La prodigio del saxofón retorna a sus tierras natales para una presentación de lujo en…
En la orilla del mundo: Melissa Aldana en Chile
En su segunda presentación en formato cuarteto en Chile la saxofonista adelantó lo que será la música de su nuevo disco, además de homenajear a sus influencias y seguidores locales
Fotos: Luis Marchant
Siguen apareciendo prodigios dentro de uno de los géneros más eclécticos y atemporales que existen en la actualidad, volviendo la vigencia del jazz un fenómeno que se sostiene fundamentalmente por la dedicación de sus talentosos exponentes. Y es que Melissa Aldana demuestra de muy buena forma que la consolidación de su propuesta no solamente se debe a la diversificación que ofrece por sus influencias y origen – recurriendo nuevamente a citar uno de sus principales hitos: ser la primera mujer sudamericana en ganar el premio Thelonious Monk-; sino a que ha trabajado un concepto claro y consistente durante años.
Y es que como ella misma lo ha señalado en entrevistas, su visión sobre tener una banda y trabajar en ella la ha hecho consagrarse como una de las mayores referentes del saxo tenor en la actualidad. Y eso fue lo que se presenció la noche del 14 de septiembre en el Teatro Nescafé de las Artes: un show de un cuarteto sólido, cuyo público no es más que aquel ubicado en el territorio que la vio imbuirse de la música que actualmente la moviliza. En aproximadamente una hora y media de presentación, Melissa le ofreció al público chileno pinceladas de su nuevo trabajo – el que será llamado «Los ecos del profeta interior»– pronto a ser estrenado, además de versionar algunas piezas de sus influencias, en un contexto cálido y de reconocimiento que entrega un hogar.
Quien daría inicio a esta íntima noche sería la propuesta etnojazz de Ernesto Holman en formato trío, quien equipado de su característico bajo Fretless de 6 cuerdas empezó a recorrer melodías e improvisaciones dentro de los habituales 6/8 de los ritmos latinos que impregnan su trabajo. La canción «Atardecer» es la destacada de la velada, pieza de su disco del año 2008 ‘Mari tripantu’ que hizo lucir a los tres integrantes en escena y deleitó a los presentes.
Posteriormente ingresa al escenario Melissa Aldana acompañado de su grupo, agradeciendo desde el inicio el apoyo y recibimiento brindado, y anticipando lo que sería el tenor musical de la noche. Los músicos no escatimaron en improvisar y en mostrar su desplante, pero siempre en un matiz cálido y cercano. Quien escribe se atrevería a decir que algo característico de la música de Melissa es que es conmovedora y amena de escuchar, pudiendo llegar inclusive a quienes no están tan instruidos en el jazz y sus variaciones. Algunos de sus adelantos fueron canciones llamadas «Unconscious Whispers» y «Una Historia», las cuales tendrían cierto hilo conductor y mostrarían el momento actual del cuarteto, ya lleno de espontaneidad y aciertos profesionales.
Para terminar la noche – la cual se sintió breve – la tenorista invita a los asistentes a compartir con ella posterior al show y ofrece junto al pianista Glenn Zaleski una minimalista versión de la canción «En la orilla del Mundo» del recientemente fallecido cantautor cubano Pablo Milanés, la que es ejecutada de forma muy dulce. Se vuelve importante destacar el trabajo del mencionado pianista, cuyos fraseos recuerdan a aquellos más populares de importantes jazzistas como lo fueron Herbie Handcock y Bill Evans.
Pues con una ovación del público se retira la protagonista de la noche, quien sin duda está marcando precedente dentro del rubro de músicos tanto nacionales como internacionales y quien recibirá cada vez que vuelva la bienvenida de sus compatriotas de esta orilla del mundo.