Disco Inmortal: Mudvayne – L.D. 50 (2000)

Disco Inmortal: Mudvayne – L.D. 50 (2000)

No-Name / Epic Records, 2000

Corría el año 2000 y el mundo se deslumbraba a través de la serie creada por David Chase y protagonizada por James Gandolfini: The Sopranos, que rompía con todos los éxitos de la televisión en una época donde las series por cable eran las que dominaban y no el streaming, como hoy sucede muy frecuentemente. Deftones, Korn y Limp Bizkit manejaban a su antojo el mundo del nu metal y entre medio de estos reyes casi intocables, hacía su debut Mudvayne, unos tipos maquillados llamativamente, con peinados raros y con un larga duración titulado L.D. 50.

La generación del metal más duro no les agradaba mucho que salieran bandas con una identidad traída del rap y con máscaras de diferente índole a ejercer de manera casi ridícula unas composiciones que eran solo atrayentes para niños que buscaban una alternativa a las bandas pop de aquellos años donde se disputaban el cetro al mejor N’Sync vs. Backstreets Boys y Britney Spears vs. Christina Aguilera.

Mudvayne salió a la luz a través de su técnica, arte, literatura, cinefilia y virtuosismo desde el minuto uno. La canción que abre los fuegos de L.D.50 es “Monolith” una suerte de introducción al estilo de Stanley Kubrick y 2001: Odisea del Espacio a su potente y gran éxito “Dig”. «I would love to beat the face / Of any mother fucker that’s thinkin’ they can change me / White knuckles grip pushing through for the gold / If you’re wantin’ a piece of me I broke the mother fuckin’ mold / I’m drowning in your wake / Shit rubbed in my face / Teething on concrete / Gums bleeding» (“Amaría golpear la cara / De cualquier hijo de puta que crea que pueda cambiarme / Los nudillos blancos me agarran empujándome a través del oro / Si estás esperando algo de mi romperé al hijo de puta su pensamiento / Me estoy ahogando en tu despertar / Mierda frotada en mi cara / Dentición concreta / Encías sangrando»), dice parte la letra del track que sacudió a la crítica y a los oyentes de principios del 2000. Muchos apresurados salieron a comparar de inmediato a la banda fundada por Chad Gray, Greg Tribbett, Shawn Barclay y Matthew McDonought con Slipknot. Incluso, varios no se dieron cuenta que uno de los principales arquitectos de la banda de Iowa estaba detrás de la producción de este LP como es Shawn ‘Clown’ Crahan.

“Internal Primates Forever” varía su estilo entre Kubrick y riffs potentes acompañados de la voz burlona de Chad Gray que dispara líricas rápidas, pero se detiene en ciertos tiempos de la canción para cantar un poco más melódico y dejar a la banda explayarse en sus estilos. “-1 (Clean)” suena más melódica que las composiciones anteriores del disco, pero a mitad de la letra Gray vuelve a la carga con su potente voz, en una canción que está seccionada en lo que llamaron “simbolismo numérico”. “Nothing to Gein” nació de la mezcla de la guitarra de Greg Tribbett, Edward Theodore Gein (asesino estadounidense y ladrón de cuerpos) y, nuevamente, el simbolismo numérico, pues la guitarra de Tribbett hace escalas de cuatro y cinco que sumados hacen nueve y que a la vez es un número que tiene bastantes significados en la numerología , que resultó perfecto para asociarlo a lo que fueron las siniestras incursiones nocturnas de Ed Gein.

En “Death Blooms” resalta, en su gran espectro, el virtuosismo de estos cuatro integrantes que los llevó a ser una banda que había que prestarle más que atención, pues mezclaron de manera bien estructurada sonidos de jazz, con una potente combinación de diferentes estilos del metal y las voces graves y melódicas de Gray. En el video dirigido por uno de los directores predilectos del nu metal y de varias bandas de rock pesado como es Thomas Mignone se ve a la agrupación en un hospital psiquiátrico de Nueva York y una playa de Malibú, donde su protagonista es nada más que la abuela del vocalista, Betty Rae.

L.D. 50 se denomina – en toxicología- a la dosis de una sustancia que resulta mortal para la vida (abreviatura de Dosis Letal 50 %, dosis letal para el 50 % de la población). Este disco, en toda su riqueza, resulta mortífero para el oyente que buscaba algo más sofisticado en una escena que muchas veces deambuló en clichés banales para mantenerse a flote y seguir estando en la rotación constante de videos en MTV. Mudvayne con este trabajo, fueron más allá, se la jugaron (en términos coloquiales) por enriquecer el sonido de una vanguardia que fue muy criticada. Los oriundos de Peoria, Illinois, demostraron que mezclar algo de rock progresivo, groove metal, jazz y hasta blues podría dar resultados elegantes y sofisticados.

«Trabajamos todo el día, y algunos de los ingenieros que teníamos con nosotros literalmente pasaron días sin dormir. Fue muy, muy intenso. No festejamos. Estábamos grabando en Vancouver, pero no pude ver la ciudad, estábamos allí y trabajamos y eso fue todo. Fue muy intenso y Garth (‘GGGarth’ Richardson) manejó un barco muy apretado«, explicó el baterista Matthew McDonough. El trabajo arduo se notó en cada uno de los 17 tracks que están acreditados por los cuatro integrantes (Chad, Greg, Sean, Matthew), llamando profundamente la atención que en varios pasajes del disco se escucharan frases del escritor, filósofo, historiador, etnobotánico y chamán Terence McKenna, quien murió en el transcurso de la grabación del álbum por un tumor cerebral de altísima gravedad.

Sobresalir en una escena dominada por artistas que eran superventas fue un desafío mayúsculo y eso significó bastante sacrificio para la banda. En palabras de su vocalista  Chad Gray hacer el disco “fue una locura. Fue todo sobre el trabajo. Hubo canciones que dejé solo y con las que no me metí hasta que estuvimos en el estudio, lo cual no fue una idea inteligente considerando las limitaciones de tiempo y presupuesto que teníamos. Escribí ‘Pharmaecopia’ y ‘Nothing To Gein’ en nuestra última noche en el estudio, antes de que las cintas fueran enviadas a Nueva York para ser mezcladas. La presión era una locura”.

La demencia de Mudvayne  por prevalecer en esta generación de artistas resultó a pesar de que muchos críticos no han podido establecer su sonido en alguna categoría y solo se limitan a decir que es nu metal o heavy metal. Sin embargo, los mismos especialistas alabaron, a regañadientes, ciertos tópicos del trabajo de esta banda que utilizó mucho de maquillaje y ropas extravagantes para hacerse sentir, sin saber verdaderamente que detrás de sus sonidos estaba su real patrimonio poético y músical, que para la NME y otras revistas especializadas se dignaron a desprestigiar, sacando a relucir, incluso, el folleto de agradecimientos de los miembros de la banda a su familia y amigos.  Argumentos más y menos que no gravitaron detrás de lo que fue la agresiva eufonía de L.D. 50.

Bastián Cifuentes Araya

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *