El Sonido Del Cosmos: Blues For The Red Sun de Kyuss

El Sonido Del Cosmos: Blues For The Red Sun de Kyuss

El rock en los años noventa se bifurcaría en una triada, por un lado, la comercialidad del grunge en los Estados Unidos, el naciente auge del black metal en Noruega y el camaleónico britpop en Inglaterra. Además de las mezclas que se formaban al interior rock. En el desierto californiano, cerca del valle de Coachella en la provincia de Palm Desert se gestaría un movimiento musical que lograría establecer un giro artístico y musical que innovaría el rock: el desert rock o stoner rock.

La moneda siberiana sería Kyuss (nombre que refiere al juego “Advanced Dungeons & Dragons”; aunque, literalmente proviene del alemán “Katzenjamme” que significa resaca). Así como Caronte, nos pasea de la mano con su sonido rasposo, pesado, hipnótico, versátil y lleno de cosmología lisérgica. Integrada en su primera etapa por el baterista Brant Björk, el vocal John García, bajista Nick Oliveri y el guitarrista Josh Homme. Quienes a la postre formarían su propia identidad musical y son los nuevos clásicos de esta edad de pobreza creativa.

El desierto y su espacio marcaran la esencia y musicalidad del grupo, lo cual les daría un contexto aparte, creando un sonido propio y significativo. Cuatro discos forman su historia musical. Uno de ellos, motiva la escritura de esta pequeña semblanza ya que este año cumplió 30 años de aliento. Cabe mencionar, que algunas de las mejores placas están cumpliendo o cumplirán la treintena. Dirt de Alice in Chains, Stone Temple Pilots con Core, debut homónimo de Blind Melon, Piece of Cake de Mudhoney, la nueva combatividad política de Rage Against the Machine, la Generation Terrorist de Manic Street Preachers, combinación entre rock y jazz en Good de Morphine; una tercera oleada metalera con Vulgar Display of Power de Pantera, y en las frías tierras de Escandinavia asomaría la cabeza el dragón, A Blaze in the Northern Sky de Darkthrone.

https://youtu.be/CsKR3Izg_HM

Es así, en ese contexto musical, Blues for the red sun (producido por Dali Records) marcaría un aquí y un ahora. Un disco marcado por la influencia de la serie Cosmos de Carl Sagan, el cual homenajea el quinto capítulo, Blues for a red planet. Disco que muestra composiciones lisérgicas, astrales, cosmológicas y espaciales. Él cual se compone de 14 temas, iniciando con Thumb, que se desarrolla poco a poco y llega al clímax y estalla como si fuese una estrella. Un tema que remite al nacimiento de la banda en algunas de sus estrofas: “You’re in desert ground/ And now you’ve found/ My foreman and you”.

Para continuar con un riff machacante, y una batería consistente que te hace mover el cuerpo al momento que te adentras a su musicalidad. La alusión a la mariguana se transforma en una metáfora de la maquina verde que intenta liberarse ante los sentidos, ahí donde las paredes no puedan alcanzar la libertad que está más allá de la mente. Green Machine es una bocanada de humo que te deja en la propia imaginación de tu mente: “I’ve got a wall inside my head/ It’s got to set your soul free/ I’ve got a Wheel inside my head/ The wheel of understanding”.Posteriormente, te adentras en una canción que evoca el Cosmos y su destino en algún lugar de esta galaxia. Molten Universe, transforma el silencio y la noche en sinfonía del universo indicándonos que el viaje esta próximo y a punto de estallar.

50 Million Year Trip (Downside Up), nos crea imágenes del propio viaje, con un inicio de bajo que te hace mover la cabeza y motiva el cuerpo para fumarte un chute e iniciar la ruta bebiendo de la misma música. En donde el recuerdo y la memoria son piezas fundamentales mientras nos hundimos en el ritmo suave y acompasado: “I am running/ I am rolling (you can’t stop me)/ But I’ll never forget you anyway”.

Una pista lenta que evoca al desierto. Thong Song, es un blues lisérgico que remite el paisaje agreste en una canción. Es fuerte y cadente, envuelve desde la primera escucha, la voz de García es áspera y nos transporta al desierto para finalmente explotar. Un tema que te invita a tomar un vehículo y lanzarte a los caminos.

Siguiendo la cadencia, las pausas e instrumentación, Apothecaries’ Weith es una sinfonía lenta y a veces sincopada que nos muestra un poco de serenidad, antes de internarte en la parte final del disco, la cual va explotando y te conduce al final del viaje psicotrópico y cosmológico; mientras contemplas un atardecer con cielos rosas al exhalar bocanadas de mariguana. Caterpillar March es un tema que nos remite al álbum Are You Experienced? de Hendrix. Pareciera que es un relleno para incorporar más temas en el disco, sin embargo, tiene su propia sofisticación en la composición intentando mostrar que hay belleza al otro lado del silencio.

Freedom Run, es la culminación de la obra, en este tema encontramos la propia esencia de lo que es Kyuss y el desert rock. Con una introducción espacial que nos remite al cosmos del universo, con la voz de John repitiendo “Free to run” y después cambiar “Freedom run”; un bajo cadencioso inicia, para escuchar los primeros acordes de la guitarra de Homme y después la batería de Björk acompañada del bajeo preciso de Oliveri. Después, explota en sonidos emergentes y de mucha sicodelia. Hacia el minuto 4:50, hay un cambio de ritmo, deja el lado lento y sincopado para explotar; y desprenderse en una carrera de emociones vertiginosas que culminan en la cadencia rasposa-psicodélica con la cual inicia. Sin duda, una de las mejores canciones que cuenta el disco.

La penúltima canción, Mondo Generator, tiene de fondo y distorsionada la voz de García acompañando la instrumentación de Homme, Björk y Oliveri, un tema que vuelve a revitalizar el tema del cosmos y la sicodelia. Hace que sientas la sensación de caminar en el desierto en una noche estrellada. Un tema que trata de redondear la idea musical de Kyuss que posteriormente culminaría en su obra maestra: “Welcome to Sky Valley”.

Kyuss es una rara avis entre sus contemporáneos, y posiblemente en su momento no logro el boom que hoy tiene. Pero más que mostrar una forma de estrellato, siempre se mantuvieron en esa parte de su naturaleza, ser los hijos del desierto que mitifican la belleza del cosmos.

Por Eduardo Prado Lozano

Nacion Rock

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