Los soundtracks nominados a los Golden Globe Awards, uno a uno
Comienza en Hollywood la temporada de premios; serán 2 meses donde los cinéfilos estaremos atentos a cada nominación y cómo éstas influyen en los resultados de premiaciones posteriores. Este domingo se lleva a cabo el primer gran show: los Golden Globes, y una de las categorías que nos interesa como Nación Rock, es aquella que escoge a la “Mejor Banda Sonora”.
Sólo 5 partituras llegaron a la final, de un total de casi 140 soundtracks que dieron vida y acompañaron el guion y desarrollo de cientos de películas y temáticas. No más conversación y vamos al detalle!
“The Imitation Game”: compositor, Alexandre Desplat:
Este film ya ganó esta categoría en el Hollywood Film Festival (diciembre), por lo que hay un premio en el bolsillo y que bien podría servir de guía para los votantes, los que no siempre dominan el cómo premiar en este apartado. Instrumentalmente, el protagonista Alan Turing es adornado por la música en sus cualidades más sobresalientes: su intelecto sobresaliente y su dilema interno para aceptarse sexualmente. Este desbalance en su personalidad, entre dos características tan marcadas y que luchan por sobresalir, es lo que motiva la intensidad dramática del soundtrack. Drama, desesperación, locura, son las ideas que cruzan el disco, en el que casi todas las melodías son notables. Quiero destacar la suavidad de “The Imitation Game”; la belleza de “U-Boats”, quizás la más hermosa del disco; “Carrots and Peas” nos recuerda un poco al ballet pues comienza lento y toma un ritmo desesperado al medio; “Mission” es tristeza, melancolía al suave vaivén de un piano; “Decrypting” enmarca las dos personalidades de Turing poniendo pausa y luego acelerando vertiginosamente, y “Farewell to Christopher” es pura elegancia, destacando la armonía melódica de la London Symphony Orchestra. La partitura de Desplat es perfecta y permite que el nombre este compositor francés siga manteniéndose en la ruta de los mejores autores de soundtracks que existen por estos días. El año fue muy prolífico para él, se llenó de reconocimientos por este trabajo y un par más en otras películas.
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“The Theory of Everything”: compositor, Jóhann Jóhannsson
¿Cómo apoyar, musicalmente, la historia de un genio que ha vivido atrapado en un cuerpo con imposibilidad de expresarse?,. ¿Cómo darle visibilidad a las distintas emociones que han cruzado su vida?, parece un verdadero reto para cualquier compositor. El desafío lo asumió Jóhann Jóhannsson, quien encontró en las virtudes del piano el vehículo perfecto para cruzar por todas las emociones de Hawkins, y llenar la pantalla con dos atributos esenciales y que se perciben en su trabajo: inspiración e inteligencia. La única complicación que le veo, es que la historia se cuenta con mucha lentitud en algunos pasajes, y en ese instante la música no actuó como un acelerador y parecía dormirse a ratos. Destaco “Cambrige, 1963” por su suavidad; “Domestic Pressures” es potente y muy utilizado dentro del film, fue la melodía mejor lograda si seguimos el guion; otros para disfrutar son “A Game of Croquet”, “The Stairs” y “A model of the universe”, que es cuando la película revienta y muestra al protagonista olvidando la adversidad y concentrándose en la felicidad de poder vivir.
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“Gone Girl”: compositores, Trent Reznor y Atticus Ross:
Trenz Reznor y su partner Atticus Ross crearon una obra engañadora, que parte demasiado sutil, tranquila, no logrando conectar, en una primera parte, con la velocidad de la propia película. Sin embargo, es solo una ilusión que este par de creadores nos quiso hacer creer, pues la banda va madurando hasta llegar al tono de la cinta: algo totalmente perturbador. La música interpreta la idea de que hay que transformar esa falsa sensación de confort en algo brutal, como la falsa sonrisa que la sociedad nos muestra a diario y que es nudo central del film. Una música que “intenta abrazarte” o darte cariño no es un buen balance para esta película, cuyo ritmo narrativo la obliga a ir creciendo en intensidad y, como espectador, que termines moviéndote en el asiento y sintiendo la fuerza, el suspenso, y el malestar emocional del matrimonio protagonista. El trabajo se logra porque es muy real, aunque el objetivo era representar la falsa calma que nos transmite esta sociedad. Lo mejor del disco es el inicio con “What have we done to eacht other” y “Sugar storm”, aunque recomendamos también la sección media donde comienza a desenredarse la trama; ahí apoyan completamente al guion “Clue One” y “Like Home”. Reznor y Ross son ganadores de un Oscar, un Grammy y Globo de Oro por crear bandas sonoras.
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“Birdman”: compositor, Antonio Sánchez
En este soundtrack hay pura originalidad, no se siguen las lógicas y, por tanto, cada melodía impacta. Alejandro González Iñárritu escogió a un baterista de jazz mexicano, ganador de Grammys y participante habitual en gloriosos discos de Pat Metheny y Chick Corea, por nombrar algunos. La banda sonora de “Birdman” pasa a ser una especie de ensayo de Sánchez, donde lo único que escuchamos es su inmensa habilidad frente a la batería, pero constantemente improvisando, no siguiendo una línea; de ahí el no reconocimiento de un camino. Hay temas buenísimos como “Doors and distance” que tiene una tremenda vitalidad; “Almost Human” es espontánea, suena muy fresca; “Waiting for What” le da protagonismo al platillo y tiene buena velocidad”; “Claustrophobia” es pura percusión genial. La música de esta película es fiel al estilo de González Iñarritu, en una película muy personal, y por lo mismo la locura desatada y el ritmo que propone la separa de sus competidoras y le da chance de ser la ganadora.
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“Interstellar”: compositor, Hans Zimmer
Este señor de los soundtracks nos tiene habituados a grandes creaciones; se introducen la historia, rescata la grandiosidad del guion y lo adorna con efectos de orquesta y sonidos rimbombantes. En esta ocasión, Christopher Nolan le pidió construir una partitura más íntima, ligada a la idea del abandono pero dejando una estela de que aún hay esperanza. Yo esperaba una música que plasmara la grandilocuencia del espacio, pero la propuesta es más pequeña si se quiere. “Cornfield Chase” parte lenta y se eleva en un in crescendo mágico, es un gran tema; “Stay” es un grito desesperado, y “Mountains”, para mí la mejor composición del disco, está llena de texturas diferentes, de ritmo esperanzador a pesar del desastre; “Coward” es otra obra brillante. Hans Zimmer es un prodigio del soundtrack, nominado casi todos los años a todos los premios pero pocas veces ganador. Ya va siendo tiempo de otra estatuilla.
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De los 5 soundtracks en competencia por el Golden Globes, hay distintos estilos pero todas las partituras siguieron la ruta propuesta por el guión de cada película. Eso se traduce en perfecto equilibrio y entendimiento entre director y compositor. Personalmente, pienso que el trabajo de Reznor y Ross en “Gone Girl” es fenomenal y son mis candidatos para este domingo.
La originalidad de Sánchez en la batería, la creación infinita de Desplat y la siempre impactante imaginación de Zimmer hacen que escoger al ganador sea complejo pero muy estimulante al oído.