Disco Inmortal: Led Zeppelin IV (1971)
Atlantic Records, 1971
Si la expresión “disco de antología” tuviese que tener un único representante, este álbum estaría sin duda en la pelea final para quedarse con el puesto. No sólo fue el disco más exitoso en ventas de la banda que definió el hard rock de los ’70, además ha sido reverenciado por los expertos de revistas como The Rolling Stone, Q Magazine y Mojo Magazine entre otras, y aunque generalmente los rankings son un chiste, este disco figura en los primeros lugares de varios de ellos. Incluye temas que rápidamente se convirtieron en emblemas del sonido de la época dorada de la música y entre esos, uno que muy probablemente se queda con el título del himno del rock por excelencia. Un disco que tanto dio que hablar, que hasta el día de hoy se siguen escribiendo y contando leyendas sobre su proceso compositivo. Leyendas que incluyen casas embrujadas, perros muertos, mensajes subliminales, símbolos místicos y un hechicero mítico inglés.
Entre los variados estilos que propone Led Zeppelin en este álbum, el folk rock se hace presente en las canciones “Going to California” y “The Battle of Evermore”. En las dos Page y Paul Jones intercambiándose el protagonismo de la mandolina tan propia del folclor británico y el acompañamiento de la guitarra acústica. Y aunque ambos lucen todo lo aprendido en los años en que eran contratados por grandes bandas, como The Who, para hacer sesiones de grabación, lo que llama más la atención son las letras y las historias que cuentan estas canciones. En particular la segunda, en la cual Plant, con personajes como la Reina de la Luz, el Príncipe de la Paz, el Señor Oscuro y el Dragón de la Oscuridad, relata un poema del bien versus el mal que perfectamente podría haber sido escrito por uno de los elfos que creó el mismo J.R.R. Tolkien.
Es así también como Jimmy, John, Robert y Bonzo imprimen su estilo en el rock & roll de “Misty Mountain Hop” y “Rock and Roll”. La segunda siendo una de las canciones más destacadas del disco, infalible e infaltable en todos los conciertos que daban estos genios en estadios repletos con miles de fanáticos a principios de los ’70, cuando eran apenas unos veinteañeros con el pelo más abajo de los hombros y con vestimentas que parecían sacadas directamente del closet de Elvis. Excelente riff el de Page, excelente cierre el de Bonham… excelente tema el de Led Zeppelin en definitiva.
Y bueno, el resto del disco es básicamente blues rock y hard rock. “Black Dog” da comienzo al álbum con un potente riff que establece el tono del disco. El cover de Kansas Joe McCoy y Memphis Minnie, “When the Levee Breaks” lo termina con la misma fuerza. Y dejando lo mejor para el final, “Stairway to Heaven”. La fama y reputación de este tema es absolutamente transversal al rock. Probablemente sea una de las canciones con más tributos por músicos profesionales y aficionados que haya existido, y con toda la razón del mundo. Armonía, melodía y rítmica en la sincronía más natural e inspiradora que se pueda escuchar. Page es el encargado de iniciar la canción arpegiando esos acordes reconocibles en todo el mundo que tempranamente se acompañan con una flauta traversa y la voz de Plant. Este sonido de balada rockera se mantiene por más de la mitad de la canción, aunque llegado el minuto 4:18 entra la batería de Bonham que si bien se acopla al tempo de balada que sigue teniendo la canción, este se va aumentando muy sutilmente, dando la sensación de expectación de que algo grande se viene. Y, por supuesto, no es otra cosa sino el espectacular solo con el que Jimmy Page deleitó al mundo. Un solo que es simplemente sentimiento traducido al lenguaje de La menor y que está ejecutado a la perfección. Un minuto y algo de las notas perfectas que terminan en el clímax máximo para después dar paso al último riff de la canción, la cual finalmente termina con la voz a capela de Plant cantando “… and she’s buying the stairway to heaven.”
Este es, posiblemente, el disco más representativo del impacto que significó Led Zeppelin y fue con el que los críticos finalmente se cansaron de equivocarse sobre ellos y simplemente tuvieron que rendirse ante la grandeza de la banda. Y si usted aún vive en la desdicha de no haber escuchado nunca a estos genios, este es el disco con el que debería comenzar.
Se pueden seguir escribiendo muchas más líneas sobre la tremenda influencia que significó esta obra musical alrededor del mundo, pero, la redundancia no haría más que restar énfasis.
Por Felipe Pérez L.