Disco Inmortal : White Zombie – Astro Creep: 2000 – Songs of Love, Destruction and Other Synthetic Delusions of the Electric Head (1995)
Geffen, 1995
Quizá tan bizarra como toda la masa que envuelve «Astro Creep: 2000” es la historia de White Zombie, una banda que inicialmente apuntaba su sonido a un noise descalibrado y sin mayor consistencia, pero que supo doblarle la mano al destino y a su música y convertirse en unos íconos del groove metal y del industrial, y dicho sea de paso, para la música de los noventa, y para ello este disco iba ser profundamente importante, no tan sólo por el hecho de ser un imprescindible en aquel estilo empapado de máquinas, sino que también nos dejaba claro que el heavy metal podía ser absolutamente bailable cuando se hacía inteligentemente y dentro de un divertido concepto.
Es un real acierto, y nuevamente la banda recurre a prácticamente todos sus recursos para potenciar un selecto ramillete de canciones notables, con la impronta siniestra de siempre, pero esta vez demostrando un estilo en cada una de ellas casi insuperable, con un poder al máximo; y como no podía ser de otra forma, un sinfín de recortes de películas del cine B muy bien insertadas y referencias de éstas mismas gentileza del amo y señor del cine de culto Rob Zombie.
Y sí, es Rob Zombie el que nos deleita en este aspecto, aunque lo curioso es que la composición musical pasa por los demás integrantes, hablamos de la trabajólica bajista Sean Yseult, el guitarrista Jay Yuenger y en este caso la importante incorporación en batería de John Tempesta, el hombre de Testament y Exodus, lógicamente de raíces thrash pero que estaba experimentando en algo super novedoso para él como era este sonido Zombie. Tanto fue así que se quedó acompañando mucho después a Rob Zombie en su carrera en solitario.
Es un disco volador de cráneo de principio a fin, su entrada es realmente espectacular con la maléfica frase entrando: “Perhaps you had better start from the beginning», extraída de la película The Curse of Frankenstein de 1957; en ‘Electric Head Pt. 1 (The Agony)’ las percusiones de Tempesta empiezan a desayunar con bastante hambre bajo una lluvia de riffs y máquinas hipnotizantes y el poder de los riffs es simplemente abrumador. ‘Super Charger Heaven’ reconfirma con un metal taquillero, al grano, muy rocanrolero, un segundo gancho perfecto, con pedazos de vociferaciones de papas y entidades católicas en latín y con la bella Sean Yseult por ahí como siempre aportando con gritos y gemidos. Canciones como ‘Electric head Pt. 2’ (una como para salir saltando en clave trance industrial) y la que cae casi como himno de lo que representa la banda como ‘I, Zombie’ (jugando claramente con I, Robot, la célebre novela de robótica Isaac Asimov) quedan dentro de lo más pichanguero y accesible del álbum.
El experimento y la Real solución #9 puede ser lo más industrialoide que se le escucha a este disco, acá con reminiscencias a los miembros de la secta Manson y a las últimas palabras esgrimidas por Sharon Tate (“I’m Already Dead”), la célebre víctima de aquella «familia» que cometió asesinatos en serie en los 60’s, para dar paso a la ondera “More Human Than Human” primer single y una de las más celebradas canciones de los neoyorkinos, que a su vez también tiene su influencia en la distopías que ofrece la película Blade Runner, donde los humanos eran replicados artificialmente.
El disco es eso, tal como en su también notable antecesor “La Sexorcisto: Devil Music Vol. 1”, donde hay un collage de toda esta cosa apocalíptica, fantástica, surrealista que adorna cada rincón del disco con reminiscencias a películas de culto. Por ejemplo: “Grease Paint and Monkey Brains”, con frases de la favorita de Rob “Dawn of the Dead” de zombies de 1978, un tema candente, brutalísimo en su vocalización, que acompañado de los sintetizadores recorre estos parámetros siniestros que se nutre toda la placa. El final del disco nos retuerce en algo muy bizarro: ‘Blur the Technicolor’, con estas percusiones tribales que esperan a unos riffs demoledores y a esta forma de rapear que quizá encontró a uno de los mejores momentos vocales a Rob Zombie. El tema final con ‘Blood, Milk and Sky’ sólo sella de gran forma esta película de horror sonante, con un poder y peso supremo en las guitarras y con toda la mística como para ofrecer más aún, un tema escondido que era algo tan clásico en los discos de esta estirpe por esos años.
El Astro Creep: 2000 es una ingeniosa obra que caracteriza al metal industrial noventero, si bien Ministry y Marilyn Manson iban caminando cada uno por su lado y de formas bastante interesantes, White Zombie gracias a su concepto e ingenio al momento de armar sus canciones en este disco se quedó claramente con un inmortal de la década, del estilo y de la historia del rock.
Por Patricio Avendaño R.