La ruta hacia Lollapalooza: A Perfect Circle, redibujando su geometría
Una de las grandes sorpresas (y vaya que fueron varias) del anuncio del line-up de Lollapalooza 2013, por allá en octubre del 2012, fue la de A Perfect Circle, la banda que nació en los laboratorios del guitarrista y productor Billy Howerdel. Pero las euforias múltiples que provocó esta confirmación fue para todos los verdaderos correligionarios que posee el mesiánico Maynard James Keenan, quien, cual semi-dios, bajaba del Olimpo (Tool) para acercarse a los mortales nacidos debajo del Trópico de Capricornio y darnos una pincelada de su talento.
Ahora bien, es difícil escribir hoy de APC con el mismo encanto que hace varios años atrás. Difícil porque el tiempo, para bien o para mal, te da la perspectiva general de lo que pasó con este proyecto (sí, proyecto, no banda) que se veía venir como el reencanto del rock alternativo del siglo XXI. Sabemos que no lo fue, a pesar que nos heredaron dos joyas magníficas en la pasada década: Mer De Noms (2000) y 13th Step (2003); y que siempre presentó formaciones de lujo; a pesar de los cambios, siempre mantuvieron una alineación a la altura de las expectativas (Twiggy Ramirez por Paz Lenchantin o James Iha por Troy Van Leeuwen, por ejemplo). Simplemente envidiable.
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Este “colectivo” de grandes figuras del rock de los 90 sufrió de un trágico mal: el peso de Maynard y sus credenciales como frontman de los favoritos Tool. Su trabajo vocal y como letrista no tiene parangón en esta época, y su apuesta por este proyecto permitió que rápidamente la banda diera bastante que hablar. El material entregado, además, validó todas las buenas críticas que se auguraban. Hoy, canciones como ‘Judith’, ‘3 Libras’ o ‘Breña’ envejecen de manera formidable a ya diez años de publicadas, con sus sonoridades calmas y hermosas, y no por eso menos potentes. APC fue un enjambre de melodías que reflejaban a la perfección el espíritu de su tiempo con un puñado de buenas canciones de un excelente rock ecléctico. Pero…
Fue el caudillismo de MJ Keenan el factor clave para el devenir de APC. La bestia mayor, Tool, lo iba a requerir siempre, cada vez que se le necesitase en el estudio y en los escenarios; sin contar con las inquietudes paralelas de este personaje (haciendo cosas con su proyecto Puscifer o con su «pyme», manteniendo sus viñedos para fabricar vino). En fin, con el tiempo, se vio que cualquier integrante era reemplazable, menos él y el autor intelectual del “círculo perfecto”, Billy, que hacía todo el trabajo de composición en solitario.
A pesar del alejamiento de Maynard para el 2001 (y de Paz, la bella bajista que nos cautiva en esos 3 segundos cuando se toma el pelo en el video de ‘Judith’; y Troy, que sería contratado por QOTSA ), la segunda placa salió adelante con nueva formación y con un sonido que encontró identidad vital y coherencia a los tiempos modernos. Nuevas canciones: ‘The Package’, ‘The Noose’, ‘Pet’, ponían de manifiesto el talento melódico que alcanzaban con este aplaudido segundo trabajo.
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Este álbum –13th Step- sería el último atisbo de lucidez. Luego de su gira de promoción en 2003-04, vendría el final abrupto y sorpresivo. Con la publicación de un tercer disco, con clara intención política y la inclusión de covers y reversiones de sus propios temas, dibujaron el círculo de su epílogo. El compás que trazó su destino por muy buenos cuatro años había perdido precisión y tinta. El encanto en la búsqueda de melodías perfectas, con sentido de canción «pop», con ese toque de intimismo tan peculiar se disipó, y la composición se volcó a rehacer canciones pacifistas de antaño mancillándolas con un sobrecargado tinte de oscuridad y experimentalidad. Se metieron en terrenos pantanosos de donde no saldrían. Luego de la publicación de Emotive, la banda tomaría un receso de seis años.
Tras varios dichos, trabajos en paralelo e idas de socios fundadores, el proyecto se volvía a armar para ofrecer varios conciertos a mediados del 2010. Los entusiasmos y las ilusiones de poder presenciar un concierto en vivo volvían a tomar color. De alguna forma, es curioso el caso de APC, que con sólo tres discos y una trayectoria intermitente, parecen foguear a su antojo a una fiel audiencia que no tardó en reventar de comentarios orgásmicos a las redes sociales cuando se reveló su participación en la tercera versión del Lollapalooza criollo, en el escenario principal del domingo 7 de abril.
Y aunque las cosas han cambiado en cuanto a su formación (para esta gira, Maynard y Billy son acompañados por James Iha en guitarra, Matt McJunkins en bajo y Jeff Friedl en batería), A Perfect Circle viene a ofrecer lo mejor de su repertorio y, quien sabe, alguna luz que nos permita seguir creyendo en la perfección circular de una de las bandas que intentó dar otro talante a la música alternativa en nuestros tiempos.