«Bricks Are Heavy»: la furiosa honestidad de las L7

«Bricks Are Heavy»: la furiosa honestidad de las L7

Slash Records, 1992

Históricamente, el rock y el punk han sido liderados por bandas íntegramente masculinas. No es que no hayan existido buenos ejemplos de féminas haciendo rock & roll y punk de factura, pero al chocar con los cánones culturales de aquellas décadas, les fue siempre muy difícil encajar dentro de la “trascendencia” de esos géneros musicales. A mediados de los ‘80, la juventud era revolucionada por una revuelta cultural que cuestionaba, principalmente, el orden político y social establecido, desafiando todo lo que se pusiera por delante con cánticos que también emergieron de la escena rock. Pero ésta también estaba revolucionada y era invadida por bandas sumamente exitosas a nivel radial, que fabricaban éxitos de gran masividad y cuyo liderazgo masculino seguía complicando el lucimiento de una voz femenina entre tanto macho enfundado en pantalón de cuero, melena y hasta maquillaje. ¿Existió, entonces, alguna banda de mujeres que lograra salir airosa de esta compleja escena?. Las L7 podrían citarse como sobrevivientes.

A partir de 1990, las L7 sintieron el deseo de probar algo más refinado. Para ello convencieron a Butch Vig, quién por entonces estaba trabajando en el “Nevermind” de Nirvana, de que fuera el productor de su tercer disco, el cual iba a terminar sentando un precedente dentro de la ola de punk femenina que seguiría saliendo del under durante los ’90. Aunque la banda tenía sus raíces fundacionales en el punk y el hardcore, en “Bricks Are Heavy” se colocaron del lado del metal, pero acercándose al lenguaje que explotaron Soundgarden, Mudhoney y Nirvana. Butch Vig supo cómo crearles un sonido que les permitiera ser aliadas dentro de esta corriente, pero sin hacerlas perder su esencia. La mano de Vig es evidente en “Pretend We’re Dead” y en el conjunto del disco, el cual refleja una producción que empujó la potencia de la banda hasta un límite que no habían explorado, con énfasis en las melodías y los riffs cadenciosos.

La dupla Sparks-Gardner, con sus crudas e iracundas voces, fueron el condimento ideal para que “Bricks Are Heavy” resultara un bombazo directo. Esto se refleja en los alaridos de “Shitlist”, carta de presentación de la raíz de esta sólida agrupación, que hace de la actitud una de sus principales virtudes. Pero no solo las vocales suenan venenosas, sino que toda la banda lo hace. Las líneas de bajo resonaban entre esas poderosas guitarras, las que envolvían perfectamente el discurso verborreico de Donita. Había una atmósfera sucia, muy sexual, y que caía como un hechizo en quien escuchara este trabajo. “Everglade”, “Wargansm” y “Slide” son ejemplo de esta faceta tan propia de L7. Incluso los temas menos acelerados, como “One More Thing”, que con su riff pausado nos sumergía en una gran distorsión, golpeaba al oyente con igual eficacia que las canciones más bravas.

En esta última categoría, es “Pretend We’re Dead” la más asesina, con un riff principal y una melodía de fondo capaz de perdurar en la cabeza por mucho tiempo. “Diet Pill” destaca por ese sutil efecto embriagador de mucha personalidad, porque no tenía miedo a sonar accesible. Las restantes canciones balancean el disco como un producto crudo y rotundo, gracias a la sucesión sonora que golpea duro, sobre todo a quienes no conocen la historia de la banda en los ’80, antes de tener que ser parte de la escena grunge; ésta estaba repleta de lloriqueos de pura desgracia (elemento que le permitió prolongar su existencia tras la muerte de Cobain), y en donde las L7 prefirieron buscar su espacio mostrando un tinte más directo.

“Bricks Are Heavy” reza el título, pero más heavy son las L7 como tales. Apoyadas por el gurú de la producción en la era grunge, lograron plasmar un gran sonido en el disco, el cual no muestra fisuras en ninguna de las composiciones. El álbum de 1992 fue un éxito de crítica y alcanzó el puesto 160 en el Billboard 200, algo muy meritorio para una banda proveniente del under y que, además, debía luchar contra esa mal mirada y menospreciada furia femenina.


Macarena Polanco

Macarena Polanco

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