Disco Inmortal: Rekiem – Apgar:0 (2001)
Sónica Records, 2001
Sácame el dedo de la boca, fascista
No me verás caer en tus mentiras, clasistas
Cínico Opus Dei la puta que te parió
No me tendrás de rodillas ni ante ti, ni ante tu dios.
El metal alternativo de la segunda mitad de los 90 no fue más que el portador del mensaje que la juventud estadounidense, de las postrimerías del siglo XX, tenía que gritarle al mundo. Fueron los últimos vestigios de la Generación X, quejándose por conflictos con los padres, bullying escolar (Korn), crisis existenciales que dieron pie a reflexiones un poco más profundas (Deftones), rabia mezclada con aburrimiento (Slipknot). Rabia canalizada a través de una música que tomaba elementos del metal y los mezclaba con cualquier cosa: funk, rap, new wave, gótico, electrónica, salsa. Mestizaje musical y diversidad de mensajes en su máximo esplendor, en un estilo no acostumbrado a impurezas. Por lo mismo, nunca estuvo clara su etiqueta, y también, como buen mestizo, nunca fue reconocido por los más puristas del metal, por un lado, ni de la música alternativa, por otro.
Más allá de esto, todas estas bandas pertenecen a un imaginario común, manejaban códigos estéticos similares, y el mensaje que traía cada una de sus canciones compartía más de una semejanza. ¿Qué era lo que causaba rabia por entonces entre los jóvenes norteamericanos? En general, el motivo del enojo era más bien personal. Lo que causaba rabia no estaba ahí afuera, no era una preocupación social, sino que estaba adentro, en los conflictos psicológicos, en la pena por temas personales pendientes y no resueltos. De esta tendencia muy pocas bandas de esa generación escaparon, como System of a Down y Rage Against the Machine, que decidieron ocupar la canción como método de protesta política. Toda esto es relevante para entender el peso que un disco como Apgar:0 tiene en la discografía rockera chilena.
En Chile, el metal alternativo aterrizó con fuerza gracias a lo que estaba ocurriendo afuera, y el fuerte apoyo de los medios de comunicación. No obstante, tomó una forma distinta. Se dio una mixtura entre un tono existencial y depresivo ante conflictos internos, con cuentas pendientes con la realidad socio-política chilena. Eso que en Estados Unidos aparecía por carriles distintos, en Chile hubo una banda que lo fusionó, dando vida a uno de los discos más intensos del rock nacional.
Apgar:0 de Rekiem desborda rabia a la hora de hablar de la dictadura y sus herederos post plebiscito, no hay nada más directo, pero también bien escrito, bien pensado y entretenido de principio a fin. Asimismo, a la hora de hablar de temas personales, es más visceral que nadie. La dualidad aparece en la portada. Por una parte, fotos de Ricardo Claro, Raúl Hasbún, y Pablo Longueira, entre otros, los chicos malos de la derecha y los poderes fácticos en los años 90. Por otro, gran parte de la portada tiene el dibujo de un hombre colgado, muerto. El suicidio sin tapujos ni metáforas.
La dualidad está, claramente, en el contenido. Por una parte, las letras hablan de política, de “fuego en tu bandera” (‘Traga’), de “Viva el lunes, viva el cambio y la concha de tu madre” (‘M.L.C.A.E.’), de “¿Quién es el que censura, el que castiga, el que prohíbe, y decide por ti lo que es bueno? El cerdo Claro, más bien oscuro” (‘Claroscuro’). Pero también hablan de temas (muy) personales. “Abriste mis ojos con solo respirar”, le dice Julián Durney a su hija en ‘Martina’. “Droga fuerte, aun mejor, el dolor se va, sin vergüenza, ni conciencia, me entrego a volar en mi interior, encerrado, ya no soy libre” dice en ‘Novocaína’, en un triste y sofocante relato de drogadicción.
Peor que yo
No hay nadie
Lo sé.
(‘No Respires’)
Con respecto a su sonido no hay dudas. Apgar:0 es un disco de nu metal de la cepa más pura, si puede decirse eso de algún disco que cultiva el estilo. Sin doble interpretación: 12 mazazos en la cabeza, en base a guitarras muy a la Page Hamilton, con sonido sucio y poco pulcro, pero brutal. Por su parte, los guturales y melodías vocales de Gino Fuenzalida alternan de un modo que recuerda mucho al Chino Moreno de los tiempos de Adrenaline.
La superposición entre el relato personal y el mensaje político funciona a la perfección, y hace de Apgar:0 uno de los discos más intensos que existen en el rock chileno. Un grito que no se detiene, una obra maestra del nu metal de manos de Julián Durney, su guitarrista y compositor principal. Uno que no pudo seguir con su vida, pero que dejó un legado que siempre, de cuando en cuando, merece ser recordado como uno de los grandes del rock chileno.
Por Felipe Godoy Ossa
Aguante Rekiem CTM! Que letras tan contingentes en estos tiempos turbulentos de estallido social donde todavia gobiernan estas lacras de la centroizquierda y derecha con su putrefacto legado de la dictadura, ejercida por un esperpento culiado inmoral con sus manos manchadas con sangre