Ciclo Heroínas del Rock: Stevie Nicks, la bruja blanca del rock
Así como Kate Bush o Kristin Hersh, Stevie Nicks siempre ha contado con una gama de inflexiones vocales proporcionales al caudal de emociones que destilan las canciones de Fleetwood Mac. Stephanie Lynn Nicks vino al mundo para iluminar el camino a muchas mujeres que, en años posteriores, la han citado como referente del rock y del pop. Nieta de un cantante country que la acercó a la música, ya en su adolescencia escribía temas que reflejaban la soledad de su juventud y que no pasaron inadvertidas para otro joven que tenía su mismo interés: Lindsey Buckingham, quien cayó “embrujado” por su encantadora voz. Ese fue el inicio de Fritz, banda que subió como la espuma y que llegó a telonear a Jimi Hendrix y Janis Joplin.
Stevie trató de ser libre y de no anclarse a ninguna corriente, y esto también englobaba su estética. Su gusto por el expresionismo neogótico y el misticismo de sus letras, le colgaron absurdos rumores sobre una supuesta vinculación con la brujería y la wicca. Aunque se molestaba con las preguntas, usó esto a su favor y dio recitales en Halloween y se vestía como bruja en eventos públicos, lo que amplificó su magnetismo y el halo de misterio que terminó por encantar a la industria musical; tanto así, que ostenta el récord de ser la única mujer que ha logrado ingresar al Salón de la Fama del Rock and Roll en dos ocasiones: en 1998, como parte de Fleetwood Mac, y el 2019 como solista. A pesar de lo injusto que siempre ha sido este nombramiento, es impensable que una reina de tal estirpe no hubiera sido reconocida como corresponde, pues su voz de contralto, sus tonos rasposos y el cambio de velocidad que le imprimió a una banda de tremenda trayectoria, le hicieron ganarse un espacio muy relevante dentro de las divas del rock.
En 1974, Mick Fleetwood le ofrece a Buckingham integrarse a su banda, pero él dijo “no sin Stevie”. A partir de ese momento, Fleetwood Mac experimentó una renovación absoluta, pasando de ser una banda de hippies blueseros, a ser una vigorosa banda de soft rock . Stevie le regaló a la fanaticada ese baluarte que es “Rihannon”, escrita por la ella, y que se volvió tan imprescindible que está en la lista de “Las 500 Mejores Canciones de Todos los Tiempos”, de la revista Rolling Stone. En esta época, ya era conocida su danza e interpretación teatral en el escenario, casi un exorcismo según sus compañeros, mientras que las sombras de la cocaína se posaban sobre ella y no la dejarían de asolar por bastante tiempo. En plena redefinición del pop y la aparición de las gestas heroicas, tipo Springsteen, Stevie supo utilizar sus habilidades para ubicarse en medio, e igualmente resaltar y ser indestructible al paso del tiempo. A partir de ella, Fleetwood Mac fue oro y platino, llenó estadios y produjo discos de calidad infinita, como los inolvidables “Rumours”, “Tusk” o “Mirage”, y tras las pausas que se dieron, siguió una carrera en solitario muy exitosa, iniciada con un disco evocador y misterioso: “Bella Donna”.
“Creo que Stevie salvó mi vida cuando era adolescente, porque veía una salida en ella, una manera de ser único en el mundo y que no importara lo que pensaran los demás. Lleva botas de plataforma y chales de cabestrillo. Sé quien tú seas. Eso lo aprendí de Stevie y sus canciones”, fue lo que declaró el director Ryan Murphy cuando convocó a la artista a ser parte de su serie “American Horror Story: Coven”, interpretándose a ella misma: la bruja blanca del rock. La joven bruja Misty Day era su máxima admiradora y ve su sueño cumplido cuando conoce a esta leyenda viva, quien interpretó “Rihannon” y “Has Anyone Written Anything for You?” en el 10º episodio de la serie. Además, en el final de temporada, fue la bruja que inauguró la competencia para conocer a la próxima suprema, cantando su clásico “Seven Wonders”. Pasarán los años y Stevie ya es más que una cantante, es un símbolo cultural.
Con ocho nominaciones al Grammys, en solitario, y nueve nominaciones con Fleetwood Mac, Stevie Nicks se erige como parte de la monarquía del rock rompiendo siempre con los convencionalismos, no queriendo ser madre, pero sí peleándola desde siempre, para construirse como referente musical. Además, ha sido un ejemplo de altruismo al ser la creadora de la “Stevie Nicks Soldier’s Angel Foundation”, en la cual utiliza la música como terapia para los soldados que regresaban de Afganistán o Irak. Stevie es, hasta hoy, una artista superlativa, una voz personalísima, gran talento compositor y una bruja sin igual.