«Emperor Tomato Ketchup»: viaje a los confines del espacio con Stereolab
Duophonic / Elektra, 1996
Herederos directos de un sonido vanguardista, art pop y de rock espacial Stereolab apareció mucho más en los radares en 1996 y con los años se ha erguido con una nutrida discografía en que, pese a separaciones (de un real matrimonio compuesto) y algunos tropiezos en que han contado con un desfile de numerosos músicos, ha sabido mantenerse sólida, casi de culto, y aprovechando en el camino darle ciertos regalos a sus fans (la banda hace poco reapareció tras 10 años sin conciertos en el Primavera Sound 2019) y también por cierto, dejar algunos clásicos en su discografía en que en definitiva comprendemos cómo ellos mismos han sido vertedores de sonido para muchas bandas indie post/2000. Cosas de Blur se palpan (con quienes incluso trabajaron en «Parklife») o lo de The Last Shadow Puppets, entre ellas.
«Empero Tomato Ketchup» es uno de esos discos de culto. La creativa pareja icónica formada por Tim Gane y Lætitia Sadier se afirmó pronto e incluso creando su propio sello Duophonic , que hizo que se desligaran a corta edad de cualquier amarre contractual y creativo, para poder hacer lo que les pareciese mejor. Eso le hizo muy bien al proceso de grabación de este álbum que marcó un paso adelante. Después de este disco el nombre Stereolab se divisó en muchos afiches más y sus discos empezaron a ser más cotizados.
Las líneas de bajo te atrapan en esa odisea espacial, funky y remojada en trip-hop llamada «Metronomy Underground». La pareja británica/francesa no escatimó a la hora de la búsqueda con esta marcha hipnotizante de bajo pero que va agregando cada vez más elementos: hip-hop, jazz, dub, solo por decir algunos, para un tema que sigue cobrando intensidad hasta su disónico final, que se viene a tornar hasta progresivo con sus casi ocho minutos de duración. Un delicioso trip.
La dulce voz de Sadier es de lo más agradable que encontramos en todo el disco, con la pegadiza ‘Cybele’s Revele’ todo entra en un campo florido de guitarras acústicas y vientos que evocan paisajes placenteros, pero la verdad es que cuando tenemos a los Stereolab que experimentan fuera del estricto margen del pop es cuando realmente los disfrutamos más, la innovadora ‘Percolator’ nuevamente abraza líneas de bajo constantes con vasto espacio instrumental y teclados cinematográficos. Este tema, con ese tipo de viaje que nos ofrece, más esa voz angelical de Sadier nos mete de lleno en el clímax de una clásica película del Nouvelle vague, aprovechando los tintes cinematográficos vintage que la banda siempre quiere mostrar.
Las nuevas direcciones se notaron. John McEntire de Tortoise colaboró como productor y además tocó en el álbum, excelente aporte para darle una fibra más electrónica y más propensa al trance. ‘Spark Plug’ es una marca de rasgueos funkys muy bien puestos en la medianía del disco, momento en que los tracks están siendo muy bien enfilados. La rockera ‘The Noise of Carpet’ se podría haber parado de igual a igual con hits de corte alternativo de la talla de ’Cannonball’ de The Breeders o ‘Seether’ de Veruca Salt de esta misma época y que se nos aparece solo para aguardar a la animosidad minimalista de ‘Tomorrow Is Already here’.
El nombre del álbum esta tomado de una película que tenía como Slogan «Centrarse en acumular placer, no riqueza, derribará el capitalismo». La banda, como ávida consumidora de música y arte, se inspiró en este film llamado Tomato Kecchappu Kôtei de 1971, una historia utópica que critica al capitalismo y muestra como se ha esclavizado a la gente en la sociedad. La banda siempre mostró su garra política, además, siendo considerada una de las difusoras del tan mentado Das Kapital de Marx, pero llevado a sus dulces melodías y la sutileza en la instrumentalización. Este disco y la banda, por cierto, nunca lograron un reconocimiento tan masivo, pero sólo los años harán que nos podamos arrepentir de no descubrir antes esta verdadera pieza de arte de su discografía.
Por Patricio Avendaño R.