El Cruce celebró con vibrante y extenso show el lanzamiento de su nuevo disco
Lo de anoche en Club Chocolate sin duda quedará como carácter de hito en la carrera de El Cruce, otro más de tantos y que afortunadamente hemos podido presenciar en vivo. Se nos viene a la mente ese show en el Teletón el 2011 con invitados de lujo como Aguaturbia, Pierattini, Denisse Malebran o Joe Vasconcelos, o por ahí otro a Víctor Jara lleno antes o ese reencuentro de hace un año con sus fans en el Caupolicán con los Kuervos del Sur, sin contar que hay presentaciones en bares chicos y con poca gente que han clasificado de culto igualmente. El Cruce tiene eso, el poder de animarte y subirte el ánimo sea donde sea en pos de su rocanrol blusero con animosidad fiestera y momentos tan de buena onda como intensos.
El motivo ahora era «Sin mentir» y cómo no iba a ser importante, si es el primer disco de la banda en 10 años y sucesor de su exitoso «770» (desde donde hoy se desprenden muchos temas para sus shows en vivo, por cierto). Así lo dejaba claro Felipe Toro al hablar del nuevo disco, contando cuánto les ha costado sacarlo adelante, en una fiesta de dos partes, donde en la primera tuvimos la suerte de escucharlo completo en vivo (y vaya que sonó bien) y en la segunda recibir una dosis de clásicos que revitalizan la relevancia para una de las más importantes bandas de rock de nuestro país.
Todo arrancaba con ‘Santiago de Chile’, tema estrenado el año pasado y single destacado del disco. El Club Chocolate desde un comienzo albergó un público cuantioso (logro cada vez más difícil en una industria repleta de conciertos internacionales y convocatoria escasa para lo nacional), un público dispuesto a ver y celebrar este nuevo paso en la carrera de la banda y a recibir respetuosamente las canciones del nuevo disco, que pudimos palpar completo por primera vez. Canciones de toque funky/disco/soul como ‘Se nos fue el amor’, pero también de bastante rock intrínseco como en la corta y precisa ‘Estoy bien’ y esa fibra blusera de grandes exponentes que se dejaba caer en cosas como ‘Voy a entrar en ti’ (que gran tema y buen momento del show), parejas inspiradas, abrazos y besos varios, ovación. La interpretación de Claudio «Bluesman» Valenzuela para un tema acompañado de un actor circense haciéndola de «borracho» también fue notable, en una de las sorpresas que traerá el nuevo álbum.
En medio de todo ello, un acalorado Toro nos preguntaba qué tal habíamos sentido las canciones del disco. La respuesta fue positiva e inmediata de parte del público, ya que en vivo se sintió con carácter de concierto clásico, no del todo desconocido de su estilo, ni lineal ni plano, con mucha variedad, frescura y entretención, cosa que complementaban las sendas performances del grupo de bronces, la corista invitada Karen Brown (bien protagonista en el apoyo vocal) y por supuesto, las sólidas presencias de Bluesman en la armónica, del «Negro» Silva al bajo, la fuerza en la batería del histórico Jorge Quinteros y la siempre alegre y sonriente participación al teclado de Gustavo Albuquerque, que se ha transformado en parte esencial de esta nueva etapa de la banda.
Tras un break donde sonaba su cover de «Inside Looking Out» de Grand Funk, llega la segunda parte y con la banda más fresca—fuera chaquetas— y menos ceremonial y en un set que se destapó como una fiesta de canciones que sus fans ahora sí que se sabían muy de memoria: ‘A encender el blues’, ‘La gata’, ‘Me gustan todas’, ‘La chinita y yo’, como así también ‘Mapuche’ dedicada al tema del momento y los abusos cada vez más brutales en contra de nuestros pueblos originarios. El Cruce nunca se ha considerado una banda muy política, pero sí le inquietan ciertos temas como las minorías y los derechos humanos como ha quedado de reflejo en varios de sus temas. Esta noche había que recordarlo.
Cosas como ‘Todo se devuelve’, ‘Mi negra’ seguían la prendida fiesta o la coreada ‘Billetera o puñalada’ hacían vibrar a un público que se portó a la altura y de paso hacían emocionarse a la banda que siempre ha considerado muy importante el feedback de sus fans. Al cierre, un satisfecho semblante de Felipe Toro evidenciaba todo: agradecía la presencia, junto con presentar no tan solo a la banda , sino a todo el equipo «El Cruce» (audiovisuales, iluminadores, sonido, etc.) y se sentía como con la emoción de la culminación, en un concierto que dejó grandes momentos y que por cierto fue grabado y que seguramente tendremos posibilidad de ver más adelante en buena edición. La banda sigue adelante y eso es bueno, y lo de anoche en gran parte fue la consecución de toda una nueva etapa.
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Federico Soto