Gorillaz está de vuelta hoy con un nuevo sencillo llamado "Baby Queen", la última muestra…
Gorillaz-Cracker Island (2023): Jugando en el pasado, presente y futuro
2023 Parlophone Records Limited
La dedicación de Damon Albarn al proyecto de veta más indie pop se ha mantenido firme, ya que ha estado al frente de Gorillaz durante más de dos décadas, y parece lo suficientemente feliz como para asumir el creciente papel principal de cara al público, a medida que pasa el tiempo sigue ganando más adeptos no solo por su música, sino también por sus característicos integrantes, por ello 2-D, Noodle, Murdoc Niccals y Russel Hobbs, vuelven con un nuevo sonido algo mas convencional pero que a larga satisface a sus seguidores.
Ese cambio podría explicar de alguna manera el éxito de ‘Cracker Island’. Desde su álbum de regreso de 2017 ‘Humanz’, la banda ha incursionado en varios sonidos y técnicas: ya sea pop de baja fidelidad (“The Now Now”, 2018) o estructuras innovadoras (‘Song Machine: Series One’, 2020). Los sonidos electrificados y listos para Internet que fueron pioneros en su primer acto ahora dominan las listas de éxitos y las plataformas de transmisión.
Gorillaz toma instantáneas de una escena musical diversa, desde pop fusionado con psicología hasta reggaeton, y le da un giro único. No hay un concepto amplio o un lanzamiento que rompa la industria, solo 10 pistas prístinas y ricamente satisfactorias; ni más ni menos.
La canción principal ‘Cracker Island’ y ‘New Gold’ ahora deben considerarse junto con su mejor trabajo: el último incluye un gancho vocal pegadizo de Kevin Parker de Tame Impala, mientras que la versión extraña de Thundercat sobre el funk y el jazz potencia el primero. El tiempo de ejecución animado permite menos invitados, pero los que aparecen hacen grandes esfuerzos: las voces de Stevie Nicks y Albarn se entrelazan maravillosamente para ‘Oil’, al igual que Adeleye Omotayo en ‘Silent Running’, incluso si hay poco para distinguir la producción de los que persiguen un sonido pop maximalista similar al de los 80.
Sin embargo, la apariencia de Bad Bunny resulta ser la más intrigante. En ‘Tormenta’, la banda toca uno de los pocos géneros en los que aún no se han aventurado, combinando cuidadosamente su sonido refinado con ritmos latinos.
Damon Albarn y su equipo parecen estar libres de la carga de estar a la altura de un concepto y, en cambio, convierten en un disco agradable que muestra por qué siguen siendo relevantes hasta ahora en su carrera. Una banda que alguna vez se consideró jugando en la periferia del pop ahora está definiendo el presente e inspirando el futuro.