«La Sexorcisto, Devil Music Vol. 1»-White Zombie: Groove metal, horror bizarro y fantasías sexuales interplanetarias
Geffen, 1992
El ahora consagrado director de cine y creador de discos post-industriales con síntomas de fiesta eterna, a finales de los ochenta musicalmente no la tenía muy clara. Rob Zombie en esos años-en que ni siquiera su imagen estaba tan ultra producida- tuvo intenciones de cambio de los paradigmas metaleros, de moverse en circuitos under y hacer algo distinto, aunque sus primeros discos con White Zombie fueron algo difusos y difíciles ( y pésimamente grabados, por cierto) , y no fue hasta 1992 cuando le dio al clavo con una dosis perfecta con los elementos que le volaban la cabeza, plasmados en un LP, y que también le hicieron eco a toda una generación que despertaba a los placeres del groove metal, los filmes adorablemente malos de horror Cine B y el cómic bizarro en el arte de los discos. Eso realmente era White Zombie.
La Sexorcisto es donde la banda realmente comenzó a hacer algunos cambios en su sonido, cambiando a riffs más simples y estructuras de canciones en favor de un sonido que estaba más orientado al heavy metal pero más pesado y tomando prestado la onda impresionante en las guitarras de Dimebag Darrell (Pantera) con una mezcla entre las voces de Glenn Danzig y el James Hetfield de Metallica de los ochenta. Las voces de Rob Zombie también comienzan a destacar en la producción, definiendo el sonido de la banda mucho más de lo que lo habían hecho en los álbumes anteriores, en los que a veces era difícil incluso distinguir su voz dentro de todo ese ruido. La portada y los dibujos del álbum (hechos por el propio Zombie) sugieren bastante de lo que escuchamos, acompañándose de todo un submundo de cosas que nos hicieron amar a este disco: fantasías sexuales interplanetarias, gemidos, sintonizaciones bizarras de radio, locuciones y nombres de clásicos de películas viejas. Una hermosa masa que supo conjugar muy bien Zombie con el guitarrista Jay Noel Yuenger, el batero Ivan de Prume y con la sólida bajista Yves Seult, la figura femenina, parte primordial de la banda, tanto en estilo como forma.
Dos pilares importantes: de la mano de un experto como Andy Wallace y bajo el alero de la monstruosa multinacional Geffen Records, el disco arrancaba con la intro de los gemidos y los distorsionados riffs de guitarra de «Welcome to Planet Motherfucker.» (vaya recibimiento) es un verdadero abrazo de fuego infernal al disco para sumergirte en una historia bizarra de sectas y vudú, pero es solo un excelente aperitivo: con «Thunder Kiss ’65» la invitación está más que aceptada con una de las canciones más notables del álbum y del metal, por cierto, con los riffs de guitarra ultra pesados, pero gancheros y un montón de wah-wah y yeahs lanzados al aire. Hay algo ahí entre grunge, heavy metal y stoner rock que te atrapa fuerte. Guitarras pegadizas y distorsionadas. «Black Sunshine» sigue la senda con un tremendo invitado como Iggy Pop y también trae una gran cantidad de esa energía de groove que se puede escuchar aún más en «Cosmic Monsters Inc». «I Am Legend», cita al clásico libro de Richard Matheson donde en un escenario totalmente post apocaliptico el último de su clase, Robert Neville un sobreviviente inmune de una peste vampiro-zombie y pasa sus días cazando vampiros, robando y luchando con la soledad. La pista final, «Warp Asylum», es un poco diferente, una pista con sonido de doom con un ritmo más lento, casi laborioso y con mucha distorsión de guitarra y las habituales voces de Rob Zombie. Una pista sólida y única, pero que se alarga un poco.
Es un álbum que muchas que a la larga disfrutamos, pues en gran parte es entretenido, pero pocos lo consideran realmente excelente (y dista un poco de su sucesor, el gran «Astro Creep: 2000»). White Zombie ha sido, en general, subestimado y olvidado desde que Rob Zombie arrancó en solitario, pero la verdad, es que los amantes del heavy y todo ese sonido groove noventero, extrañamos. Sin embargo, este es un álbum bastante agradable, y algunas de las canciones serán recordadas por mucho tiempo. Si estás buscando un álbum de heavy metal pegadizo y divertido que también incluya algunos elementos de horror freak y no lo hayas escuchado todavía, esto es demasiado bueno como para dejarlo pasar (o repasar).
Por Patricio Avendaño R.