Disco Inmortal: Pearl Jam – Vitalogy (1994)
Epic Records, 1994
La historia del rock nos ha demostrado que de los procesos tensos salen grandes cosas. Ejemplos lo transparentan como el genial «Let It Be» de The Beatles grabado en medio de claras disputas de egos en lo que sería casi el epílogo de la banda de Liverpool o «The End of The Century» de los Ramones, en que hasta el lunático productor Phil Spector amenazó con un arma a Johnny Ramone, en lo que fue una de las sesiones más extenuantes de la historia del rock. El caso de Pearl Jam con «Vitalogy» no quedó para nada de exento de este tipo de tensiones, pero tales como los clásicos álbumes mencionados logró salir airoso y claramente es considerado hoy como uno de los mejores álbumes de la discografía de los mosqueteros de Seattle.
Fue un momento algo opaco para uno de los pilares fundamentales de la banda como Stone Gossard, hombre que fue partícipe de generosos aportes para los aclamados dos primeros álbumes del conjunto, «Ten » y «Vs», pero esta vez no se encontró mucho con la animosidad de ser el «que llevara la batuta» en términos de composición, por lo cual es aquí donde entra el buen Eddie Vedder al rescate de su banda y del disco, revelándose ya completamente como un artista y genio, siendo el principal compositor y generador de ideas para el disco de la portada negra.
Y claro, la portada, el empaque, el diseño de este gran álbum diría mucho de él y del concepto ideado, un disco que estaba influenciado por “el estudio del ser vivo”, los finales de ciclos, el comportamiento humano y las distintas formas de supervivencia que tiene un individuo al afrontarlos. La idea del libro tenía su razón de ser, ya que estaba inspirado en un libro de medicina de los años 1920 que Vedder encontró en una tienda de antiguedades y que, por cierto, tenía todo un mundo aparte por descubrir, como mensajes escritos que no eran parte del mismo disco, como poemas oscuros en la página de «Aye Davanita» y en otros casos ni siquiera hay letras en las páginas correspondientes, en recambio de imágenes de torturas antiguas, procesos medicinales retrógrados y hasta un diente de Eddie Vedder bajo el lente de una máquina de rayos X aparece. Es un submundo para descubrir, Pearl Jam además manteniendo así ese carácter muy original al momento de hacer arte en sus discos.
Estrictamente en la música ya podemos dar cuenta de un cierto ímpetu experimental, desde la apertura con esa cosa media garage-jazz que precede a ‘Last Exit’ hasta su descarriado cierre lleno de sonidos y experimentación, conversaciones de locos de manicomio (reales) y con una cantidad de minutaje extensa. Fue impactante, era la ‘Revolution #9 ‘ de The Beatles en su mejor versión noventera. También esta cosa punk directa, al hueso, fulminante, nos inunda con los sendos riffs y potencia de ‘Spin The Black Circle’, la oda al vinilo por excelencia del rock, con la ambigüedad de ser un tema referencia a las drogas, como para ir anticipándose a lo que nos quiere entregar ‘Not For You’, uno de los temas del disco con esa certera letra: «Restless soul, enjoy your youth», un tema crudo, directo, frío y agresivo, pero de un espíritu tremendo. La lucha interna de ellos mismos de ser partes de la comercialización y de la explotación de grandes empresas, hablando a la juventud, un tema representativo y contestatario, recordemos que por estos días también apareció el litigio contra Ticketmaster, hecho que los marcó profundamente. En esta época la banda asumió una postura anti comercial y en muchos pasajes del disco se retrata la lucha interna contra la exposición mediática y el hecho de ser considerados una banda tan mainstream, quizá la más de la cuaterna dorada de Seattle.
Esta especie de vitalogía sigue con canciones tremendas que se logró despachar la banda para esta nueva etapa de su carrera: ‘Tremor Christ’, ‘Whipping’, ‘Nothingman’, ‘Corduroy’, éstas cuatro y también sumándole ‘Satan’s Bed’ e ‘Inmortality’ (que es un caso aparte por lo demás), concluyen más o menos en algo similar, con esta especie de concepto de ciclos de vida y del sufrimiento potenciado por torpezas y cambios radicales, ‘Nothingman’ habla de un mea culpa por el hecho de haber echado a perder una relación sentimental, ‘Corduroy’ expone de forma muy íntima y algo ambigua nuevamente el tema de pasar de ser personas comunes a estrellas del rock o ‘Whipping’, que está puesta en exposición en cuanto al tema de la protesta y petición que se le hizo en ese momento a Bill Clinton contra el tema del aborto.
En este proceso otro factor fundamental para lo que significó la hechura del álbum fue la figura de Kurt Cobain en Pearl Jam, el líder de Nirvana murió en pleno proceso de composición de este disco, y claramente marcó un momento muy triste para los miembros de la agrupación, la admiración era clara: los dichos de Cobain en contra de Pearl Jam fueron tan decidores para la banda un par de años atrás que McCready, Vedder y cía. se cuestionaron si realmente lo que estaban haciendo estaba bien. Más tarde Cobain se retractaría de sus dichos eso sí e incluso terminaron en una especie de admiración mutua con Vedder. Se habla que ‘Inmortality’-que habla del tema de la muerte irrefutable- estaría dedicada al rubio músico, pero la verdad es que había sido compuesta antes, eso sí, qué gran significado cobró cuando el desgraciado hecho del cantante de Nirvana ocurrió.
La experimentación y locura que ya expusimos con «Hey Foxymophandlemama, That’s Me» , podríamos perfectamente unirla con «Aye Davanita», con esta cosa algo sicodélica, que sirve como interludio, al igual que ‘Bugs’, con el acordeón como principal arma y la divagación de un hombre algo como de loco de la calle hablando que tiene insectos por todos lados del cuerpo. Eso, entremedio de tanto sonido más crudo hacía de este álbum algo misterioso inclusive. Por otra parte, quizá este fue EL disco de Pearl Jam donde los solos de guitarra y ese factor hendrixiano queda de lado, por lo cual este álbum claramente se desmarca de las dos primeras incursiones del quinteto, incluso ya empezando a dar la pauta de lo que pasaría más adelante: dejar de ser una banda tan inmersa dentro del segmento del «grunge», a simplemente convertirse en una banda de rock.
Sin ser un álbum conceptual «Vitalogy» si reúne elementos para un concepto bien ideado, la salida de Dave Abbruzzese en la batería marcó el proceso del disco y es cuando entra en acción Jack Irons (quien incluso alcanzó a grabar la batería en «Hey Foxymophandlemama, That’s Me») hecho que le cambió la cara al conjunto en un momento de mucha presión interna y externa. La gran gracia de «Vitalogy» es que tiene vida propia, representa el momento que pasaba la banda de una forma muy honesta, en el momento de más presión liberan la rabia a través de canciones y temas dedicados a su resistencia a la comercialización y al hecho de sentirse «vendidos», PJ siempre ha luchado con eso, también las temáticas, su singular diseño y su característico sonido jamás fue de alguna forma igualado en algún otro álbum venidero de la banda. Raya para la suma que claramente lo cataloga de inmortal e imprescindible para el rock de nuestros tiempos.
Por Patricio Avendaño R.