No cabe duda alguna que la música de The Beatles ha golpeado en varias generaciones…
“Fly on the Wall”: AC/DC disminuido a mediados de los 80’s
Albert Productions / Atlantic Records, 1985
Los australianos inauguraron nueva alineación por su paso en los Estudios Mountain, en la ciudad suiza de Montreux; con la adición del baterista Simon Wright, en reemplazo de Phil Rudd. Y si con su anterior entrega, Flick of the Switch (1983), quisieron desmarcarse de la fama masiva y entregar material cuasi cantinero; esa evocación se acentuó todavía más con Fly on the Wall —publicado el 28 de junio de 1985, figurando como la 9ª incursión del catálogo. Aquello en referencia al material audiovisual que acompañó al disco: cinco videoclips, que ensamblados funcionaban como un cortometraje; ambientándose en un amplio y destartalado bar de Brooklyn, llamado The Crystal Ballroom, que parece estar suspendido en el tiempo; donde van ocurriendo diferentes situaciones según lo amerite cada canción —teniendo de antagonista a un paparazzi a la antigua, Super Snoop, que busca alguna exclusiva de AC/DC.
También se hace presente el emblema del álbum, y que de manera fortuita le da título al mismo: una pequeña mosca, el único elemento que se vale de animación, teniendo sitio especial en la potente pista homónima. Danger, medio tiempo pausado y de nombre genérico, le abre paso a un punto alto: Sink the Pink; allí el foco apuntando a una femme fatale recién llegada, que expele rosado por todos sus poros, yendo directo a la mesa de pool para enfrascarse en un duelo. Stand Up que distiende, para llegar a Shake Your Fundations; teniendo pasta para grandes arenas y estadios, que termina de derrumbar el lugar —AC/DC siguiendo en trance sobre el escenario, lo único que queda en pie, con una panorámica hacia Manhattan.
La otra mitad, en contraposición, cayendo en el olvido; las lascivas First Blood, Playing With Girls y Send for the Man —o las típicas facturas rockeras estándar, como lo son Hell or High Water y Back in Business. Situación que le valió ser quizás la placa más baja de AC/DC, por ello no es de extrañar que ninguno de los temas sobreviviese tras la correspondiente gira mundial —que tuvo una pequeña apéndice, al año siguiente, para promocionar el compilado Who Made Who (1986). Pero que los mantuvo activos en el intertanto, cuando la escena musical era invadida por el glam rock californiano; Fly on the Wall teniendo como curiosidad ser el único, de toda la discografía, producido exclusivamente por Malcolm y Angus Young —puesto que los créditos de su antecesor correspondió a la banda completa.