“Libertad”: el último vuelo de Velvet Revolver

“Libertad”: el último vuelo de Velvet Revolver

RCA Records, 2007

La superbanda, conformada por ex-integrantes de Guns N’ Roses y Stone Temple Pilots, fue toda una atracción con su trabajo debut; el muy pulido y filoso Contraband (2004). Un fenómeno de mediados de década, antecedidos por Audioslave, que buscó esta alternativa ante la escasez de los viejos estandartes de la industria musical. En el caso de Velvet Revolver, bastante ocupados por dos años en el consiguiente tour mundial —anotándose también el tema Come On, Come In que endosó el soundtrack de la película de Los 4 Fantásticos (2005).

La dupla del megáfono y el sombrero de copa estaban en lo más alto, y pronto debían regresar al estudio; proceso que tardó, postergando la segunda producción de 2006 a 2007 —específicamente al 3 de julio de 2007; sin poder conectar, en un comienzo, con Rick Rubin tras la mesa de sonido. Eligiendo para ello un título en español, Libertad, que cargó con un lastre no contemplado: la portada, encomendada al afamado colectivo inglés Hipgnosis, como así su reciclado diseño para dos de los singles promocionales. Una vez que el disco llegó a estanterías las críticas no se hicieron esperar, en específico desde Chile. La razón saltó a la vista: el ángel, que rompe unas esposas, tomó por inspiración la antigua moneda de $10 pesos; que circuló entre 1976-90, durante la dictadura de Augusto Pinochet, allí también leyéndose la palabra libertad en compañía de un 11-IX-1973 —fecha del golpe de Estado que “liberó” al país del marxismo. Slash fue consultado al respecto, explicando desconocer el desafortunado contexto; sólo habiendo tenido la oportunidad de ver la moneda en un collar, convenciéndole la idea.

Haciéndose acompañar de Brendan O’Brien, saliente de producir Magic de Bruce Springsteen, las sesiones tomaron por localía los Henson Recording Studios de Hollywood; arrojando una selección final de trece pistas. La primera, Let It Roll, una desenfrenada que más allá de su nombre no tiene relación con la canción hecha por UFO (1975); seguida por la maciza She Mine, y el talk box de la guitarra en Get Out the Door. Vibra radial, tal como la placa antecesora, cuyo adelanto formal le fue encomendado a She Builds Quick Machines; para el videoclip el ángel de la portada volviéndose de carne y hueso, a la par con la banda a la usanza western —Weiland recordando, tanto por tenida como por facciones, a un joven Clint Eastwood; allí terminando de configurarse la imaginería, con aquellas grandes palabras en español al interior del booklet: “Deme la libertad o deme la muerte”. Nexo regional que además se vio patente en el debut en vivo de estas cuatro canciones, tres meses antes que fuesen publicadas, durante el único segmento sudamericano que alcanzaron a tener —que inició en Chile, prosiguió en Brasil y finalizó en Argentina. El que pudo verse en el documental Tierra roja, sangre roja; que figuró en el bonus DVD.

The Last Fight, en plan de balada, que abordó los siempre existentes problemas con las drogas del vocalista; que podría extenderse hasta la corta duración de Pills, Demons & Etc. En tanto, el groove adueñándose de American Man y Mary Mary; para pisar el acelerador en Just Sixteen, sindicada como la versión opuesta a Hot for Teacher de Van Halen: tratándose del profesor quien mira con otros ojos a su estudiante. Se marca la hora de los covers con Can’t Get It Out of My Head, tomada prestada de Electric Light Orchestra; en una re-versión, pese a ser fiel, le subió el volumen a los amplificadores.

For a Brother, áspera, es dedicada al hermano del cantante y del baterista; quienes fallecieron ese mismo año. Spray, una licencia al desorden, deja listo el final para la sentida Gravedancer; que se vuelve a enfocar en las drogas pero desde el punto de vista de una pareja. Posee un final oculto, que decanta en la jovial acústica Don’t Drop That Dime.

Cronometrando poco más de cincuenta minutos, se trató de un despliegue de éxito moderado a lo que les brindó Contraband; quizás mermando el impacto la demora que tuvieron. Y tras nueve meses de gira promocional, se cerró todo de golpe con la salida de Weiland tras una última presentación en Ámsterdam (2008); Velvet Revolver entrando a un dilatado hiato sin admitir de manera abierta el final de la agrupación. Sí haciéndolo patente la reorganización de las partes restantes: Slash iniciando su carrera solista, Duff McKagan retomando su proyecto punk rock Loaded, y Scott Weiland regresando a Stone Temple Pilots. Abrupto aterrizaje de un quinteto que revitalizó e hizo gravitar mediados de los 00’s, y que a posterior sólo entregó para el recuerdo dos DVDs; junto con una efímera reunión de una fecha benéfica en Hollywood (2012) —que sólo alcanzó a contener cuatro canciones.

Nacion Rock

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