Interscope Records / DGC Records / RCA Records, 2009 Dos aprendices, un maestro. Una tarde…
Disco Inmortal: Mastodon – Crack the Skye (2009)
Reprise Records / Sire Records / Relapse Records, 2009
Fue en 2009 cuando el cuarto álbum de estudio de Mastodon se compartió con el mundo. Un disco que representa en esencia el sonido de los norteamericanos y que al igual que su predecesor, el Blood Mountain de 2006, es un trabajo que no escatima en virtuosismo.
Mastodon es de esas bandas, que uno como oyente, con tan sólo escuchar unos cuantos segundos de cualquiera de sus canciones puede decir inmediatamente: “oye, ese es Mastodon, ¿cierto?”. Y es que a estas alturas este cuarteto es casi una institución y unos referentes en lo que respecta al metal progresivo. En este sentido, los cincuenta minutos de Crack the Skye reflejan un momento de maduración en la trayectoria de esta banda.
Un disco conceptual, como todos a los que nos tiene acostumbrados Mastodon; y el progresivo en general. Una obra que nos habla de esa antigua Rusia de los Zares, previo a las revoluciones bolcheviques. Canciones que también se dan el tiempo de hablarnos de viajes astrales, experiencias extracorporales y, por si fuera poco para digerir, a eso le suman a su álbum pasajes donde cantan sobre las teorías de agujeros de gusano del destacado científico Stephen Hawking. Un álbum que puede ser considerado una referencia en el género del metal progresivo. Un género que se inclina a contar historias y a jugar con conceptos filosóficos, científicos, historias de ciencia ficción y a problematizar la experiencia humana más allá de lo cotidiano.
Afirmados de la lógica anterior podemos decir que la apertura del Crack the Skye, con el tema ‘Oblivion’ es una lección de cómo darle inicio a un álbum de metal progresivo. Cuerdas y batería no cesan, en sonidos realmente agradables que van de la mano sin parar con las voces de los integrantes. Un ejemplo que deja de manifiesto el talento e inteligencia musical del cuarteto.
Otra joya que dice presente con fuerzas en este álbum es ‘Quintessence’. Progresivo justo y preciso. Sobrio, si se quiere. Una canción que presenta arreglos de voces interesantes, y uno que otro arreglo electrónico de un sintetizador. En ‘Quintessence’ destaca también el ride de la batería de Brann Dailor, cuyo sonido lleva las riendas de la canción sobre todo en las estrofas antes de los coros. Un baterista que le da identidad y esencia al sonido de Mastodon, y que en este álbum tuvo una maduración como músico al atreverse a cantar por primera vez en la historia de la banda. Una canción cuyo final es realmente inesperado, sacado de un sombrero de mago, puesto que parece ser otro tema completamente diferente y que demuestra la esencia del progresivo; esa facilidad envidiable para realizar cambios de ritmos y armonías, como si nada, y “progresar” a nuevos sonidos en cuestión de segundos.
La canción que le da nombre al álbum es todo un punto aparte. Y decimos esto porque si tuviésemos que recomendar Mastodon a alguna amistad o conocido, ‘Crack the Skye’ sintetiza la identidad de la banda en el amplio sentido de la palabra. Un tema que funciona como una carta de presentación del conjunto; una obra digna y poderosa para comenzar a adentrarse en este grupo y, por qué no, en el género del progresivo. Basta con notar cómo a partir del minuto 4:12 de esta canción da la impresión de que son dos canciones las que suenan al mismo tiempo. Otra lección invaluable de Mastodon. Otra lección invaluable de metal progresivo.
‘The Last Baron’ es la última experiencia sonora de este álbum. Un recorrido de trece minutos cuya energía y virtuosismo deja con ganas de un par de minutos más de canción, al menos. Un cierre potente, con unos últimos segundos que hacen pensar en un telón de teatro luego de una gran obra. Un disco que al menos una vez en la vida debe pasar por nuestros oídos.
Por Cristopher Andrade