Una de las bandas de metal que pone todo al servicio del sentimiento: Katatonia estarán…
Katatonia en Chile: una sobria deliberación
En un Club Chocolate repleto los suecos visitaron una vez más nuestro país, en promoción de su nuevo disco «Sky void of Stars» y del cual los fanáticos corearon cada una de las canciones elegidas de dicha placa para nutrir la velada. Que obviamente, estuvo también repleta de clásicos de toda su discografía. Jonas Renkse se mostró todo el show complacido y agradecido por la acogida de los asistentes, llevando la actitud del espectáculo fuera de la peculiar aura de introspección con la que la banda es constantemente asociada.
La apertura estuvo a cargo de los nacionales Crisálida, quienes una vez más confirmaron por qué son referentes nacionales dentro del género. Cinthia Santibáñez no dudó en mostrar su dicha por estar compartiendo escenario con una de las bandas que influenciaron su sonido, dando la sensación de que no solo venían a compartir su alegría, sino también a homenajear sus históricas influencias. La ya clásica Cabo de Hornos y Raco-Viento del Sur fueron posiblemente las canciones que más poder transmitieron en el inicio del concierto.
Ya posteriormente, pasadas las 21.30, los suecos se asoman para iniciar una presentación que una energía lineal, sobria pero efectiva, donde las pistas grabadas de apoyo no se sintieron como poco naturales ante los músicos que tocaban a gusto y sin mucho preámbulo entre una canción y otra.
Austerity y Colossal Shade fueron las canciones iniciales que comenzaron a impregnar la atmósfera, siendo la sección intermedia la que más hizo culminar la euforia del público. Forsaker, Opaline – la favorita de muchos del nuevo disco – ,Buildings y My Twin se sintieron como una sola canción, debido a que la comunicación armónica de las canciones es en general bastante coherente y correcta. Lamentamos que solo decidieran tocar una sola canción del disco «The Fall of Hearts» del 2016, ya que se percibió en general cómo la canción Old Heart Falls conmovió a muchos que gritaron por más. Pero entendemos que el objetivo del show no era explorar ese aspecto, el que se vio reforzado por la presencia del contundente Nico Elgstrand en las guitarras en reemplazo de Anders Nyström debido a problemas familiares.
Sin duda el show se sintió breve, lo confirmaron las últimas piezas de la velada July y Evidence que no lograron satisfacer del todo al público que estuvo involucrado por aproximadamente 1 hora y 15 minutos de show. Pero los suecos estaban en su casa y no cabe duda que volverán nuevamente a este rincón del planeta.
Fotos: Diego Pino