Disco Inmortal: Type O Negative – October Rust (1996)
Roadrunner, 1996
No hay ni habrá otro personaje como Peter Steele y no hay ni habrá otra banda como Type O Negative, eso está claro antes de empezar a adentrarse en este maravilloso disco, un álbum con venas abiertas sobre la muerte, oscuridad, sexo, humor negro y una singularidad apabullante, en uno de los clásicos de los ’90 que terminó por redefinir el sonido de la banda de Brooklyn, donde poesía oscura y pop podían convivir brutalmente un una especie de reunión prohibida.
Afianzados por el éxito anterior de otra de sus grandes obras, «Bloody Kisses», nuevamente es Roadrunner Records la casa que los consolida para albergar este metal de sintetizadores, doom, melodías shoegaze y todo un concepto, que va desde la forma de escribir, el arte y la puesta en escena que se plasmó en esos noventas, donde Peter Steele era amo y señor, derramando botellas de vino en su cuerpo y representando a la banda de la forma más oscura y vampírica posible.
«Love You To death» es quizás el tema más representativo de su aura, donde jugaba cara a cara con la muerte, tanto así que más de una vez lo asumió entre broma y en serio. Todo en conjunto con el concepto del otoño y sobre todo del sexo en las penumbras, en un lecho mortífero, como motivo esencial, la cuota de sensualidad y decadencia, de muerte y lujuria. El tema es una maravilla llena de coros angelicales y con un cargo a la producción pulida notable. Eso pasa tras las dos intros de carcajadas y frikerios varios.
Hasta con una tipología “neo-rúnica” en su arte y hojas de otoño en su galería fotográfica, vamos avanzando en la fúnebre efervescencia del álbum con canciones como ‘Be My Druidess’, donde el acento pop contrasta con la abrupta decaída hacia el doom y ese extraordinario sonido que acoge a las guitarras, hipnotizante y cautivador, frío pero amigable al mismo tiempo. Es aletargada, como los días de otoño y no es raro ese sonido de pajaritos para dar curso a la oscuramente deliciosa y pseudobeatlesca (sí, hay cierta influencia de ellos en lo de TON) ‘Green Man’.
‘Red Water’ es locura, insanidad, metida en dantescas armonías llenas de grandilocuencia orquestada con órganos de iglesia, contrastando al perfecto con el pop y sensual marcha de ‘My Girlfriend’s Girlfriend’ que le sigue, quizá uno de los hits más reconocidos de esta notable placa y de toda la carrera de la banda, por cierto. La promiscuidad de la lírica y los teclados del importantísimo Josh Silver engalanan esta pieza que te atrapa de cabeza y te hace bailar al mismo tiempo.
Las hojas otoñales siguen cayendo con temas eternos y fríos, pero envolventes y románticamente góticos como ‘Die With Me’ (Chica Quiero morir contigo, En los brazos de uno y otro/Nos ahogaremos en llamas») dice el enamorado Steele que con «October Rust» por cierto plantea una evolución en cuanto a letras de poesía negra, romántica y maldita casi al nivel de Allan Poe. El disco es una cátedra de amor gótico y de un mar de sensaciones de cara a la muerte. El sonido de una cabra da pie a ‘Burnt Flowers Fallen’, otra joya que fusiona un cándido pop con una armonía demasiado encantadora, quizá acá la penetrante voz de Steele pasa a un segundo plano por instantes, lo cual es bastante raro.
El siguiente momento brillante llega con quizá el cover más innovador de un tema de Neil Young, la versionaza de ‘Cinammon Girl’, un tema muy viejo del maestro del folk rock canadiense, llena de simbolismo en cuanto al concepto del álbum, lo de morir eternamente con una bella chica, amarrándose a un otoño eterno, el frio cambio de estación, el paso de algo cálido a algo frío y natural, la muerte en sí misma. ‘Wolf Moon’ despierta pasiones escondidas con un doom caótico y más fiel al sonido de cosas como Moonspell o Paradise Lost, pese a la distancia que siempre impuso TON con este tipo de bandas.
Type O Negative deja un tremendo clásico con este descanso otoñal y la mayor fortaleza para afianzarlo en su sonido único, llena de un concepto sombrío, que a fin de cuentas tiene muchos aspectos atractivos, pues el leit motiv de Steele en su esencia misma ha sido el enigma de la muerte, algo que querámoslo o no, es un tema demasiado interesante para no abordar, en este caso, como lo expone, de la forma musical y poética mejor representada.