Fishbone en Chile: Fiesta inferno en la zona cero

Había una sed enorme que pareciese que se movía en círculos secretos por ver a esta banda en Chile, de eso no cupo duda anoche. Con una convocatoria muy digna, los Fishbone hicieron su debut en un Club Subterráneo prácticamente repleto, a eso de las 22:00 hrs. Y sí, con un atraso casi como calculado en una hora reloj, quizás para que llegara más gente y se creara más ambiente, lo cual pasó claramente, a la hora del comienzo del show el local de Providencia ya parecía una caldera humana sedienta de ritmo, pasión y rock.

Y así fue no más lo que nos entregó Fishbone, quienes desde el comienzo se mostraron muy empáticos con la audiencia, sin más, el carismático vocalista Angelo Moore antes del show eligió un costado del escenario para sacarse fotos tupido y parejo con quien se las pidiera, y ya arriba del escenario no paró de tener interacción, movimiento, gesticulaciones freaks varias con el público, demostrando que él es una de las grandes partes que ofrece la fiesta que es Fishbone. (Y hay que decir que son varias las que componen el concepto).

La figura de Rocky George, con un afro impresionante como salido directamente del Motown setentero logró captar las miradas de todos y del sinfín de cámaras fotográficas presentes, y más aún cuando pudimos dar cuenta del soberbio manejo de su guitarra, a la que hizo estallar en magistrales solos y con la que también hizo saltar con su vertiginosa forma de rasguear notas alegres de Ska. Tampoco dejó pasar su pasado recordado en los hardcore punk de Suicidal Tendencies, dedicando un riff por ahí entre tema y tema.

La fiesta llegó desde un principio con ‘Party at Ground Zero’ y ‘Ugly’, la otra parte del show se la llevó sin duda el vocal de soporte y trompetista Dirty Walt, quien impregnó mucha energía en el show, de hecho, fue uno de los que más se vio activo, y claro, debido a su físico, es uno de los mejores mantenidos de la banda. El caso de Angelo Moore pasaba más por su extravagancia, alaridos enfermizos, discursos arengando, pero la verdad es que ya llegadas las ¾ partes del show acusó un extremo cansancio que lo tuvo fuera del escenario durante varias canciones.

Hubo varios clásicos de vieja escuela que se agradecieron, por ejemplo ‘Everyday Sunshine’, donde los stages del público se empezaron a desatar radicalmente, algo que fue la tónica de todo el show, todos querían tirarse o andar entre las manos del público, que también se revolcó en mosh cuando la canción lo requería (sí, también hubo algo de rock y punk, pero no en demasía, para pesar de algunos). También el humor de la banda fue algo muy grato, en un momento Dirty Walt se puso una capa cual Superman y se lanzó a su fanaticada.

Fue un show bastante extenso, Fishbone desplegó muchos más temas que su reciente pasada por el Rock Al Parque en Colombia, sabían que estaban con sus fans de verdad, que los esperaban hace más de 20 años por estos lados y eso se clarificó con su entrega, que, pese a los años de carrete y cansancio, fue delirante hasta el final.

Luego del festín de solos de Rocky George que nos parecía ver a un nuevo Jimi Hendrix con tamaño afro y destreza en las notas y en una magistral versión de ‘Give It Up’, llegaba el supuesto cierre con el clásico del alabado “The Reality of My Surroundings” (1991) ‘Sunless Saturday’.

Pero pese a las dos horas de show que se anotaban hasta el momento, la fanaticada pedía más y nadie quiso poner un pie fuera del recinto. Y llegaron de vuelta, esta vez con un Angelo Moore algo más recompuesto para ofrecer otras dos gemas de la colección Fishbone y no programadas de hecho (no aparecían en la lista de temas “torpedo” ya clásica pegada en el suelo del escenario).

Un show de energía, pasión, esa vibra que solo los músicos negros parecieran transmitir, grande los Fishbone, una “deuda” más que saldada.