“La Guerra Santa del Rock N’ Roll”: Cuando Pearl Jam se enfrentó a Ticketmaster

“La Guerra Santa del Rock N’ Roll”: Cuando Pearl Jam se enfrentó a Ticketmaster

Vitalogy vendió más de 900.000 copias solo en la primera semana desde que fue publicado aquel 22 de noviembre de 1994. Pearl Jam se podía jactar perfectamente que eran la banda más popular del mundo, y eran, supuestamente, los invencibles de la industria musical; sin embargo, en vez de estar disfrutando de una gira por Estados Unidos para promocionar el LP, estaban enfrascados en una disputa legal con el Goliat de las venta de entradas: Ticketmaster.

Los creadores de “Jeremy” dijeron en varias entrevistas que se saltarían todos los lugares en los cuales la compañía tuviese injerencia directa en la adquisición de boletos. No obstante, por desconocimiento o por una jugada táctica de presión, la banda no contaba que el 90% del territorio estadounidense era manejado por la empresa fundada a mediados de los 70’.

Los liderados por Eddie Vedder tenían las fuerza necesarias y económicas (creíamos todos) para luchar con un conglomerado que hasta hace algunos años (1991) había eliminado de la competencia a Ticketron. Los oriundos de Seattle contrataron al bufete de abogados Sullivan y Cromwell para liderar la ofensiva legal y es así fue como el 6 de mayo de 1994 presentaron una queja oficial en el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que respaldaron por dos eventos gratuitos del Día del Trabajador que realizó la banda en 1992 en su ciudad natal cuando la compañía de boletos pidió un dólar por cada ticket adquirido, siendo contraproducente con la definición misma de gratis.

El dolor de cabeza para ambos fue enorme, pero PJ ya se había puesto en campaña en hacer valer una postura que ayudaría a muchas bandas a poder montar giras a bajo costo en el territorio del Tío Sam. El plan de los de Washington coincidía en que no querían cobrar más de $ 18.50 por boletos, con tarifas de servicio que no excedieran los $1.80 de la divisa norteamericana. No obstante, y como era de suponer, Ticketmaster se negó rotundamente y argumentó que necesitaban al menos $ 2 en tarifas simplemente para cubrir los costos de cada concierto.

“Fue una experiencia horrible”

Vedder y compañía revelaron la rigidez con la cual actuaba la empresa y esta, poco a poco, comenzó a cambiar sus políticas de servicio para que otras agrupaciones de música pudiesen ver posibilitadas sus aspiraciones a poder contar con el respaldo necesario para salir de gira y ayudar a los consumidores a tener un ticket asequible a su bolsillo. Pearl Jam, mientras duraba la batalla, realizó sus propios conciertos, los cuales tuvieron que armar completamente: “debido a que solo tocaríamos en lugares que no son de Ticketmaster, tuvimos que ir a estos lugares realmente apartados. Teníamos que manejar todo nosotros mismos. Fue una experiencia terrible”, dijo el guitarrista Mike McCready. Incluso, Vedder, más de alguna vez, tuvo que conversar directamente con las empresas a cargo del aseo para ver los inodoros que ocuparían en lo que sería el tour de Vitalogy, que dicho sea de paso, la crítica alabó. “Eramos muy cabezaduras con esa gira de 1995. Teníamos que probar que podíamos girar por nosotros mismos, pero eso casi nos mató”, explicó Ament.

Stone Gossard y Jeff Ament tuvieron que dar su testimonio ante el Congreso de los Estados Unidos. «Nuestra banda, que está decidida a mantener bajos los precios de las entradas, siempre estará en conflicto con Ticketmaster«, afirmó Gossard, mientras que el CEO de la ticketera le respondía con ironía a la banda: «si Pearl Jam quiere tocar gratis, estaremos encantados de distribuir sus boletos gratis«.

Este ataque esperaba estar avalado no solamente por Pearl Jam sino que por otros actores. Por un lado, R.E.M. tuvo atisbos (mínimos) de ayuda para la agrupación grunge, pero no lo hizo y se fue de gira para promocionar su noveno álbum “Monster” bajo el sistema de venta de entradas de los rivales de PJ y por otro, el manager de Aerosmith Tim Collins aseveró que la empresa no les dio ninguna respuesta a su intento de bajar las entradas del tour de “Get A Grip” sino que les ofrecieron subir un dólar la venta de sus boletos. De las bandas independientes no se sumó ninguna, tal vez por temor o simplemente porque no les interesaba esta disputa y la investigación federal en contra de la empresa fue abandonada por los persecutores. Una derrota dolorosa, pero que valió en su momento para hacerle una pequeña cefalea a un monstruo de la industria del espectáculo que tiene hasta el día de hoy el 80% de los arenas de Estados Unidos y casi todos los megaeventos de toda América.

Luego de más de 25 años, la pregunta que se han hecho varios sigue dando vueltas: ¿qué cambió luego de esta disputa legal? Respuesta: Nada. Los valores de los conciertos son los más elevados en la historia de la industria, se han parcelado todos los lugares para realizar eventos con localidades con nombres de perlas preciosas y algunos hasta irrisorios. Es más, Pearl Jam se vio obligado a realizar sus actuaciones con el sistema de tickets de… Exacto, los mismos, Ticketmaster.

Nosotros queríamos mantener bajos los precios de las entradas. Para conseguir cualquier clase de beneficio, no podíamos tener a Ticketmaster agregando 7 o 10 dólares al precio de un ticket. El gobierno de Estados Unidos nos pidió testificar sobre el tema del monopolio. Fuimos los únicos que presentamos evidencias al respecto. Al final se decidió que no lo eran, y nosotros quedamos colgados”, diría tiempo después McCready. La Revista Time agarró esta batalla y la bautizó como “La Guerra Santa del Rock N’ Roll”, dándole tintes religiosos a un acontecimiento que de santo y religioso no tuvo nada.

Bastián Cifuentes Araya

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