Disco Inmortal: The Clash (1977)
CBS Records, 1977
Qué gran año fue 1977 para Inglaterra y para el punk. Este año vio nacer dos de los discos más emblemáticos y definitivos de la primera ola de punk rock hecho y derecho que se desataría en la isla, el «Nevermind the Bollocks» de los Sex Pistols y este gran debut de The Clash, que tuvo en forma varias similitudes con aquel icónico álbum de los Pistols (con quienes giraban juntos en ese entonces), pero que en fondo hurgaba mucho más acerca de la crítica social y el análisis de lo que pasaba en UK y en el mundo.
En comparación The Clash tenía mucho más que decir acerca del descontento social y político. Mientras que Pistols invocaba a la anarquía atorándose en ello sin mayores ideas, solo furia y mugre, The Clash eran más «correctos» y socialmente conscientes, pero no por eso bajaban unos puños en alto que abogaban por la falta de justicia y reclamaban la abundancia de pobreza por el bien de la revolución. The Clash resumió una imagen del momento, cómo era ser joven en Londres en la década de 1970. «Career Opportunities» reflejaba el desaliento y la falta de oportunidad laboral, las mentiras del estado: («Every job they offer you is to keep you out the dock/Career opportunities, the ones that never knock») o «Garageland» simplemente celebra estar en una banda y creer fehacientemente que tu vida es eso.
La portada icónica lo refleja, tres forajidos dispuestos a cantar sobre su mirada outsider y subversiva: Joe Strummer, Mick Jones, Paul Simonon, y el obviado Terry Chimes (quien no aparece en la portada, por cierto al ser sustituido antes de la edición) pasaron la mayor parte del tiempo en los bares y en los rascacielos del oeste de Londres cuando grabaron este disco. Y era lo que pasaban: enfrentamientos con la policía, enfrentamientos entre blancos y negros, enfrentamientos entre sí. No solo Estados Unidos vivió la segregación racial. «White Riot» ejemplifica aquello y la vivencia real de los violentos disturbios sucedidos en los carnavales de Notting Hill de 1976.
Firmaron con CBS y este debut se grabó rápidamente. La crítica abierta a EE.UU. y toda su idiosincrasia con «I’m So Bored With the USA» fue aplastante al principio, sin embargo, en las giras a la propia nación imperialista fue abrazada por los punk rockers, y la banda tuvo los cojones de abrir sus conciertos en Estados Unidos con la pista dejando momentos de antología en sus shows.
The Clash sonaba muy punk en este disco, pero también desde un inicio dio algunas pistas de lo que se convertirían: una banda con distintas influencias musicales; los ritmos rockabilly de Joe, la adulación de Mick por los Stones, Mott the Hoople o The Faces o el reggae nacido en Brixton de Paul Simonon, es lo que obtenemos en un registro que se abre sutilmente cuando quiere hacerlo.
Canciones como la entrañable «Janie Jones», la declaradora de principios de «Clash City Rockers» o los coros clásicos del punk como «London Burning» llenaban una especie de lista de himnos el tracklist, además cuenta con un cúmulo de riffs y forma de hacer música que ha sido emulada, plagiada y releída por cuantiosas bandas a través de la historia. El punto de referencia es claro y el inicio de una leyenda, todo un hecho.
Por Patricio Avendaño R.