Kuervos del Sur, Kapitol, Tash Sultana, Mac DeMarco, Metronomy: Así vivimos la tarde de domingo Lollapalooza Chile 2018
La última jornada de Lollapalooza Chile tuvo su inicio a cargo del rock nacional. En el Itaú Stage, Kuervos del Sur desató lo mejor de su aplaudido repertorio de creativa fusión de folclor y rock. Al mediodía, cuando recién se habían abierto las puertas de ingreso, se logró congregar a una buena cantidad de público y no nos cabe duda de que si el horario los hubiera favorecido, la masa de espectadores hubiera sido imponente, porque si hay una banda nacional que en este momento está resaltando y alcanzando notoriedad internacional, esos son los nativos de Curicó. «El Árbol del Desierto», «Los Cometas», «Enredadera» y «Kaverna» sacaron aplausos merecidos de una heterogénea afición que fue subiendo en número, atraído por los acordes melódicos y la interpretación poderosa de Jaime Sepúlveda. Repasaron su versión de «Águila Sideral», de Los Jaivas, parte del aplaudido disco «El vuelo del Pillán», el cual les ha abierto todas las puertas. Tributaron a los mexicanos Caifanes y contaron que venían llegando del festival Vive Latino, el cual se desarrolló en México el mismo fin de semana y que contó con headliners como Gorillaz, Morrissey, Fito Páez, Noel Gallagher y Queens of the Stone Age.
Con un gran 2017 e iniciando 2018 con el éxito en la Cumbre de Rock Chileno, Rock en Conce y Vive Latino, esta presentación en Lollapalooza Chile se agrega a la agenda de la banda nacional que más tendría que crecer este año, para así aspirar al siguiente Lollapalooza a un horario ojalá estelar. Ya lo merecen. Y lo mejor, es que caminan por la vereda del rock.
Kapitol, Tash Sultana, Mac DeMarco, Metronomy
La reprogramación que sufrió la cartelera de artistas del día domingo, situó a los chilenos pop/rock de Kapitol en el Acer Stage, escenario muy bien ubicado pues se encontraba al lado de la zona para canjear comida, lo que aseguraba el tránsito constante de asistentes. La banda ya había estado en Lollapalooza en 2015 y esta nueva invitación los motivó a planear un espectáculo matizado con invitados y homenajes. Su cancionero, basado en canciones en inglés, quizás dificultó la empatía, pero Francisco Martínez, el vocalista, se dedicó a cubrir ese espacio siendo muy comunicativo y no dejando pasar espacios entre los temas.
Siguiendo con los cambios de programación, éstos fueron muy beneficiosos para algunos artistas que venían en son de promoción. Fue el caso de Tash Sultana, la que finalmente hizo uso del escenario principal y en un horario donde ya se había congregado la mayor parte de la afición. La joven australiana sorprendió con su talento y versatilidad pues tocó una buena variedad de instrumentos con sorprendente habilidad. Cuando un artista desconocido llama la atención, de inmediato empieza la búsqueda de sus orígenes y cuando estos se encuentran en Youtube, caemos en cuenta que el negocio y la industria musical está aceptando todos los códigos de la modernidad, siendo esta oriunda de Melbourne un buen ejemplo. Recién está trabajando en lo que será su primer disco, pero lo que observamos en el VTR Stage da para destacarla como una de las «joyitas» que nos deja Lollapalooza 2018, pues sus canciones son originales y buscan un estilo propio. Guitarra, bajo, flauta, trompeta, y un estilo de ejecución que recordaba, por momentos, el de Angus Young.
Y la tarde siguió con uno de los números más relajados, sin que eso signifique sacrificar calidad. Mac DeMarco ha sido visita frecuente en nuestro país y ya merecía tener un espacio en esta fiesta, ocasión precisa para presentar las canciones de «This Old Dog», publicado el año pasado y con muy buenas críticas; pero convengamos que son la ironía y sus salidas de libreto lo que más llaman la atención de su propuesta aliviada, de rock más bien psicodélico pero calibrado por la herencia sónica californiana. No hubo mucho tiempo para el standup pero sí para dejar manifiesto el por qué es uno de los más creativos de la industria indie, hoy por hoy. Con una banda precisa, que entregó un AOR perfecto para las radios, su show ayudó a soltar las formas del rock y relajar el ambiente. El mejor momento fueron los covers de «High and Dry» de Radiohead y «Under the Bridge» de Red Hot Chili Peppers, cantados en un tono intencionadamente desafinado. No faltó el que se lo tomó a pecho y reclamó, pero eso es no comprender la propuesta de DeMarco, la que se basa en no tomar las cosas tan en serio, ni siquiera su propia propuesta en el escenario.
Y cuando la tarde caía y el viento empezaba a correr con más fuerza, llegó el momento de la reelectura del funk y el disco, a cargo de Metronomy. Sin grandilocuencia ni puesta en escena sobresaliente, el show de los británicos se sostuvo en una música en la que el ritmo es el que manda. «Back Together», «Miami Logic» y «Old Skool» sirvieron para calentar el ambiente previo a Liam Gallagher. Nada hacía presagiar lo que después pasaría.
Macarena Polanco