece una oración, un ruego hacia algo más grande que él mismo…como si el propio disco fuera un camino que necesitara de ayuda para ser recorrido y finalizado. “God’s Gonna Cut You Down” sigue este ritmo solemne, se oye como si estuviera profetizando el tema. “Like a 309” es una descripción propia del ataúd que lo espera viajando en un tren, tema de su autoría por lo demás, con una letra llena de fuerza y mensaje estremecedor, mientras que “If you Could Read My Mine” es todo lo contrario y parece un susurro, un llamado a la calma que refuerza la idea fantasmal de las líneas; esto se entiende porque la reciente pérdida de June, su esposa, estaba muy presente aún y fue un dolor que trató de amainar y que cruzó todo el volumen V.
No hubo lugar para versiones noventeras, a diferencia del resto de los Americans; quizás lo mejor en esta línea sea el “Further On Up the Road” de Bruce Springsteen, pero que a pesar de la genialidad del Boss y toda su maravillosa E-Street Band, no alcanzaron a ponerse a tono con la vida que le da Cash a esta canción. Para recuperarnos, seguimos con la poderosa “On the Evening Train”, y acá es donde se hermana con otro gigante del country como Hank Williams y nos deja este tema poderoso, pleno, donde hay mucho más que oficio, hay virtud.
Otro tema nuevo y piedra angular de la colección es “I Came To Believe” que suena tan sencilla, sosegada, y cuyo mensaje va enfocado en un actor central en la vida del artista, Dios.
“Love’s Been Good To Me”, “A Legend in My Time”, “Rose of My Heart” y “Four Strongs Winds” balancean muy bien el disco, destacándose su cruda voz, la que le da todo el peso a la obra. Queda claro que el volumen V alcanzó la cima, al igual que sus predecesores. El broche final lo coloca “I’m Free from the Chain Gang Now «, de una gran belleza, un tema sublime y completo.
Sin Cash vivo, fue Rubin el encargado de los detalles, los que cuidó de manera prolija, demostrando laboriosidad en esa tarea. Este “A Hundred Highways” tiene una calidad majestuosa y al igual que en los otros tomos se incluyen covers, canciones originales y regrabaciones de calidad. Cash hizo suyos los temas y se alzó como el verdadero protagonista, transmitiendo el dolor que lo consumía, pero apoyándose en su voz, la producción cuidada de Rubin, y su guitarra para dejar un manifiesto musical, otro pedazo historia lleno de calidad y creatividad.
Lo mejor es que eso no sería todo, pues 4 años después saldría a la luz otro Americans, el volumen VI, “Ain’t No Grave”, con una fuerza aún más sobrecogedora y que sólo nos habla de lo huérfana que quedó la música, y los fans, de esta figura elemental.