«Mask»: el surrealista autodesafío de Bauhaus
Beggars Banquet, 1981
“Nos tomamos muy en serio a nosotros mismos”, declaró Peter Murphy acerca de lo que es la esencia pura de Bauhaus. Y claro que tenían razón, por tener una de las mejores obras de lo que fue el siglo XX con Mask y esa ácida ironía de su música y letras. Corría 1981, el punk se estaba desmembrando en sus cimientos y los ingleses sacaban, en octubre, su segundo larga duración que sucedería al álbum debut llamado In The Flat Field. La tarea no sería fácil para esta banda con todos los tintes de gótica, pero que en realidad deambulaba por todos los espectros del rock y sobre todo la música. Un reto a todo nivel, pues el estreno dejó la vara muy alta entre los críticos y sus fanáticos.
El pop era parte esencial de esta nueva placa, sonidos funk y saxofón. Ello, les permitió posicionarse en las diferentes esferas de los movimientos musicales predominantes en Inglaterra, alcanzando notoriedad tanto en radios como en fiestas. Tiene aquellas melodías que te hacen mover al más puro estilo de Ian Curtis de Joy Division o como Jim Morrison a fines de los sesenta. Mask, es aquel LP esencial. Una especie de ritmos irresistibles a través de la guitarra de Daniel Ash y la batería de Kevin Haskins.
Primer track: “Hair of the dog” y la música sobresale de inmediato con la paranoia y la letra de Murphy. «The man who was mortally wounded in war / Kept on fighting / The man who was cut to the quick by love / Kept on loving / The man who was merciless tortured by thoughts / Kept on thinking / The man who was crippled with concern / Kept on caring» («El hombre que fue mortalmente herido en la Guerra / Siguió peleando / El hombre fue cortado por el amor / Siguió amando / El hombre que fue despiadadamente torturado por pensamientos / Siguió pensando / El hombre que fue discapacitado con consentimiento / Siguió siendo solidario»).
Se abre la ambición por escuchar más y más de este disco con el solo hecho de dejar continuar esta obra. En palabras de su bajista David J este disco es “un intento de deconstruir el disco y el funk con una doblez surrealista”. Los ritmos post punk y teatralidad son enormes argumentos de los liderados por Murphy para hacer entrar en una perfecta atmósfera al oyente de turno. Sí, leyó bien: al oyente de turno, pues la obra compuesta por el cuarteto de Northampton tiene de todo para los más exigentes en cuanto a sonido y calidad. “Kick In The Eye” junto a “In Fear Of Fear” son canciones realizadas para entrelazarlas y por qué no, bailarlas como las obras de Lydon junto a PIL. Mask, llevó a que todos los integrantes de Bauhaus sacaran lo mejor de sí para conseguir una maduración profesional en cada aspecto de sus vidas musicales y después demostrarlos en solitario, años después.
La dirección artística a cargo de Ash nos deja entrever que esta pieza que dura un poco más de 31 minutos será algo inusual, ya que se mesclan tanto humor (negro) con ansiedad. Es aquella obra que la puedes escuchar dos veces sin que te aburra y ayuda a entablar tanto una atmósfera de actuaciones como una obra de aquella escuela de arte de donde tomaron el nombre. “Muscle in Plastic” es un juego dadaísta de sonidos. La voz de Murphy se oye precisa y con un eco sonoro que nos transporta a un lugar lúgubre pero perfecto para hacer una fiesta al ritmo del grupo. Bauhaus necesitó basarse solo en su arte. No mirar a nadie y tampoco escuchar a nadie. Ellos solos encontraron el equilibrio y su sonido. Los ornamentos y vestiduras de los grandes del rock no fueron necesarios, ya que la estimulación vino para que este cuarteto se intensificara para luego desaparecer en 1983, dejando un legado enorme para la historia de la música. Es tanto su valor musical, que Mask – hasta el día de hoy- suena contemporáneo. Como si fuese una obra que nunca ha perdido valor, se siente fresca y nueva cada vez que se escucha.
Segundo disco triunfal. Más que digerible a pesar que por pasajes suena duro, pero al introducir tintes de su propio pop, funk y saxofón, hicieron que la producción de este larga duración fuese un éxito. 31 minutos con 48 segundos que sin duda son la catarsis mayor de los del Reino Unido. ¿Un aquelarre difícil de superar?
Por Bastián Cifuentes Araya