Kreator en Santiago Gets Louder 2019: Enemigos de Dios
Kreator fue el reemplazo más óptimo para Megadeth. Lo supo el público chileno desde el primer minuto que se confirmaron y la banda alemana lo ratificó como una gran oportunidad para volver a agradecer a su “segunda casa” con dos shows que estuvieron a la altura de lo que se esperaba. La noche del sábado fueron una dosis notable de su mejor repertorio y en la que correspondía al Santiago Gets Louder no se olvidaron de ningún detalle.
El thrash metal exportado desde Alemania es uno de los más apetecidos por el público chileno y desde que sonaron las primeras notas de “Violent Revolution” el ambiente se tornó una caldera humana. Los himnos que ya tienen instaurado en el inconsciente colectivo de sus fanáticos fueron los que más se disfrutaron desde la apertura: “Extreme Aggresion” y “Phobia” son cánticos redentores de los germanos y en suelo chileno parecen obtener un matiz más potente.
“Satan Is Real” se escuchó fuerte y claro en cada rincón del estadio Bicentenario de La Florida con un notable agradecimiento a Santiago de Mille Petrozza por el apoyo que siempre le ha transmitido la fanaticada local. La comunicación y la loable cercanía por parte del frontman de los alemanes con el público, fue digno de aplausos cada vez que intervino con algún discurso en inglés. “Hordes Of Chaos” junto a “Hail To The Hordes” fueron sumando una intensidad sabrosa, agregando espectacularidad con un juego de serpentinas, como un gran preámbulo para que los “oh, oh, oh” empezaran a retumbar con “Enemy Of God”.
El cierre para lo que fue un gran setlist de composiciones extremas lo focalizaron en “Mars Mantra/Phantom Antichrist” y “Betrayer”. Sin embargo, la que no podía faltar y una de las que los fanáticos recrudecen con sus mosh fue “Pleasure To Kill”. La canción del disco de 1986 fue el cerrojo ancestral de una pasada triunfal para lo que fue reemplazar a una banda como Megadeth. Los originarios de Essen prometieron mosh y brutalidad, lo cual cumplieron a cabalidad. Finalizaron un periplo de dos conciertos en Santiago con su sello y que los deja con la chapa de los verdaderos enemigos de Dios en Chile.