«Drunk»: el ecléctico disco que nos vendrá a presentar el talentoso Thundercat
Brainfeeder, 2017
Esta segunda década del siglo XXI va a dejar un par de nombres que, en el futuro, serán repasados como fundadores de un algo que aún no podemos denominar. Lo que es claro, es que en ese futuro muchos volverán al nombre de Thundercat, uno de los creativos musicales que más está dando que hablar.
Kendrick Lamar, Erykah Badu, Flying Lotus, Kimbra, Childish Gambino, N.E.R.D., entre otros, han bebido de su creatividad, formada en el mundo del jazz y bajo los estándares clásicos, pero cuyos giros han sido enunciados, y con letras grandes, en su último disco «Drunk», el cual es una invitación a recorrer un soul progresivo, pero también a deleitarse con temas dispuestos para ser hits. Son 23 canciones breves, pero que están colmadas de vida.
«Drunk» se caracteriza por tener tantos cambios de ritmo, aceleración y ambientación que no permiten categorizarlo, ratificando que es justamente eso lo que están buscando los artistas nacidos en esta actualidad plagada de pocas sorpresas. Y otra característica a la que se le saca lustre en este trabajo, es a la del predominio del bajo y el teclado. Como decíamos, las composiciones son de corta duración y en ese minutaje conciso debes sacarle el jugo a la experiencia que propone el artista. Por ejemplo, «Uh Uh» está infundido de jazz con inicio lento, el que a los pocos segundos se convierte en una impresionante variedad de ritmos. También llama la atención «Bus in the Streets», cargada al sonido Motown y con muchas vibraciones psicodélicas. «A Fan’s Mail (Tron Song Suite II)» es más funky, mientras que «Day & Night» se destaca por ese groove transitorio. El extravagante frenesí de «Jameel’s Space Ride», el beat incontrastable de «Them Changes», y el disipado fraseo de «I Am Crazy», «3AM» y «Drunk», terminan por desenredar el estilo del disco, el cual ratifica esa no necesidad de análisis, pero sí la de disfrute de un sinnúmero de sensaciones aderezadas con efectos de bajos, teclados y otros elementos que rebotan, envuelven, tensionan, relajan… todo a un ritmo de soul y R&B en su mayoría, dejando una gratísima impresión de calidad.
La portada del disco es obra de Zack Fox y podría interpretarse como una referencia a que el artista aún no nos ha mostrado todo su potencial, como si éste se estuviera recién asomando. Y eso es lo mejor de todo, porque Thundercat es uno de los mejores bajistas en la actualidad y este «Drunk», su mejor disco hasta el momento, es señal del poder que se desprende cuando aceptas dejarte llevar por su propuesta ,marcada por gruesas líneas de bajo e imaginativos arreglos electrónicos.
Su debut en Chile será el próximo 8 de mayo, en el en el Teatro Nescafé de las Artes
Por Macarena Polanco