«Shame»: el nostálgico soul/grunge del debut de Brad
Epic Records / Loosegroove Records, 1993
Durante los noventa tal vez fue tan fuerte el fenómeno grunge de las bandas que la estaban rompiendo en aquel momento (claramente hablamos de AIC, Soundgarden, Nirvana y Pearl Jam) que costó para muchos desviar la atención a otras maravillas derivadas del estilo que estaban saliendo, o en este caso proyectos paralelos como lo fue este gran debut de Brad, que contuvo en sus líneas a Stone Gossard, el guitarrista de Pearl Jam sí, quien exportó algo de su sapiencia con sus anteriores bandas Mother Love Bone y Green River.
Pero lo curioso es que en el debut de Brad no brilla mucho el hombre de Pearl Jam, sino más bien quien se robó la película fue Shawn Smith, este cantante que tenía un alma soul y una dulzura enorme para aportar con su voz a estas marchas con sicodelia, rock clásico y folk grunge con bellos pianos, mucho de ello a la usanza del viejo Neil Young de álbumes de sus glorias setenteras. La banda, y sobretodo este gran debut, que tuvo otra mirada, más que la pena vale reivindicar como parte de todo un sonido alterno en eclosión de esos años.
Este disco salió el mismo año que Vs., pero lejos de sonar como el fenómeno comercial del que engendró cosas como «Daughter» y «Go», nos recordaba mucho esa sintonía emotiva de cosas de Mother Love Bone o Temple of the Dog, disco donde Gossard también fue participe, por cierto. Shawn Smith aparte de aportar su enorme registro vocal colaboraba con el piano que otorgaba este estilo tan sublime a todo, es decir, él fue en gran parte el alma de este proyecto.
Desde la hermosa ‘Buttercup’, potente balada (potente en el sentido de demasiado intensa pero de bajas revoluciones) hasta canciones de riffs más animosos Brad se quedó con la singularidad de sonar a una especie de cruza de Elton John (iluminado en la figura de Smith, por supuesto y ese perfil de piano/man hippiento), pero con una honestidad brutal con servicio grungeril en las guitarras. ‘My Fingers’ es un muy subvalorado himno del alternativo, en tanto el groove y soul de canciones como ’20th Century’ (que notable la forma de sonar el bajo en esta banda en que por cierto habían dos bajistas- Mike Berg y Jeremy Toback- uno para las líneas de bajo y otro para el slap como en ‘Nadine’, y es por eso que la presencia de las cuatro cuerdas es primordial) y la cuestión contagiosa hacía de este que pretendía ser un disco de perfil algo bajo, a algo lleno de alma, sangre negra incluso y todo en distintos matices, lo que lo hace muy rico, variado y entretenido conforme al avance .
Hoy en día, escucharlo y revivir estas canciones no lo hace sonar viejo ni desgastado, al contrario, es una verdadera delicia volver a degustar de su sonido. Eso sí, la nostalgia que te mete en la cabeza es irrevocable.
Por Patricio Avendaño R.