Disco Inmortal: Judas Priest – Painkiller (1990)
Columbia, 1990
Después del irregular “Ram It Down” y de la salida del emblemático Dave Holland, Judas Priest necesitaba un nuevo aire, de esta manera Rob Halford, tomó contacto con el vocalista Jeff Martin de Racer X para informarle el interés que tenía en su baterista, Scott Travis. Posterior a esto, Travis logro grabar un video con tres clásicos de Judas, el resto de los integrantes logro ver este registro y a los pocos días se confirmó, de manera oficial, el ingreso del nuevo y flamante baterista.
En este contexto se lanza el duodécimo disco de estudio de la banda inglesa, un álbum rápido, agresivo y que se alimentó de todo el legado y sonido afilado de discos como “Defenders of the Faith”, pero con una actitud mucho más furiosa y oscura, acorde a los nuevos tiempos. La incorporación de Scott fue esencial, un gigante del ritmo que se complementó de manera perfecta con las guitarras ardientes y punzantes de la gran dupla Tipton/Downing.
La maestría y precisión del nuevo integrante, queda en evidencia desde el minuto uno, al escuchar la ráfaga rítmica que nos invade en “Painkiller”, la canción que inicia y da nombre al disco. Con un doble bombo asesino, es el tema que sirve de manifiesto y que da cuenta que estamos ante una joya del Heavy Metal. La canción se desarrolla con riff acelerados y estructuras que van cambiando, el solo de guitarra a cargo del genial Glenn Tipton es magistral, una mezcla de rabia y sentimiento vertiginoso.
“Hell Patrol” comienza como una marcha de guerra, una melodía cabalgante decorada de manera elegante por el dramatismo y técnica vocal de Halford, quien saca todo el potencial de su voz, sin duda alguna, estamos ante una de sus grandes interpretaciones. Desde un rincón del silencio nace un grito a capella, escupiendo las primeras estrofas de “All Guns Blazing” para dar paso, a un riff energético y una parte media en donde destacan los solos de guitarra. La canción, es de esas melodías que vuelan tu cabeza, una mezcla de esplendor furioso con mucha técnica y que te deja con ganas de más. El disco no da respiro alguno y continúa con la veloz y melódica “Leather Rebel”, seguida del duelo de guitarras en la introducción de “Metal Meldown”. Es importante destacar la lírica de cada una de las canciones, que sin ser tan explicitas como la música, tratan de violencia, pero con una poesía muy bien lograda y que baña con mayor barniz a cada una de las piezas de esta gran placa.
Otra de las canciones importantes de esta obra maestra de 1990 es “Night Crawler” que hace su majestuosa entrada entre truenos y el sonido del sintetizador, logrando una atmosfera densa y oscura, todo esto coronado por un fúnebre arpegio de guitarra. La letra versa sobre una bestia que surge del infierno para devorar personas. En el texto, claramente hay reminiscencias del clásico de 1984 “The Sentinel”. “Between the Hammer & the Anvil” es un tema mucho más cercano al Heavy Metal clásico y se aleja un poco de los riff rápidos y grandes solos, pero es una gran melodía, a lo vieja escuela y que demuestra que en la producción a cargo de Chris Tsangaride, todo fue muy bien pensado, sin canciones de relleno.
La pista número 8 debe ser una de las mejores del disco, hablamos de “A Touch of Evil”, una canción con un toque de maldad, pero majestuosa en su ejecución y desarrollo. El sonido de una campana nocturna y el teclado de Don Airey (músico invitado) realizan la posesión inicial, es una power ballad que habla del amor, pero de una manera metafórica, un amor envuelto en maldad y magia negra. Nuevamente destaca el solo de guitarra a cargo de Glenn Tipton, un solo con un sonido lleno de sentimiento, tocado en una guitarra que llora lágrimas de sangre.
“Battle Hymn” es una pausa, una pieza instrumental de 0:57 segundos, que nos va calmando y recuperando de la intensidad de este ángel de metal llamado “Painkiller”, además nos sirve como introducción a la gloria y victoria de “One Shot of Glory”, otro corte con toda la onda del sonido más clásico, una canción mucho más optimista que entrega el contraste perfecto (dentro de un disco demoledor) y que corona la despedida sin decaer en calidad.
Para muchos fans «Painkiller» es el disco definitivo dentro del catálogo de Judas Priest, es un puñetazo directo a la cara y que debe estar dentro de los tres mejores discos de la banda. Es una obra potente, con un sonido sólido y mucho contenido melódico. Es el cruce perfecto entre lo mejor de los discos clásicos, pero elevado a la máxima potencia y que con el paso del tiempo se ha convertido en una de las obras más influyentes y respetadas por las bandas consagradas o emergentes del metal extremo de hoy y de siempre.
Por Carlos Bastías
bueno es un discazo del copon , pero no esta entre los tres mejores de judas , antes que el estan sad wings of destiny , british steel , screaming y desde luego defenders , tambien son discazos killing machine , y stained glass , pero como minimo tienen tres discos mejores que painlikker sin duda, judas tiene un puñado de discazos impresionantes , que cada cual eliga , pero sinceramente sad wings british y screaming son mejores que painkiller