Island Records / Atlantic Records / E.G. Records, 1969 En 1969 es lanzado al mercado…
Disco Inmortal: King Crimson – Red (1974)
Island Records / Atlantic Records, 1974
King Crimson es una de las bandas más legendarias e icónicas no solo dentro del rock progresivo, sino de toda la música en general. Su legado es más que excepcional, al día de hoy la obra de King Crimson sigue siendo fuente de inspiración para diversas agrupaciones que ven en esta las mejores piezas compuestas en la historia del cuarto arte. La banda liderada por Robert Fripp se ha caracterizado por tener diversas etapas, al punto de contar con más de dos decenas de miembros en su historia. Una de las etapas más queridas por los fans es la más sinfónica, esa que además podía mezclar la agresividad del hard rock con la precisión y elegancia del jazz. Tristemente el 24 de setiembre de 1974 esta etapa tuvo que culminar, Robert Fripp dio por disuelta la banda y para el terror de muchos fans se creía que de manera definitiva. Un mes después de este doliente suceso sería lanzado Red, un álbum oscuro influencia por el heavy metal, sin dejar de lado el jazz característico de la banda, no cabe duda que una de las obras más excelsas de la música y en palabras de Kurt Cobain: “El mejor álbum que se haya hecho”.
Red es el séptimo álbum de estudio de King Crimson y por muchos considerado el mejor en toda su vasta discografía. Se encuentra dividida en 5 innovadoras, profundas y progresivas piezas que en cada escucha logran cautivar aun al oyente más exigente. Cada pieza en sí misma logra ser una experiencia totalmente única y esto no genera una falta de cohesión, sino un sublime contraste. Está claro que el sonido de Red también está muy influenciado por sus dos predecesores (Larks’ Tongues in Aspic —también uno de los mejores de la agrupación y probablemente el más experimental— y Starless and Bible Black), pero con momentos aún más melancólicos y oscuros como ya hemos mencionado.
Las sesiones de grabación de Red comenzaron el 8 de julio de 1974, una semana después de haber culminado su gira de tres meses por Estados Unidos. Debo mencionar que durante esta —más específicamente el 30 de junio en Rhode Island— se grabó Providence (tema del que profundizaremos más adelante). Poco tiempo después King Crimson decide dar por resuelto el despido de David Cross, pese a que había ya trabajado tanto en la composición como interpretación en dos temas del álbum. Es así como King Crimson queda reducido a un trío (Robert Fripp, John Wetton y Bill Bruford), debido a este deciden invitar a dos antiguos miembros, a Ian McDonald (con quien fundó King Crimson en 1968) y Mel Collins (que no había trabajado con King Crimson desde Islands), además de otros artistas colaboradores.
La obertura de un álbum de King Crimson no puedes ser menos que deslumbrante y Red (tema homónimo) lo deja muy en claro. Empezando con un riff de otro mundo y seguido por uno más brutal, caótico que acompañado de la poderosa batería de Bill Bruford y la magistral línea de bajo de John Wetton logran un sonido oscuro, brutal y bello en sí mismo. Un tema que ha influenciado mucho en el hoy llamado metal progresivo e incluso en todo el movimiento grunge. Un inicio de álbum realmente majestuoso, solo como King Crimson lo puede lograr.
Párrafos anteriores mencioné que uno de las características de este álbum es que posee una perpetua atmósfera oscura, pero sin embargo se generan contraste en cada tema logrando una experiencia única. Es así como después de la brutal y caótica obertura con Red, llega el sublime contraste en Fallen Angel. Esta pieza comienza como una dulce y bella balada que mientras va avanzando nos encontramos con un contraste dentro del mismo tema y es que un tétrico arpegio divide esta pieza en dos, donde el ángel desciende del hermoso cielo hasta el caótico infierno. Una belleza de tema que es acompañado de un oboe por Robin Miller y una corneta por Mark Charig. Fallen Angel tiene una ejecución perfecta de inicio a fin, el uso de crescendos es adecuado y los riffs más pesados logran toda esa atmósfera oscura que tanto se menciona en este trabajo. Un dato curioso que este tema sería el último de King Crimson en poseer una guitarra acústica.
Y uno de los riffs más pesados del álbum lo tenemos al inicio de One More Red Nightmare, lo que uno puede considerar raro es que para el verso utiliza unos riffs funk más alegres, de alguna manera decirlo. A pesar de ser extraño no deja de ser cautivante y un tema que aporta de manera genial en este álbum, además este es el primero de Red que cuenta con Ian McDonald en el saxo alto. Un dato curioso es que la banda thrash técnico-progresivo Realm en su álbum Suiciety —en su versión del 2006— interpretan el tema que, si bien no logra ser tan genial como la pieza original— logra ser bastante disfrutable e interesante para todo fan del thrash progresivo.
Cuando hablé de la grabación de Red mencioné que Providence fue grabada en vivo en un teatro de Rhode Islands el 30 de junio de 1974. Esta pieza se convierte en la más lúgubre de todo el álbum, además de ser el punto donde el violín de David Cross tiene la mayor participación. Una improvisación más que majestuosa y superior en grandes creces a la que se encuentra al final de “Moonchild” del álbum debut de la banda.
Cuando uno se pregunta por cuales son los mejores temas dentro del rock progresivo puede mencionar “Tarkus” de ELP, “The Moon in June” de Soft Machine, “Close to the Edge” de Yes, “Supper’s Ready” de Genesis o “A Plague of Lighthouse Keepers” de Van der Graaf Generator, pero un tema que nunca puede faltar es Starless. El tema comienza con un crescendo de teclados que dan lugar a un fraseo de Fripp lleno de sentimiento que logra quebrantar el alma, su vibrato de otro mundo estremece cada uno de tus sentidos, pero el tema recién comienza, la voz de Wetton acompañado de su precisa línea de bajo, la virtuosa batería de jazz de Bruford y el saxofón de Ian McDonald entre versos no puede ser menos que ostentoso. Una sección bastante melancólica, aunque de igual manera muy bella y bastante sinfónica, pero esta toma un giro y las notas limpias en guitarra se hacen presente y muestran un pasaje muy tétrico, la percusión se encarga de crear un ambiente que puede poner nervioso a cualquier y así dar lugar a una de las mejores secciones de jazz en el rock progresivo. El nivel de interpretación y virtuosismo diera a entender que es una gran orquesta de jazz tocando una pieza compuesta por el mismo Buddy Rich, pero no, tenemos a King Crimson haciendo despliegue de técnica y sentimiento en una de las mejores canciones compuestas en la historia de la música.
Es así como una de las etapas más queridas de King Crimson culmina, claro que para 1981 volvería la banda liderada por Robert Fripp, nuevamente con Bill Bruford y ahora acompañado de Tony Levin y Adrian Belew. Un estilo que sería cautivante e innovador mostrando una faceta de ritmos más matemáticos y armonías en dos guitarras, pero siempre se recordará con nostalgia y mucho cariño a la etapa más sinfónica, aquella del mellotrón profundo, del alto saxo entre versos, de ese caótico y jazz. No cabe duda que el nombre de King Crimson no está por nada en la banda, ellos son los reyes y álbumes como Red lo demuestran. Un álbum que es citado por bandas y artistas como Dream Theater, Opeth y Steven Wilson, incluso por artistas no progresivos como es en el caso de Kurt Cobain. No ha de sentirme más feliz por iniciar el año con tal belleza de álbum, en lo personal King Crimson es una de mis bandas favoritas por diferentes motivos y mis dos álbumes favoritos de esta maravillosa agrupación es In the Court of the Crimson King: An Observation by King Crimson y, obviamente, Red.
Por Adrián Céspedes