Drain S.T.H.: la melancolía de Seattle en clave mujer

Drain S.T.H.: la melancolía de Seattle en clave mujer

Suecia ha sido importante polo para la música durante muchas décadas. Abba, Roxette y Ace of Base dieron un espaldarazo gigantesco al pop, pero la escena rock/metal en ese país también ha tenido una siembra fecunda. Clawfinger, Hellacopters, In Flames, At The Gates, Amon Amarth, Arch Enemy, Entombed, Opeth, Therion, y varias más, señalan que el país nórdico también bebió y bebe de esta corriente y logra que el estilo se desarrolle de manera prolífica. Y el grunge no fue la excepción a esto, porque si Alice in Chains hubiera estado integrado por mujeres, la banda sueca Drain S.T.H. hubiera sido su principal símil europeo.

Drain S.T.H. lo formaron María Sjöholm en la voz, Flavia Canel en la guitarra, Anna Kjellberg en el bajo y Martina Axén en batería. Su debut independiente se produjo en 1996 (Horror Wrestling), el que estuvo dominado por riffs de tonos bajos y lentos, que fueron rematados  con armonías vocales tan bellas como escalofriantes. Empezaron a hacerse notar y eran muy buenas en vivo, ya que las chicas, además de calidad interpretativa, tenían una apariencia llamativa; esto motivó a Mercury Records a relanzar el álbum, en todo el mundo, dos años después (incluyendo una nueva versión de ‘Ace of Spades’ de Motörhead ). Para el mercado estadounidense, la promoción incluyó apariciones en la segunda etapa del Ozzfest 1997 y 1999, más giras con Type O Negative, Corrosion of Conformity, Machine Head, Megadeth, Godsmack, Black Sabbath y otros.

El cuarteto de Estocolmo experimentó muchos cambios, tanto en lo musical como en la imagen. Flavia Canel y Martina Axén habían estado en otras bandas punk, añadiendo esa esencia en las composiciones más reposadas que hicieron famosas a estas mujeres, en su corto paso por la escena. Drain S.T.H. dio un gran paso con Freaks of Nature, un disco más consistente que su debut, donde las melodías más sucias se colaron entre tintes ligeramente electrónicos y que, aun así, sonaban oscuras. Sus canciones no se basaron exclusivamente en las guitarras como gancho melódico, sino que la producción también les dio un soporte interesante para ser considerado un  disco heavy metal, que se las arregló para adecuarse a la norma de la década: pesadez lírica y composición de alto calibre, más algún truco de producción que te hiciera sonar más agresivo de lo que naturalmente eras. En ese fin de siglo lograron despojarse de la excesiva influencia de Alice in Chains, pudiendo coquetear con más percusiones programadas, incluso rap, lo que forjó una identidad sonora más distintiva. El álbum de 1999 se destacaría por la canción ‘Black’, coescrita por Tony Iommi, junto con ‘Simon Says’ y ‘Right Through You’, coescritas por Max Martin. En los premios ‘Readers Choice Awards’ de 1999, de la revista Metal Edge, fueron elegidas «Mujeres intérpretes del año» y «Banda más subestimada del año», y a pesar que hicieron muchas giras y sonaron mucho en radios conocidas, Drain S.T.H. nunca salió del under, siendo rematadas por la reestructuración que sufrió Mercury Records, lo cual les quitó el envión tan necesario que proveen los sellos.

Más allá de la comparación con Alice in Chains (siempre se declararon fanáticas), lograron desarrollar un sonido único y que no cayó en la copia. Tras la rápida disolución, María Sjöholm se casó con Tony Iommi, Martina Axén cantó en Snake River Conspiracy, Flavia Canel fue gerente de Sonic Syndicate y Anna K trabajó en un proyecto sueco que involucraba a miembros de Clawfinger y Skintrade.

Música ‘oscura’, con riffs interesantes, sonidos crudos, voces muy afinadas y a un tono especial, sin dejar de lado la rudeza, que era elemento de gusto por ese tiempo. La voz de María es difícil de confundir, mientras que Martina le daba fuerza a la música con una actitud imponente tras los tambores, Anna otorgaba sonidos perfectos con el bajo y Flavia demostró su gran destreza con la guitarra. Con influencias muy diversas, el escuchar los dos discos que alcanzaron a grabar estas mujeres, sintetiza una propuesta que quedó en etapa inicial, imaginando lo que podría haber sido un desarrollo posterior si más factores se hubieran agregado a la suma. De todas maneras, las Alice in Chains en clave mujer (y en clave sueca), estamparon su rúbrica y la dejaron para la influencia de muchas bandas femeninas que emergieron posteriormente. Hoy la banda está retirada, pero en la era de los regresos sería excelente que se dieran una segunda oportunidad sobre los escenarios.

Macarena Polanco

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