Cancionero Rock: «Hallowed Be Thy Name» – Iron Maiden (1982)
“The Sands of time for me are running low”
Campanas sonando tristemente de fondo, dan la bienvenida a Hallowed Be Thy Name (Santificado sea Tu Nombre). El primer párrafo nos lleva a la desesperanza de aquel que ha sido condenado a la horca, de aquel a quien ya no le queda tiempo, “las arenas del tiempo para mí se acaban”. Imaginamos una fría cárcel de piedra húmeda donde el desdichado espera.
La desilusión de un mundo que nada entregó y que además termina de esta forma es la visión a través de los barrotes. El cura entra a dar la extremaunción, esperando que sirva para la recepción en un mundo mejor, el cielo. El terror se apodera en ese instante, la sensación de irrealidad que acompaña a la forzosa muerte, los gritos y llantos de quien se ve perdido, aun cuando se tiene la fe en que hay algo más allá de la muerte.
Luego una muy buena pregunta: “alguien grita desde una celda: ¡que Dios te acompañe!/Si hay un Dios, ¿Por qué me deja ir?”- reflexiona el personaje
La vida se va frente a los ojos, se va junto con el terrible destino. El alma prisionera pronto será liberada y junto con ello nace la ilusión, finalmente la fe se reencuentra en el corazón de quien ya ha perdido todo pero que confía en que volará a la última y gratificante realidad.
“Cuando sepas que tu hora esta próxima, quizás comiences a entender que la vida aquí en la Tierra es una extraña ilusión. Santificado sea Tu Nombre”
Musicalmente hablando se agradece el canto maestro de Bruce Dickinson, una vez más imprimiéndole voz teatral, artística y potente a una letra tan densa, escrita magistralmente por el bajista Steve Harris. La música, que en principio es lenta pues tiene que ver con las divagaciones del condenado en su celda, pronto toma la velocidad que el camino hacia la muerte requiere. El terror de esos pasos se suceden como un torbellino entre riffs y solos de guitarra muy bien puestos, muy “heavys” y cabalgantes y que además en vivo hacen vibrar a la multitud. El final corta de pronto con una interrupción fría para terminar con la frase que le da nombre a esta canción: Yeah! Hallowed be Thy Name!, más allá, la muerte.
Por Alejandro Coronado C.