Iron Maiden y su historia con Chile: A los pies de la doncella
Que a los chilenos y chilenas nos gusta el metal, está claro. Privados en los ‘80 de gozar, en vivo, de la música que azotaba al mundo con sus riffs largos y letras destructivas, la llegada de estas bandas en los ‘90, con discos ya memorables y con esa característica de brindarse por entero, lograron calar en el fan con una fuerza que solo el amor por los grandes símbolos (como lo puede ser la familia o el equipo de fútbol) puede representar. Han pasado los años y Chile es una sociedad diferente. Tanto así, que se ha convertido en destino obligado para un sinfín de grupos cuando planean giras sudamericanas. Pero para llegar a esto, el camino recorrido ha debido de ser largo y no siempre fácil, por eso, la historia de Iron Maiden con Chile está construida a base de saltar obstáculos religiosos y políticos, para ir decantando en una relación basada en la madurez y la confianza. Ante el anuncio de su novena visita, con dos shows agotados, hemos querido repasar esta historia que, ante la luz de los hechos, nos permite ser auto referentes y señalar que somos el público sudamericano que más amor le demuestra a la doncella.
1992: No paran de decepcionarnos
Fue la Iglesia católica la que frustró el que debería haber sido el primer recital de Maiden en el país. El veto y otros contratiempos frenaron la llegada de los europeos a Chile, pero agigantaron su leyenda. Lo que comenzó como un debate valórico finalizó con el propio subsecretario de Interior, Belisario Velasco, haciéndose eco del argumento que señalaba como peligrosa la cercanía de las letras de Iron Maiden a temáticas ocultistas y de adoración a Satanás. Este tropiezo no pasó inadvertido para la banda, la que recordó el episodio en su documental “Flight 666”. El concierto programado para el 23 de julio de ese año, debería haber cargado con el rótulo del primer recital metal después de la dictadura.
1996: con el pie izquierdo
Pasaron cuatro años para que los fanáticos pudieran sacarse de encima el polvo de la censura anterior. Pero como si el destino quisiera jugarnos siempre una mala pasada, Iron Maiden anunciaba su debut sin Bruce Dickinson en la voz, quien había sido reemplazado por Blaze Bayley. Fue el jueves 29 de agosto de 1996, en el Teatro Monumental, cuando la fanaticada se hizo presente con absoluto descontrol, siendo implacables con los teloneros Héroes del Silencio, quienes realizaron, seguramente, el show más corto de sus vidas. Así lo recordó Enrique Bunbury, años después. “Al medio minuto de estar en el escenario yo era todo un escupitajo, pero además empezaron a tirar de todo y le dieron con algo a Pedro en la cabeza. Se cayó con la cabeza abierta y se lo llevaron al hospital. Fin del concierto”. Cuando Maiden salió a escena, Bayley también fue víctima del desatino y desorden, tanto así, que el propio Steve Harris amenazó con terminar el show. “Fortunes of War”, “Blood on the World’s Hands”, “Afraid to Shoot Strangers”, “The Evil That Men Do”, “The Aftermath”, “Sign of the Cross”, “Sanctuary” y otras lograron calmar los ánimos tras la molestia de Harris, sin embargo, todos estaban insatisfechos de estar ahí. Sin duda que la primera cita de esta pareja, terminó con pocas ganas de volver a verse.
1998: otro balde de agua fría
Tras el mal inicio de hacía dos años, los ingleses nuevamente anunciaron visita al país. El show se programó para el 10 de diciembre en la pista atlética del Estadio Nacional y en el marco del Monster of Rock, donde compartirían cartel con grandes bandas como Slayer, Helloween, Criminal y Panzer. Pero en esta ocasión, el motivo de la no presentación vino por parte de los británicos, ya que en 1998 Augusto Pinochet había sido detenido en Londres, lo que motivó a Iron Maiden a bajarse del evento por motivos de seguridad.
2001: creciendo juntos
Entrando en el siglo XXI, el 15 de enero de 2001, los intérpretes de “The Trooper” deciden volver a Chile para presentar “Brave New World”, el cual marcaba el regreso de Dickinson en la voz y de Adrian Smith en la guitarra. Con un país más acostumbrado a recibir grandes eventos, con un acceso a internet bastante masivo, y con fans que ya no eran los adolescentes que, con desparpajo, habían escupido a la bestia un par de años antes, se podía esperar un ambiente inclinado al pleno disfrute del concierto. Éste tuvo como invitado a Rob Halford, quien realizó una presentación tan fantástica que, realmente, igualó a lo que hizo la banda. “The Wicker Man”, “Ghost of the Navigator”, “Brave New World”, “Wrathchild”, “2 Minutes to Midnight”, “Blood Brothers”, “The Clansman”, “Fear of the Dark” y otras, deleitaron a los fans sin que motivos adyacentes amenazaran con frustrar el espectáculo. Podríamos decir que este fue realmente el debut y punto de partida de la relación de los ingleses con Chile.
2004: Eddie, el imponente
Tres años más tarde, el 13 de enero de 2004, Iron Maiden regresaba a nuestro país marcando su tercera visita. La gira del “Dance of Death” ofreció un show que superó en calidad de sonido al anterior, pero que estuvo lejos de sentirse afiatado. En aquel momento, la banda acusaba cansancio y hasta Rod Smallwood declaraba que sería la última gira mundial que realizarían. Los británicos cumplieron, siendo Eddie el que se colgó el protagonismo y le dio al espectáculo el status de imponente. “Wildest Dreams”, “Wrathchild”, “Can I Play With Madness”, “The Trooper”, “Dance of Death”, “Rainmaker”, “Brave New World”, “Paschendale”, “Lord of the Flies”, “No More Lies”, “Hallowed Be Thy Name”, “Fear of the Dark”, “Iron Maiden”, “Journeyman”, “The Number of the Beast”, “Run to the Hills” fueron las escogidas esa noche, pero muchos no quedaron conformes con ese setlist.
2008: en la cima
La bestia volvió a pisar Chile el 9 de marzo de 2008, cuando el mundo entero clamaba por la épica y espectacularidad que le añadían a sus shows. El “Somewhere Back in Time World Tour” agotó los tickets en pocos días, formándose una especie de “movimiento” que pedía trasladar el concierto desde la Pista Atlética al propio Estadio Nacional. Como no resultó, fueron algo más de 28.000 privilegiados los que se dejaron llevar por el delirio absoluto de la banda. Los videos de esa anoche muestran cómo nadie dejó de cantar, agregando una emoción no vista, de manera tan palpable, en sus visitas anteriores. Este show aparece en el documental “Flight 666”, que se editaría después. “The Rime of the Ancient Mariner”, “Powerslave”, “Heaven Can Wait”, “Moonchild”, “Aces High”, “Fear of the Dark”, “Revelations” y “The Clairvoyant” fueron la demostración, a carta cabal, de que la banda ya era legendaria para nosotros, que sus shows eran dignos de agotar las entradas en horas, y de que cantar junto a Bruce es lo mejor que existe para un metalero de esta parte del mundo. Para muchos, este es el mejor show que ha dado la banda en Chile.
2009: tierra fecunda
Impensado era que quisieran volver tan pronto, pero así fue. El 22 de marzo de 2009 agendaron visita en un recinto que siempre ha tratado de probarse como apto para grandes shows: el Club Hípico. Mucho más grande que la Pista Atlética, acogió el show de Maiden con su buena cantidad de pirotecnia, algo que no utilizaron el año anterior. El concierto comenzó a las 20:00 horas y se extendió por casi dos, sumando temas como “Aces High”, “2 Minutes to Midnight”, “The Trooper”, “Run to the Hills”, “The Number of the Beast”, más algunos no tan conocidos y que solo son el deleite para un fan de cepa: “Children of the Damned” y “Phantom of the Opera”, por ejemplo. Muchos asistentes indicaron que este show superó al de 2008 y fue capaz de atraer 65.000 personas, cifra que dejó impresionada a la banda. No es fácil duplicar (en miles de personas) una convocatoria de un año a otro, pero Maiden lo hizo, sentenciando, en 2009, que esta tierra es siembra y cosecha fecunda para la bestia.
2011: la costumbre y la pausa
Por fin el Estadio Nacional se dignaba a recibir a Iron Maiden. El 10 de abril se desarrolló este concierto que sería foco de las grabaciones para un futuro DVD. El poder llegar al coliseo deportivo más grande del país motivó a titular esa producción audiovisual como “En Vivo! Live at Estadio Nacional”, un verdadero regalo para nosotros y señal de que esta relación estaba basada en la mutua admiración y que todos los tropezones del inicio habían quedado en el pasado. El show traía su nuevo álbum “The Final Frontier” y fueron teloneados por Kingdom of Hate y Exodus. El setlist fue interesante pero no el mejor que han seleccionado, pues al inicio hubo muchos temas del disco nuevo y eso enfrió un poco el ambiente. Además, el público estaba algo desconectado, quizás más acostumbrado ya a los espectáculos de este nivel y, también, porque la lejanía de la galería del estadio con el escenario era algo nuevo, y muchos no quedaron conformes con no poder ver más cerca la acción.
2013: pasando a otra etapa
Un público compuesto por distintas generaciones llegó al Estadio Nacional ese 2 de octubre para ver nuevamente a la bestia, ahora en el marco de la gira “Maiden England Tour”. Aquellos adolescentes de los ‘90 llegaban a este concierto desde sus trabajos, y muchos de ellos lo hacían acompañados de hermanos menores o pequeños hijos. En este gran tour, Maiden se hizo acompañar de los suecos Ghost, quienes salieron pasadas las 18:00 hrs a calentar el ambiente, para pasar, posteriormente, al poder brutal de Slayer; los norteamericanos entregaron su furia de manera potente, provocando que desde galería comenzara el éxodo hacia la cancha; mención aparte, el recuerdo que hicieron a Jeff Hanneman, quien había muerto solo unos meses antes. Iron Maiden salió a escena puntualmente y desarrolló su actuación con mucha pirotecnia y complementando con la aparición de Eddie, en diferentes formas. Cerca de 50 mil personas corearon las canciones, pero la diferencia de este show radicó en que la banda ya era traspasada o “heredada” a otra generación, una más joven que se hizo presente, seguramente por primera vez, para iniciar su propia relación con la banda inglesa.
2016: arte y magia
“The Book of Souls” fue la invitación que convocó, otra vez, a 50 mil personas al Estadio Nacional la noche del viernes 11 de marzo. Tras la actuación de The Raven Age, fue Anthrax la que partió el deleite a punta de su thrash sin dobles tintas. “Speed of Light”, la clásica “Children of the Damned”, “Tears of a Clown”, “The Red and the Back”, la majestuosidad de “The Trooper” y “Powerslave”, más otros clásicos coreados a todo pulmón, dieron otra prueba de que aunque pasen muchos años y aunque la banda ya sea adulta y longeva, son héroes de la New Wave of British Heavy Metal y nos traen esa cuota de rebeldía y poesía cada vez que nos vienen a visitar. Por todos pasa el tiempo, pero solo con Maiden cada éxito de ayer gana en frescura. Fue un show excelente, impecable, y que dejó la vara muy arriba para los dos shows confirmados para octubre.
Y ahora 2019 con dos fechas agotadas, otro récord que se anota Iron Maiden en esta relación de amor, admiración e intensidad que, seguramente, ellos tienen con nuestro país y con ningún otro de esta forma. Para nosotros, ellos son embajadores irreemplazables de este estilo musical, de ahí esta mágica locura que tiene su base en el rico metal que han desarrollado, pero cuyo espíritu habla de mística, una que en Chile es recogida con fervor y logra que los ingleses quieran siempre volver. Amada doncella, estamos a tus pies.