Disco Inmortal: Pink Floyd – The Wall (1979)
Harvest Records, 1979
Si alguien me preguntara cual es el mejor disco de la historia del rock sin duda que pensaría en éste como una de las mejores opciones. Desde muchos puntos de vista esta obra magna de Pink Floyd se hace acreedora de esa distinción y por muchos motivos.
Primero que todo hablemos que es un álbum conceptual, que era algo que Pink Floyd ya había probado con su otra gran obra como es The Dark Side of the Moon (1973), aunque en ese caso pese a que había una idea central que primaba en el disco, no hablaba de un personaje singular como lo es la figura de Pink en The Wall.
Y es que esta historia envuelve a un personaje a partir del trauma de haber perdido a su padre en la Segunda Guerra Mundial, como punta de lanza solamente de otros motivos devastadores emocionalmente que llevan a esta estrella de rock a construir su propio muro para así enajenarse de toda la sociedad que lo rodea.
La entrada con ‘In the Flesh?’ es prácticamente espectacular, acá la letra es cortante de cuajo y refleja un claro ejemplo de la propia realidad del mismo Roger Waters, esos riffs totalmente épicos hacen de una gran entrada para el disco, el avión del padre del personaje de la historia estrellándose y el llanto del bebé que queda huérfano al finalizar la historia así lo dejan en claro, y lo cual en ‘The Thin Ice’ se va a reflejar más aún desde la perspectiva del niño.
La idea de esta construcción de muro empieza a llegar con ‘Another Brick in the Wall’ que como su nombre lo indica empezó a constituir que cada trauma o carencia del pequeño Pink iba ser «otro ladrillo más en el muro».
‘The Happiest Days od Our Lives’, es la siguiente canción en que hay un preludio que lleva a la segunda parte de ‘Another Brick in the Wall’, uno de sus clásicos más reconocidos en su historia y que refleja la violencia usada por los profesores en las escuelas e internados, donde lo que preponderaba era la disciplina por sobre la educación, nuevamente Pink siendo el alter ego de las vivencias reales del propio Roger Waters.
La siguiente etapa que terminaría por causar esta especie de aislamiento para Pink sería la sobreprotección de su madre, en una hermosa canción basada en guitarras acústicas y un emocionante solo de guitarra, hablamos de ‘Mother’, uno de los momentos más brillantes del álbum.
Para ‘Goodbye Blue Sky’ nuevamente está el contexto de la guerra y de los aviones de combate expuesto, pero esta vez desde el punto de vista de la inocencia de un niño, pero también a sabiendas que ellos son víctimas de esta misma quiéranlo o no. A pesar que entra con unas acústicas guitarras, la melodía y la forma de cantar de Waters es un poco angustiante e intensa.
En ‘Empty Spaces’ ya estamos dando el salto con Pink adulto y casado, pero con muchos problemas en su matrimonio, problema que le causa este muro a medio construir que ya lleva con el paso de los años, esta es la clásica parte del animé donde empiezan a aparecer alucinantes imágenes de una flor copulando con otra o imágenes de violencia extrema.
Lo siguiente llega con ‘Young Lust’, una canción que habla de la lujuria y los problemas que conlleva en el personaje ser una estrella de rock, donde Pink se da cuenta que su esposa lo ha engañado después de todo el tiempo que ha estado de gira y lo cual provoca otro «ladrillo» más en el muro que ya para esta parte está muy próximo a construirse. La canción tiene esa esencia lúdica que propone, mayoritariamente cantada por David Gilmour y con exquisitos solos de guitarra.
En ‘One of my Turns’ llega el momento en que Pink explota, estando con una groupie en una habitación, recurre a la violencia para atormentar a esta pobre chica, las imágenes de su esposa y su vista pegada en la TV viendo una película de guerra anteceden a estos hechos. En ‘Don’t Leave Me Now’ llega el grito desesperado de Pink antes de la llegada del muro mental en la historia.
Ya con ‘Another Brick in the Wall’ (Parte III) , el muro se completa dejando totalmente alienado a Pink, y con ‘Goodbye Cruel World’, como su nombre lo dice, se despide de la humanidad para empezar su etapa de locura. Es el fin del disco 1.
Disco 2:
Abre con la hermosa ‘Hey You’, la cual quedó fuera de la película, aquí Gilmour y Waters comparten créditos para una canción totalmente melódica que se desvanece al final con un fade out, en un sello distintivo de Pink Floyd que ha sido muy utilizado por generaciones posteriores.
La sicótica ‘Is There Anybody Out There’ prosigue la historia de Pink, ya con el muro construido, es la parte de la película donde se afeita el pecho, rebanándose los pezones, las cejas y momento claro de la locura que estaba sumergiendo a Pink y también guiño a la figura de Syd Barret, que notoriamente influyó en este personaje y en toda la historia de The Wall.
La bella y dramática ‘Nobody Home’ es lo que sigue, donde se da cuenta del personaje rodeado de artefactos y cosas materiales pero sin nadie alrededor. Los pianos que se utilizan acá están al borde de lo sublime y la ejecución vocal de Waters increíble, este fue el último tema que se compuso para la placa, haberlo dejado fuera habría sido una torpeza, como se pensó en algún momento.
Con ‘Vera’ y ‘Bring the Boys Back Home’ vuelven los recuerdos de guerra pero ya inmersos dentro de la encerrada mente de este Pink. Ambas canciones preceden a ‘Comfortably Numb’ , la cual claramente habla de las drogas y del alivio del dolor y la depresión gracias a éstas. Esta es la canción de Pink Floyd en la que Gilmour se acredita el hecho de tener uno de los mejores solos de guitarra de toda la historia, una belleza de canción, tanto en su lírica como en su melodía y clímax.
Luego llega ‘The Show Must Go On’, otra bella joya que antecede a la versión de ‘In the Flesh’, la misma entrada de la primera del disco pero con otros arreglos y la inclusión de otros coros y esta vez con un Pink, que víctima de sus propias alucinaciones aparece convertido en un líder fascista, y quien trata de asimilar la idea de ser un dictador en pleno discurso político con ser una estrella de rock, incitando así a sus seguidores a condenar y perseguir a los judíos, homosexuales y vagabundos.
Justamente ‘Run Like Hell’, es la que sigue y hace de banda sonora de esta persecución, un tema con todo el sello pinkfloydiano y con los gritos de Waters jugando con el coro repetitivo de Gilmour.
El delirio continúa con ‘Waiting for the Worms’, aquí es donde se despliega toda la imaginería pseudonazi con los martillos cruzados y haciendo alusiones a las cámaras de gases de la Alemania Nazi, finalmente llega la abrupta entrada de ‘Stop’ que termina con toda esta pesadilla fascista y que da paso al propio juicio que Pink está dispuesto a imponerse para decidir su permanencia tras el muro.
Los arreglos de ‘The Trial’, la canción que representa todo esto son espectaculares, hay coros de distinta índole por varios lados, dándole un efecto totalmente teatral, sobre todo a la voz del juez, quien es implacable y donde finalmente esta corte decide que Pink, al haber sido sorprendido «mostrando sentimientos» es condenado a salir de este muro y exponerse a sus propios pares como castigo. La frase ¡Tear down the Wall! se deja clamar por una multitud y el muro se derriba.
Lo que sigue es la apaciguada ‘Outside the Wall’, la cual deja la historia hasta ahí sin contar mayores detalles de lo que sucede con Pink, que a ciencia cierta supuestamente logró derribar el muro, aunque las últimas frases de esta canción se van a unir con las primeras del disco en ‘In the Flesh? «Isn’t This Where» y «We Came In? (es decir «No es aquí…donde nosotros entramos?) realizando así la vuelta cíclica y dejando la sensación que toda la historia de Pink con el muro va a a volver a suceder una y otra vez.
Es el fin de una gran obra, musical y artísticamente impresionante, que se ha montado con un concierto increíble con apoyos audiovisuales y efectos de lujo. La película de 1980 es totalmente preponderante al momento de entender toda esta historia, un concepto que se basa en los traumas del propio ser humano y que en planos musicales nos ha dejado las mejores piezas de esta gran banda llamada Pink Floyd. No podíamos dejarlo fuera de nuestra revisión de nuestros mejores discos de la historia del rock , por ningún motivo.
Patricio Avendaño R.
HERMOSO