Sam Dunn ya es un graduado en documentales de rock y metal interesantes, y luego…
Girlschool: la primera banda femenina de heavy metal de la historia
En esta serie de notas hemos revisado el origen de algunas bandas all-female de rock. Fanny, Go-Go’s, Bangles. Todas americanas. Pero, ¿qué hay del otro lado del océano? Bueno, también tuvieron lo suyo, aunque estuvieron en las antípodas de las Spice Girls o Bananarama. La banda de la que hablaremos hoy no hacía pop simple y pasatista, sino rock and roll y del pesado. Hablamos de las Girlschool.
Corre 1978. Aunque aun no tenia nombre, la New wave of british heavy metal se estaba consolidando a pesar de un contexto musical que le era adverso. Un ambiente donde el punk y derivados como el reggae y el ska se disputaban la audiencia con los viejos grupos establecidos a los que, sabemos, los punks se referían como dinosaurios.
Y a pesar de ello, en los sótanos había bandas que intentaban recuperar el espíritu revolucionario, dándole mayor energía y velocidad al mismo punk rock, pero tomando también de sus pares progresivos la temática fantasiosa y mitológica, a la que agregaron el horror y desde ya, el estilo rockero de vivir. Muchas bandas se hicieron conocer a partir de allí: Iron Maiden, Judas Priest, Def Leppard, Motorhead, Saxon, y siguen nombres.
Para entonces, una banda femenina de covers llamada Paint Lady estaba terminada, luego de tres años de existencia. Pero su guitarrista Kim Mc Auliffe, y su bajista Enid Williams persistían en hacer una carrera musical que las sacara de sus mediocres empleos de barrio. Tomaron la decisión de seguir y hacer sus propios temas, reclutando a Kelly Johnson (guitarra líder) y Denise Dufort en la batería. Era Abril de 1978 y las Girlschool habían nacido. Tiempo después Kim recordaría esos años: “»Se suponía que debía quedarme en la escuela, pero realmente quería estar en una banda», dice. «Mi papá dijo: ‘Te prestaré el dinero para comprar una guitarra, pero tienes que conseguir un trabajo para pagarme».
Sin embargo, no fue adrede que el grupo se compusiera solo de mujeres. En una típica actitud entre sexista y prejuiciosa, Kim recuerda que los chicos “no querían chicas (músicas) en la banda, así que la única forma en que podíamos hacer algo era encontrar chicas con ideas afines. Entonces nos dimos cuenta de que eso era algo bastante bueno”. Y vaya que lo fue.
El cuarteto hacía rock pesado, algo que no se espera de las chicas educadas. Pero las Girlschool tenían su propia idea acerca de la educación. Lo cual era bueno. Empezaron a moverse por Gran Bretaña e Irlanda, cruzando el canal de la Mancha para hacer algunas presentaciones en Francia. Poco después, un amigo del grupo que había creado su sello independiente les permitió producir su primer sencillo, “Take It All Away”, una canción con alguna referencia al costo de perseguir un sueño
Un día estás despierto, al día siguiente estás deprimido,
nada que puedas hacer excepto quedarte
tratando de hacer tu mejor esfuerzo, esperando que estén impresionados
“Take It All Away” es un rock and roll enérgico al modo Motorhead, donde Girlschool delinea su propio estilo. Una base potente, una voz ídem, y un trabajo agresivo de Kelly Johnson. La referencia a Motorhead no es superficial. El tema llegó a ser difundido por la radio y llegó a los oídos de Lemmy, quien fue a ver a las chicas a un show. Debió de impresionarle, tanto a él como a su manager de entonces Doug Smith, porque les ofrecieron ser el acto soporte de la gira de presentación de Overkill. Fue el comienzo de una relación de larga data, y también el paso que Girlschool necesitaba para salir de las tabernas.
Pero también fueron el momento y lugar correctos. La NWOBHM había roto el cascarón y estaba haciéndose fuerte, y el estilo de la banda se adecuaba a lo que los sellos discográficos perseguían ahora. Y de la mano de Doug Smith, quien ya era su manager, Girlschool llegó a su disco entre abril y mayo de 1980, al que bautizaron Demolition.
Grabado con la ayuda de Vic Maile, un curtido ingeniero de sonido que había trabajado con Led Zeppelin o los Who, el disco contiene doce temas (once propios), incluyendo su sencillo debut y un tema grabado en vivo, “Baby doll”, que paradójicamente no hace justicia a la energía que las Girlschool desatan en Demolition. El único cover es una respetuosa y vigorosa versión del clásico de Gun de 1968, “Race with the devil”.
Si un amante del rock pesado y vertientes aledañas tenía algún recelo, tuvo que tirarlo al diablo con la primera nota. Demolition es una aplanadora de heavy y hard rock. Sin solución de continuidad, las canciones se suceden en una sucesión de riffs y acordes bien heavys, y una ejecución que enmudece a cualquier posible crítico.
Todo el primer lado es, tal como anuncia el titulo del LP, demoledor. Una tras otra pasan las cinco canciones sin dar respiro. Luego, el lado B se apacigua un poco, pero no mucho. En todo caso, es un poco más variado, mas en la onda de hard rock pero igualmente sólido en arreglos y ejecución.
En el disco hay un tremendo trabajo de guitarra de Kelly Johnson, que se destaca en cada solo y riff que hay en el álbum. Lo suyo realmente es superlativo, y si el disco tiene el punch que consigue, mucho se debe a su labor. Y si no me creen, escuchen (o mejor, lean) a Lemmy: “Kelly Johnson, en un buen día, es tan buena como Jeff Beck en sus días de rock & roll. Es una guitarrista jodidamente brillante”.
El resto de las chicas secunda muy bien en lo suyo. La rítmica de Kim Mc Auliffe pone la pared sonora necesaria para las notas que dispara Johnson; y la base de Enid Williams/Denise Dufort es de una polenta abrumadora.
En Demolition las voces eran repartidas entre Johnson, Mc Auliffe y Williams. Y son correctas, aunque el correr del tiempo nos ha acostumbrado a voces más conocidas como las de Dickinson o Halford, lo que hace que las de las Girlschool parezcan limitadas. En cuanto a las letras, hacen referencias a la sociedad de consumo desde una mirada crítica, y a sentimientos personales, siempre despojados de cualquier tipo de sutileza. Si bien los cuatro singles sacados del LP no tuvieron mucha suerte, el disco en sí mismo alcanzó el puesto 28. Y si bien lo suyo se podía enrolar entre los muchos grupos de la NWOBHM, parte del atractivo estaba que también eran poseedoras de un estilo único entre las mujeres, una rara avis que les permitió algo de visibilidad en los medios.
Poco después, la banda entraría a grabar su segundo álbum. Mientras esto pasaba, su manager pensó que era una buena idea juntarlas con Motörhead para grabar algo. El resultado fue un EP de tres canciones, donde cada banda interpretaría un tema de la otra, y el tercero fue un cover, “Please don’t touch”, de Johnny Kid & the Pirates. Editado bajo el nombre de St. Valentine’s Day Massacre, el EP alcanzó el puesto 5 en el chart inglés, lo mejor que consiguieron en singles.
Poco después salió a la venta su segundo álbum, Hit and Run. Quizás empujado por el éxito de St. Valentine’s…, este disco fue aun mejor recibido que el debut (llegó al puesto 5 y es el más exitoso de su carrera). Hit and Run es un LP mas trabajado hacia el lado pesado, pero con menos frescura. La banda había evolucionado hacia un costado que la mimetizaba con otros grupos del palo y las hacia entreverarse entre el montón de grupos heavy ingleses. Dicho de otro modo, había perdido parte de ese rasgo distintivo que las podía encumbrar. Aun así, el disco es bueno, otra vez con una excelsa labor de Kelly Johnson, y el momentum de fama consiguiente las llevó a encabezar una noche del festival de Reading 1981, a la altura de Gillan y The Kinks, los otros dos actos principales.
Pero hasta allí llegó el auge. El calendario agotador de giras empezó a pasar factura. Enid Williams se bajó. Mientras seguían grabando sin la misma repercusión, la NWOBHM comenzaba a ponerse de moda en USA. Se intentó aggiornar la imagen y el estilo de Girlschool al glam metal. Pero no alcanzó. El esfuerzo fue demasiado. “Tenías que estar ahí todo el tiempo para romper Estados Unidos – decía Kim Mc Auliffe- Quizás no nos lo tomamos lo suficientemente en serio… Solo estábamos allí para pasar un buen rato».
Kelly Johnson también se fue de la banda en 1984. La coyuntura ideal se escapó, y Girlschool siguió adelante con su base de fans y su historia.
Actualmente, las Girlschool siguen tocando en vivo. Kelly Johnson volvió en el 93 y siguió tocando hasta que le detectaron esa enfermedad de mierda que no queremos nombrar en el 2000. Siguió vinculada al grupo hasta que murió en 2007 a los 49 años. Enid Williams volvió en el 2000 y siguió hasta el 2019. Kim y Denise son las únicas miembros originales que siguen adelante, tocando regularmente y editando álbumes.
No vamos a ponernos emocionales, pero podemos ilusionarnos en pensar que, mientras las Girlschool aun rockean escenarios y patean traseros por el mundo, Kelly y Lemmy están de jam session en el cielo para solaz de san Pedro y los suyos.
Pablo Irrera