Greta Van Fleet en Chile: El fuego de la juventud (Sideshow)
Estuvimos presentes en el Caupolicán para ver el esperado sideshow de Greta Van Fleet y estas son nuestras impresiones.
Con ánimos bastante caldeados y con un no menor «debate» que se lleva desde hace varios meses, sobre si esta banda era de verdad, clones, impostores o no, es que finalmente llegó Greta Van Fleet a su primer show en Chile, con un Teatro Caupolicán a no más dar y a verdaderamente callar bocas, pues lo que vimos no es más que el producto de años de esfuerzo y una precoz sabiduría musical arraigada en el blues rock setentero, y no solo en Led Zeppelin, sino que en los bluesman de antaño y mentores negros americanos de los propios Zeppelin, como para dejar claro que estos chicos partieron con una buena base.
Lo mejor de todo es que se la creen toda arriba del escenario y personalidad de rockstars les sobra. ‘Highway Tune’ fue la elegida para el arranque y ahí estuvo el público chileno con una energía impresionante saltando gracias a los fiesteros acordes de este tema que se tornó algo épico. Joshua Kiszka es un crack, a sus 22 años sabe moverse como un ídolo de años de trayectoria, dirige, sigue y arenga cada uno de los compases de GVF. Sus hermanos, no se quedan para nada, las contorsiones del guitarrista Jake Kiszka son extraordinarias, pero por supuesto que lo mejor es la forma brutal de tocar de este pequeño monstruo de las cuerdas.
Quizá a futuro hagan tanto o más leyenda que la propia banda con la que los comparan eternamente.
‘Edge of Darkness’ siguió y Greta nos mostraba su versatilidad y sus polos que se atraen. Los chicos saben hacer temas de fiesta y rock’nroll y sonar bastante energizantes, pero también les gusta empoderarse con powerballads tremendas, de notable sensibilidad y potencia que quedódemostrada en vivo totalmente. El vocalista deslumbró con esa agudeza vocal, un verdadero don que tiene, pero en las jams los músicos
demostraron las horas y horas de ensayo que han tenido para llegar a eso. La banda es profesional y se preocupa de detalles, y ante todo eso es muy importante para el show en vivo.
‘Flower Power’ y la adorable ‘You’re The One’ seguía la fiesta con luces
desde plateas y canchas. La banda a veces lograba hipnotizarnos un poco con sus jams, y vaya qué sonido tenía la batería de Danny Wagner. ‘When The Curtains Fall’ fue coreada inmensamente y la brutal extensión de ‘Lover, Leaver (Taker, Believer)’ dejaba al teatro absolutamente clavado y de paso haciendo darnos cuenta del tremendo potencial de los de Michigan. Simplemente asombroso.
Llegaba la despedida, pero este era un show propio, tenían que volver. Dos grandes temas para el cierre iban a abrochar un show inolvidable, como los que nos acostumbra el querido Caupolicán. ‘Black Smoke Rising’ y ‘Safari Song’ para volver a ver a esa cancha saltando tal como lo fue al inicio. Joshua y los suyos se tenían ganado al público de antemano, pero a esas alturas con lo entregado sellaron un romance totalmente. La banda tiene un gran futuro, hay que aplaudirlos más que criticarlos. Esas similitudes con LZ la verdad es que, al menos por acá, se agradecen más que se rechazan. Quién sabe, quizá a futuro hagan tanto o más leyenda que la propia banda con la que los comparan eternamente, y nosotros fuimos los afortunados al verlos en la energía máxima y plena de su juventud. Tremendos.
Por Patricio Avendaño R.
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