Faith No More Modo Ranking: Revisamos su discografía desde el peor al mejor
Mirando los números, este es un bonito año para mirar en retrospectiva la discografía de Faith No More. Este 2017, Introduce Yourself cumple 30 años. Album of the Year, 20. Y entre medio de ambos, está el glorioso Angel Dust, que celebra 25. Siendo sinceros, en realidad cualquier momento es excusa para este ejercicio, pero es bueno que los números estén de nuestro lado. La de FNM es una discografía más bien pareja, en el sentido que todos los discos tienen algo que decir. A fin de cuentas, decir cuál va primero o cuál va después es difícil, y por lo mismo, no tan relevante. Mirar de cerca la discografía de Gould y compañía, permite darnos cuenta que esto no parte en The Real Thing con la llegada de Mike Patton, y que los dos discos previos con Chuck Mosley tienen algo que contar. Son buenos discos, llenos de personalidad. Asimismo, este ejercicio permite darnos cuenta que, matices más o matices menos, hay dos álbumes que son centrales y marcan la etapa de oro de la banda. En esta, una nueva edición de nuestros rankings de Nación Rock, quedan más que invitados a compartir con nosotros y discutir, sólo por diversión, cuáles son sus favoritos. Como siempre.
7. We Care a Lot (1985)
Suena algo injusto poner en el último lugar a un disco que parió dos canciones indiscutidas en la discografía de la banda. ‘We Care a Lot’, hitero y ganchero tema archiretocado en sus shows en vivo, y ‘As the Worms Turns’, no tan aclamado como hit pero sí con una fuerza enorme, tan emocionante como saltona, muy del gusto de Mike Patton, tanto que lo grabó con su voz más adelante (por estos años aún no formaba las filas de la banda). En este, el primer disco y armado con más pasión que talento y profesionalismo, el híbrido de postpunk, funk rock y rap, congeniaban brutalmente en un disco no tan bien facturado en sonido, pero que suena bien así en crudo, con Matt Wallace que luego se graduaría de grande cuando tuvo a su cargo la producción del glorioso Angel Dust. Hay temas entretenidos, pues en eso estaba FNM en estos primeros pasos, como la desvariada ‘The Jungle’; otros más relleno como ‘Mark Bowen’, ‘New Beginnings’ (los tonos bajos no van con Chuck Mosley, la verdad) o ‘Jim’; pero por otro lado, están la interesantísima y bailable ‘Arabian Disco’, o la poderosa instrumental ‘Pills for Breakfast’ (con esa admirable guerra bajo/guitarra sin tregua), canciones que resaltan el poder y la variedad del álbum. Era la primitiva forma de una banda que evolucionaría mucho más rápido de lo que se pensaba y que dejaría a toda una generación de rodillas ante un novedoso sonido, siempre y por sobre todo original._
Patricio Avendaño R.
6. Introduce Yourself (1987)
Ya es momento que le demos a Introduce Yourself el lugar que se merece. Particularmente, en un país tan pattoniano como el nuestro, donde muchas veces creemos que Faith No More parte con The Real Thing. Pero acá están los elementos esenciales de la base instrumental de la banda: guitarras heavy metal, funk rock a cargo de Gould y Bordin, y el teclado de Roddy Bottum, ese mestizo absoluto, carente de cualquier prejuicio para referenciar al pop romántico, al metal, a David Bowie, o a lo que haya entre medio de todo eso. Sin duda, el origen de algo nuevo. Y canciones buenas hay varias. Casi todas. Además de los dos primeros clásicos de la banda –’Introduce Yourself’, y la nueva y mejorada versión de ‘We Care a Lot’-, la mayoría de las canciones hace la tarea, y sacan lo mejor de Chuck Mosley, un vocalista limitado, pero hábil para entregar con precisión lo que cada canción necesita. En ‘The Crab Song’, ‘Chinese Aritmetic’ o ‘Spirit’, sus rapeos como vómitos sin duda hacen el trabajo. Más aún, al adentrarse con más detalle en la paleta sonora de Introduce Yourself, uno finalmente puede lograr entender el rol de Mosley en la banda, y esa voz excesivamente pastosa y “poco hermosa”, funciona de gran manera para contribuir a la oscuridad del disco. ‘Death March’ no sería ni la mitad de lo tenebrosa que es, si no fuera por ese registro. Claro, después llegaría un superdotado como Mike Patton a cambiarlo todo, pero esa es otra historia._
Felipe Godoy O.
5. Sol Invictus (2015)
¿Cuán bueno es Sol Invictus, y qué lugar se merece en la discografía de Faith No More? Aún no podemos saberlo, y cualquier respuesta suena apresurada. Injusta. ¿Es, por ejemplo, mejor disco que Album of the Year, su predecesor y el disco con el que, a fin de cuentas, la banda decidió parar actividades por 12 años? Aún es demasiado pronto para plantearlo sin sentir un leve dejo de traición, mal agradecimiento, o incluso poco rigor e ignorancia. Estamos comparando al nuevo amigo que conocimos en el trabajo, con aquellos de la infancia, con quienes hemos compartido toda una vida. Tal vez aún es muy pronto para decir que ‘Separation Anxiety’ o ‘Cone of Shame’ son nuevos clásicos de la banda, que están llenas del mismo veneno de composiciones como ‘Cuckoo for Caca’ o ‘Malpractice’. O para decir que fue de un atrevimiento notable haber escogido como su single de regreso, una canción como ‘Motherfucker’ –donde Roddy Bottum hace un gran trabajo en las voces. Es muy pronto para catalogar a ‘Sol Invictus’, el track de inicio, como una de las canciones más épicas de la banda. Tal vez, simplemente es muy luego para decir que Sol Invictus es un disco con más sangre que Album of the Year, pese a que todos los miembros de la banda ya están sobre los 50._
Felipe Godoy O.
4. Album of the Year (1997)
¿Qué podía presentarnos Faith No More luego de una pegada de dos discos imbatibles e influyentes como lo fueron Angel Dust y King for a Day? Paralelo al decaimiento del hype grunge y el surgimiento del nu metal –estilo que algo le debe a FNM-, Patton y los suyos para 1997 no lo estaban pasando muy bien. Album of the Year fue un collage sonoro, grabado en los ratos libres que dejaban los proyectos paralelos de cada uno. De tibia recepción, tuvo que pasar el tiempo para su revaloración, porque a pesar de todo lo que pasó a su alrededor, su espíritu exploratorio e inquieto para hacer del rock algo innovador se mantuvo. Más allá de los singles -‘Ashes to Ashes’ o ‘Stripsearch’-, con Patton dando rienda suelta a su influencia desde la electrónica, o la misma ‘Last Cup of Sorrow’ –con video hitchcockiano incluido-, su poder visceral característico seguía intacto (‘Collision’, ‘Naked in Front of the Computer’) al igual que su versión bizarra del pop (‘Helpless’, ‘She Loves Me Not’, de sello soul a la Michael Jackson). Por encima de todo, con el tiempo ha quedado demostrado que, pese a lo que decía la crítica de entonces, éste no es el disco de una banda desesperada porque la década de los 90 los considerara relevantes, sino que representa a la piedra angular de un cierre de carrera en donde dejaron un legado que los llevaría a ser -quizás- uno de los grupos más influyentes dentro de la historia del rock._
César Tudela B.
3. The Real Thing (1989)
Disco innovador y uno de los más inspiradores del rock de finales de los 80. La banda decidió ir un paso más allá en sus anhelos experimentales, añadiendo toques rap y progresiones cercanas al jazz. Este trabajo les permitió toparse en el camino con un joven Mike Patton, quien llenó el alma de Faith No More de una fuerza que la interna de la banda no conocía. La leyenda indica que Patton le puso letra, en 6 semanas, a colosales tracks como ‘From Out of Nowhere’, de estrofa pegajosa y donde el protagonismo lo tiene Roddy Bottum en los teclados, pero con el espíritu marcado por Mike en su sorprendente interpretación. ‘Epic’ y ese bajo funky, con Patton rapeando, para terminar con un piano final muy bien logrado. El bombardeo de ritmos diferentes se pasea por el álbum, atravesando la rítmica ‘Falling to Pieces’ y ese bajo numetal muy original; está la metalera ‘Surprise! You’re Dead!’ y su guitarra ruda y solos desquiciados; la acústica ‘Zombie Eaters’, cuyo progreso a un tono oscuro establece el parámetro para referirse a la creatividad de FNM. La favorita de muchos, ‘The Real Thing’, es otro himno de esta placa, y que se inicia con una suave percusión acompañada por potentes guitarreos de Martin y coros potentes de Patton, quien se enfrasca en otra gran performance, donde habría que rescatar también el teclado y la sensibilidad que transmite en su interpretación, todo adornado por una percusión increíble y el tándem guitarra-bajo que bordean la perfección. Los cambios de ritmo de ‘Woodpecker From Mars’ y el sonido extraño del teclado son de antología. ¿Es poco? Bueno, al cierre escuchamos la versión más gigante que se ha hecho de ‘War Pigs’ de Black Sabbath. Este disco es la cúspide creativa de Faith No More, permitiéndoles pasar del anonimato a telonear a Metallica, y ser habituales para MTV. Un trabajo que desborda consistencia._
Macarena Polanco G.
2. King for a Day… Fool for a Lifetime (1995)
Si un disco pudiera definir el metal alternativo, este sería un ejemplo a postular. En King for a Day hay un paseo desequilibrado por temas rápidos y lentos, y por distintos rumbos musicales, que se explica por la evidente falta de unidad del grupo y la tensión que hubo en el estudio. Al parecer, en ese momento ya no había tanto gas en el estanque, y de allí esta variedad infravalorada en un principio y elevada, con los años, al status de alta calidad. Para muestra, ‘Evidence’, una balada increíblemente radiable, con toques jazz y soul que son ejemplo palpable que la banda quería ir dejando de lado los sintetizadores para buscar algo con más personalidad. Pero también hay otras corrientes que se representan, por ejemplo, con la demoledora ‘Get Out’, llena de rabia en su discurso, o en ‘Ricochet’, que varía el estilo debido a su tono envolvente. Tenemos presencia de bossanova gracias a ‘Caralho Voador’ y buena dosis de electricidad rabiosa en ‘Ugly in the Morning’. ‘Cuckoo for Caca’ es otro temazo, que inicia con un ritmo muy oscuro en el teclado mientras la batería va dando paso a una atmósfera casi thrash, en la que Patton se muestra vigorosamente furioso. El disco avanza con la esencial ‘Digging the Grave’ y su juego de armonías vocales muy originales, con la tranquila ‘Take This Bottle’, el medio tiempo de ‘King for a Day’, y el descontrol punk de ‘The Gentle Art of Making Enemies’. Para el final, un trabajo de joyería: ‘Just a Man’, con un Patton pausado y amenazante, en un fantástico intermedio y un crescendo poderoso, junto a un coro gospel que eleva la canción al infinito. Cambiante, agresivo, elegante. Este disco sólo es identidad, aunque los más exigentes digan que se extrañaron los punteos delirantes de Jim Martin._
Macarena Polanco G.
1. Angel Dust (1992)
Una gema rockera para atesorar de los 90. Un paso de distancia al frente, no tan solo en su historia y discografía, sino que de todo lo que se venía haciendo en ese competitivo primer lustro de la década. Es un disco muy distinto a su antecesor The Real Thing, donde vemos al talentoso Mike Patton por primera vez colaborando musicalmente con su cepa de locura, gritos y alaridos, factor primal para su éxito extraído de su experiencia en Mr. Bungle -y dicho sea de paso, ¡cómo le cambio la cara a la banda!-. Si bien ya el horizonte musical estaba en apertura de miras, es acá donde realmente empiezan a experimentar con diversos estilos, llámese pop, soul, rock progresivo, coros gospel, distorsionadores de voz y samplers, entre otras cosas. Desde la apabullante apertura con ‘Land of Sunshine’, a la machacante aventura de escuela headbangera de ‘Caffeine’. Desde la sobria esquizofrenia de ‘RV’, a la popera pero devastadora lírica de ‘Midlife Crisis’. El disco es un todo y no tiene sobrantes. ‘Be Aggresive’ nos pone de manifiesto cuánto la banda se divertía en el disco, puliendo la soltura y rudeza. La cantidad de canciones innovadoras es increíble, en ‘Everything’s Ruined’, la combinación de pianos, marca del bajo, juegos vocales de Patton y riffs con identidad heavy metal es notable. Para ‘Malpractice’, nos encontramos con una canción delirante, industrial, donde el desenfreno y la locura es total. La mano de Patton en la manufactura de este tema pesa, lo ecléctico de la escuela Mr. Bungle recae aquí con todas sus letras. Otra obra de alta factura se nos deja caer con ‘Kindergarten’, un rapeo de Miken se entrecruza con potentes riffs y un coro con una melodía totalmente coreable e inolvidable. El single ‘Easy’ -coverazo de The Commodors en el Lado B- y la nostálgica y apacible ‘Midnight Cowboy’, son solo dos brillantes agregados de bajas revoluciones que engrandece este disco cada vez más. Es difícil ser número uno en un ranking de Faith No More, hay que decirlo, pero Angel Dust tiene argumentos de sobra._