«El vals del obrero»: Ska-P y la voz de lucha por los derechos de los trabajadores
RCA Records, 1996
18 días después de que el Partido Popular español ganara las elecciones generales de 1996, liderados por el conservador José María Aznar, Ska-P publicaba su segundo larga duración de su carrera: El vals del obrero, un disco que, para muchos, es el mejor de todo su repertorio.
Los años 90 fueron una época donde el britpop reinaba en gran parte de Europa. Por un lado, el mundo estuvo atento a lo que podría suceder con Blur, pues sus integrantes principales estaban teniendo muchos líos debido al consumo de drogas: Damon Albarn y Grahan Coxon pensaron seriamente en terminar con la agrupación, pero prefirieron retirarse por un tiempo de las pistas y dedicarse más a su intimidad. Por otro, el mismo día del lanzamiento del EVDO, John Squire, guitarrista de los Stone Roses, dejaba su puesto mediante un escueto llamado telefónico. Detengámonos un poco de estos datos y hagámonos la siguiente pregunta: ¿creen que a Ska-P le importaban estas trifulcas mediáticas de la New Musical Express? El chiste se cuenta solo.
Los madrileños estuvieron grabando durante todo 1995 el LP, en tiempos donde el gobierno socialista de Felipe González venía en decadencia en el país ibérico. Bajo la producción de Tony López, el mismo que produjo el homónimo de los españoles, los liderados por ‘Pulpul’ realizaron un compendio de temas que acontecían en el territorio español y que fueron la materia prima que debían explotar, pues no podían ser ajenos a situaciones sociales y políticas que molestaban en las clases más desfavorecidas. Nunca pensaron, que mediante varios singles de este trabajo, los originarios de Vallecas serían la voz de los que luchan por sus derechos.
“Él nació en la calle, no pudo elegir / Entre escombros y basuras él tuvo que vivir / La calle le hizo fuerte, allí se rebeló / Y es que, tío, no hay dinero / Es un gato obrero”, comienza la introducción del primer track, titulado “Gato López”, al ritmo de un ska demasiado rápido y bailable, digno de un slam o pogo. Una letra simple, pero directa que da señales de cómo sería el disco de principio a fin y donde el gato tomó un papel principal convirtiéndose en el logo de la banda, algo parecido, pero guardando las proporciones, a Eddie de Iron Maiden. La canción que prosigue es la del mismo nombre del álbum y en ella se va entregando con cada frase situaciones que hasta el día de hoy aquejan a los españoles: proletariado, rutina, empresario y revolución entre otras. “Este es mi sitio, esta es mi gente / Somos obreros, la clase preferente / Por eso, hermano proletario, con orgullo yo te canto esta canción / Somos la revolución”, reza parte de dos estrofas de este single que dio la vuelta al mundo y ha sido ocupado como caballo de guerra por parte del proletariado para demostrar su disgusto contra los que ostentan y explotan a través del poder.
Con más de cuatro minutos, nos encontramos con “Cannabis”, otro hit de estos fanáticos del Rayo Vallecano. “Y saco un papelillo, me preparo un cigarrillo / Y una china pal canuto de hachís ¡hachís! / Saca ya la china, «tron», venga ya esa china, «tron» / Quémame la china «tron», no hay chinas” nos relatan, a través de su mirada, la regularización de la marihuana para el uso recreativo. Sin embargo, esta canción a cruzado más allá y se ha ocupado en forma de contribuir para que esta droga natural sea utilizada para contribuir a la salud de la población.
A pesar de que el disco ha sido fuertemente criticado por los más puristas, debido a que fue lanzado mediante la multinacional estadounidense RCA Records y la alemana BMG, el trabajo de los madrileños no es opacado, pues en cuanto a letras y canciones es variada y siempre tocando la contingencia de la globalización. Desde la caratula, donde sale un hombre de poder, símbolo capitalista, manejando a una marioneta, muestra disímiles aspectos de las clases acomodas, entre ellas, se vislumbran los dólares americanos, el oro, representado en los anillos y el águila en la corbata del magnate como distintivo del fascismo. Temas como el anti capitalismo e imperialismo son recurrentes en muchos fragmentos de las letras de este disco; no obstante, hay otros como la religión y la experimentación con animales que también son tocados por este grupo de músicos que -a través de El vals del obrero- expandieron sus fronteras en cuanto a fanaticada y seguidores, donde vieron en él un trabajo loable logrado a través del ritmo del ska y las voces de los que sufren cada día con las injusticias de la sociedad.
Por Bastián Cifuentes