«Black Sunday»: la rebelión callejera de Cypress Hill
Ruffhouse Records / Columbia, 1993
Cuando Cypress Hill tocó «Insane in the Brain» en Woodstock ’94, inundó el ambiente de tal locura y frenesí que no era difícil percibir que venían páginas gloriosas por escribir. En aquel vilipendiado evento, Dj Muggs, Eric Bobo, Sen Dog y B-Real, impresionaron a la multitud a pesar de tener solo dos álbumes editados, y cuyo repertorio se basaba, prácticamente, en canciones del disco «Black Sunday», trabajo que les abrió las puertas para entrar en la historia del hip hop, pues en él dejaron grabado un sello único para un movimiento que tomaba fuerza en un Estados Unidos superado por la violencia racial, la que sería caldo de cultivo para las letras del género y que fueron enarboladas por estas bandas, simulando una especie de resistencia. En ese contexto, «Black Sunday» marcó el estilo del grupo y ubicó su sonido dentro de una corriente oscura, con pizcas latinas, lo que ayudó a crearles una identidad fuera de lo común. De la mano de este trabajo, Cypress Hill teñiría las calles de una atmósfera densa en la reflexión, mientras que las radios serían invadidas por un nuevo ritmo.
«I Wanna Get High» es el inicio que marcaría los elementos notables que cruzarían toda la producción: voces distintas pero equilibradas y un bajo contundente, el cual acentuaría la profundidad de las letras. Todas las pistas van más allá en la fusión hip hop-latino, siendo «Insane in the Brain» la insignia del álbum. Ese rapeo nasal, que contrasta tan bien con el de Dog, más duro y arisco, hizo un distintivo balance que permitía seguirlos sin cansancio. Igual de significativa fue el instrumental «Lock Down», donde continuaron los experimentos de sonido, mientras que el bajo despidió su furia en los acordes perfectos de «Lick a Shot». Por otro lado, están las sensaciones de un piano extraño pero afiatado, en «Break’ Em Off», y el ritmo opresivo de la maníaca «Cock the Hammer», el que se las arregló para sonar falsamente dulce en «Hits from the Bong», «Legalize It» y «What Go Around Come Around, Kid»; en éstos, la velocidad en bajada tranquilizaba la ira del mensaje, pero el ritmo se distinguió por ser fascinante.
Cypress Hill jugó sus cartas en plena era de la subversión y «Black Sunday» fue su as para asestar un golpe certero. Quizás, la estructura de las letras pudiera ser reiterativa y los estribillos se vuelven algo aburridos cuando llegas a la segunda mitad del disco (levemente inferior a los primeros temas), pero en la suma y resta «Black Sunday» sigue siendo un álbum de excelente desempeño, con 43 minutos de deleite para el que gusta del buen hip hop.
La carátula también muestra un estilo oscuro: Una colina llena de tumbas, rematada por un árbol deshojado, un cielo apocalíptico y un valle plagado de huesos humanos; portadas de este tipo no tenían nada que ver con las típicas del género, lo que fue otro detalle que los distanció de lo «habitual» dentro del hip hop. El aspecto de foto antigua que sugiere la tapa solo auguraba el mal presagio de esos (y estos) tiempos, para un buen número de personas.
Clásicos que hay que escuchar cuando hay que recomendar un disco de hip hop clave para la escena y su desarrollo. A pesar de los años, los temas de «Black Sunday» suenan actuales y originales, en lo que fue todo un descubrimiento de un hip hop, que llegaría a convertirse en fenómeno de los ’90 y que se mantiene inalterable en calidad gracias a su poderosa mezcla de sonidos.
Por Macarena Polanco