Disco Inmortal: Queens of the Stone Age – Rated R (2000)
Interscope Records, 2000
Muchos años han pasado desde que este disco salió al mercado, posicionando a Queens of the Stone Age como una de las bandas influyentes del rock de los últimos 20 años. En ese momento no se podía dimensionar aquello, pero hoy, solo habría que imaginar un mundo sin Josh Homme para concluir que eso hubiere significado la no existencia de Kyuss, ni la de Queens of the Stone Age y la de otras bandas posteriores que bebieron de la influencia y talento de este gran músico; Foo Fighters, Arctic Monkeys y proyectos como Eagles of Death Metal y Them Crooked Vultures no serían lo que son. Josh Homme ya es un imponente miembro de la raza privilegiada del rock, pero para lograrlo trabajó duro para lograr encender las alarmas con el homónimo de QOTSA, en 1998, y terminar de llevar a su banda al podio selecto del rock con “Rated-R”, el disco que hoy nos ocupa como un inmortal.
Con Nick Lucero a la batería y el alborotador Nick Oliveri al bajo, “Rated-R” es la primera gran obra de QOTSA al reunir un cántico salido del hard rock más puro de los ’70, que despide devoción a Led Zeppelin y Cream, pero que también viaja al rock progresivo y rescata lo más salvaje del punk. Este avance significó una profunda conversión, porque fue una despedida de su apego al stoner para facturar un disco más variado en sonidos pero que, además, se graduaría de sucio y lascivo ante la opinión especializada.
Convengamos en que este brillante resultado no habría sido posible sin la colaboración de invitados muy relevantes, algo que sería una tónica en la carrera posterior de la banda. Rob Halford, de Judas Priest, Chriss Gross, Mark Lanegan, LA voz sobreviviente del grunge y otros, ayudaron a pulir este diamante llamado “Rated-R”, el cual abre con una patada a la cara. “Feel Good Hit of the Summer” es un himno descorazonado y que le dio al álbum ese olor a peligro, ese carácter desvergonzado. La repetición viciosa y enfermiza del coro “Nicotine, Valium, Vicodin, Marijuana, Ecstasy and Alcohol” no enturbiaron la vena poética de Homme, por el contrario, causó tal impacto que este tema se graduó de imperdible dentro de la discografía de la banda. Variando el tono, aparece el pop majadero de “The Lost Art of Keeping a Secret”, el cual baja las revoluciones y nos presenta a un Josh mucho mejor al micrófono; el tema fue todo un éxito. “Leg of Lamb” y su interesante variación al funky, mientras que los medios tiempos armoniosos de “Auto Pilot” son los mejores momentos de este trabajo. Aquí, Oliveri toma la labor vocal mientras que Homme se ocupa de las cuerdas y la batería. Mark Lanegan participa en labor más secundaria, acompañando a Oliveri en este lucimiento sentido y emotivo. “In the Fade” sigue el mismo camino, pero con la voz de Lanegan liderando el discurso de los californianos. Conmovedora como ella sola, tiene mucho aire alternativo y se le escapa el sentimiento en cada acorde. Es tremenda. Estos momentos son de los más destellantes.
Apoyado por la lúcida colaboración de Mark Lanegan, Oliveri desata el punk en “Quick and to the Pointless” y “Tension Head”, mientras que “Better Living Through Chemistry” nos permite beber un buen trago de psicodelia. Este tema es poesía en su lírica y, musicalmente, son 6 minutos de gigante desarrollo instrumental que le dan una tonalidad oscura y turbia. Sublime. “Monsters in the Parasol” es mucho más animada pero igual mantiene ese touch demencial, especialmente en el estribillo pues las guitarras transmiten mucha intranquilidad. La maravillosa belleza de “Lightning Song” y la definitiva “I Think I Lost My Headache”, son las movidas finales de Homme para asestar un jaque mate, un todo o nada perfecto para el clímax de “Rated R”; estas composiciones juntan cada elemento presente en el disco y lo sellan con tal claridad que quedamos extasiados de la propuesta.
Desesperanzador, complejo y ecléctico. “Rated-R” permitió la experimentación con el sonido de las guitarras constituyendo un momento rompedor, transgresor, y que marcaría una línea para el sonido que vendría en décadas venideras. “Rated-R” fue influencia para el futuro y allí radica su relevancia, al tiempo que encumbró a Josh Homme a la categoría de creador imprescindible y letrista poético. Este disco fue una hoja en blanco sobre la cual escribió su propio lenguaje, sin dejar de mencionar el poder estratosférico del bajo de Oliveri como condimento imprescindible a la hora de marcar el camino musical que iniciaba Queens of the Stone Age, el cual sería refrendado hasta el hartazgo dos años después, con el excepcional “Songs for the Deaf”.
Macarena Polanco G.