La historia tras la portada: The Smashing Pumpkins – «Mellon Collie and the Infinite Sadness»

La historia tras la portada: The Smashing Pumpkins – «Mellon Collie and the Infinite Sadness»

El álbum doble por excelencia de The Smashing Pumpkins goza de historias por muchos lados. 1995 encontró a Billy Corgan en un peak de creatividad que no solo se quedó en lo musical y en la soberbia cantidad de canciones de buena factura de ese gran primer álbum doble de su carrera. El más contundente y el que a final de cuentas le ha dejado grandes clásicos a la banda.

Junto con él llegó su cambio de look. La cabeza rapada que mantiene hasta ahora. Los videos inspirados en el cine de los años 1900 (‘Tonight, Tonight’). La polera «Zero» icónica y sus viajes a su adolescencia en «1979», pero además hubo un énfasis en tratar de llevarnos a una especie de viaje astral, tanto con sus letras como con su música llena de contrastes, donde la furia rockera, y la «infinita tristeza» eran su premisa. Lejos, es el trabajo más ambicioso de su carrera, y que realmente resultó. Y para la portada Billy se las rebuscó para darle al clavo con lo que justo quería mostrar al mundo.

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Su creador es John Craig, un ilustrador de Pittsburgh que vivía en Wisconsin en los noventa, que fue cuando comenzó a comunicarse con Corgan sobre qué elementos visuales podrían llevar a cabo la enorme ambición de Melon Collie a la vida. Artista de collages, Craig había pasado la mayor parte de su carrera haciendo diseños editoriales para revistas como Time, Newsweek y Esquire. Pero de 1967 a 1970, Craig fue un diseñador y director de arte de Mercury Records, donde creó portadas e ilustraciones para Rod Stewart, Uriah Heep, Steam y otros.

El ilustrador -especialista en diseñar con un acento artístico inspirado en obras clásicas-nunca había oído de The Smashing Pumpkins, pero en ese momento, él ya llevaba 30 años en el negocio. Sobra decir que trabajar con Corgan no fue su primer logro, pues la experiencia que ya tenía le dio credenciales de sobra. Craig brindó una entrevista a NPR en que cuenta su historia con la portada: «Billy tenía una idea tan grande en mente; Debió haber tenido toda esta idea del folleto ya concebida. Realmente quería hacer pinturas victorianas, así que después de mirar mi cartera de pinturas, creo que le gustó lo que vio. Quería encontrar a alguien que pudiera pintar con ese estilo».

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El arte de su trabajo para este gran disco doble de las calabazas de Chicago también contó con otras ilustraciones que aparecen a lo largo del cuadernillo del álbum, ya que el artista se entusiasmó y se quiso involucrar más allá que la simple portada, en un tema que fue bastante discutido con Corgan. Los animales que fuman pipas, cuerpos celestes con rostros, niños extravagantes que caminan en parajes como de sueños algo fantasmagóricos, todo con un afán vintage y clásico, pero también muy bello y onírico.

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La imagen de la portada, es la de una niña con la mirada perdida y a la deriva en una especie de balsa/estrella celeste. Fue realizada en torno a dos pinturas. La primera del siglo XVIII de Jean-Baptiste Greuze titulada «The Souvenir», en tanto su cuerpo fue tomado de una de 1507 de Raphael llamada «St. Catalina de Alejandría» y suena a collage en primera instancia (que era el fuerte del diseñador) pero esta vez Craig trabajó con otra técnica para darle el standard de una sola forma y no como si el artista simplemente cortara una foto de una mujer y la colocara encima de una estrella. El diseñador hizo un trabajo metódico con lo que halló indispensable en esa época para lograrlo: fotocopiadoras. Para hacerlo de una forma más orgánica, pues recordemos que programas de diseño en esa época difícilmente encontraría. Y lo hizo hasta que las imágenes encajaron perfectamente. El resultado de esta «fusión» de pinturas dejó totalmente conforme a Corgan, pues había algo sumamente delicado y clásico en el resultado, pero también algo implícitamente escondido, que es esta especie de erotismo tácito que muestra: «Ella puede estar masturbándose, y tal vez sólo Raphael lo supo» decía Craig respecto a la imagen original «Hay algo sobre la colocación de las manos y toda la mirada que esta mujer tiene en su cara que lo implica».

El arte de este disco en general es una obra completa, donde no solo podemos encontrar estos detalles en su portada, sino un sinfín de ilustraciones para quedarse detenido admirándolas por un buen rato. Todo, por supuesto, mientras pasan las maravillosas canciones de uno de los grandes discos noventeros.

Patricio Avendaño

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