Los Tres y su álbum debut: El valor de la vieja escuela
Banda de región que se hacía conocida en los bares santiaguinos. Parece una historia contada muchas veces, pero si le ponemos contexto, estos jóvenes que se presentaban como Los Tres, estaban destinados a dar el gran golpe al rock chileno en los años ’90
La historia de Los Tres es archi conocida porque mucha agua ha pasado bajo el puente, pero hay que recordar que sus inicios se remontan a los días en que ‘It Must Have Been Love’, ‘Nothing compares to You’ y ‘Vogue’ mandaban en las radios. Como siempre, el pop de la nueva década presentaba propuestas ganadoras, pero fue el rock el que revivió cuando el disco debut de Los Tres salió a escena. Las composiciones de este trabajo eran antiguas, nacidas en días de colegio e impulsadas con la fuerza del Puelche, aderezadas con letras ingeniosas, sin frases para el bronce, donde se notaba la creatividad, el ingenio, y también, la seriedad con que los jóvenes músicos esquematizaron su primer producto.
Ese material, trabajado en la ya famosa casa de Romero, sonaba a vieja escuela. Los Tres, ya se habían hecho notar en pequeñas tocatas y le hacían frente, con creatividad, a la avalancha tecnológica que se tomaba el pop, y el dance porque tenían la convicción de que querían sonar a rock and roll antiguo, utilizando contrabajo en vez de bajo eléctrico y apostando por innovar.
El debut de Los Tres son diez canciones muy disfrutables, cada una con su sello.
‘Sudapara’ y sus golpes al aro del tambor como una forma de imitar el sonido de golpe de cuerda, o los cruces de diferentes ritmos que se escuchan en ‘En Jamaica’, la que más se aleja dentro del concepto del álbum porque suena a reggae y porque, según recordó Pancho en una entrevista antigua, querían sonar como The Police. Pero donde el disco marca la diferencia y se vuelve una llave para abrir otra puerta dentro del rock chileno, es con ‘Amor Violento’, un bolero rockero lleno de sentimientos y acordes distintivos que, años después, sería versionado por artistas como Gepe y Café Tacuba. Dentro de los muchos elementos que la convierten en una canción sin igual, está la voz iluminada de Álvaro Henríquez, que hace de la romántica letra una declaración moderna, para nada cliché, la que junto a su pulcra instrumentación y magistral guitarra de Ángel Parra, le han dado el título de la mejor canción grabada por la banda, en su historia.
‘He barrido el sol’ es otra perla que sobresale de este disco lleno de novedad. Sus acordes la vuelven nostálgica, mezclando de manera perfecta ese rockabilly al son del banjo y el acordeón de Cuti Aste y que, en su simbólica lírica, hacía alusión directa al golpe de Estado de 1973. Pero no podemos dejar de mencionar a ‘Somos tontos, no pesados’, que se exhibe como una ingeniosa colección de texturas del ayer reinterpretadas al rock naciente en esa época, el que justo coincidía con que el país estaba refrescando su propia identidad; y en esto, el rock que nacía desde Concepción y otras regiones sería fundamental para aportar a esa nueva esencia de país libre.
‘Flores Secas’, ‘Pájaros de fuego’ y ‘La primera vez’, hablan desde la desesperanza, la tristeza y la rabia, sentimientos que se mantenían intactos a 3 años del plebiscito que sacó al dictador del poder, pero cuya presencia aún se respiraba con nitidez en el clima chileno. Mientras que ‘El Haz Sensor’ y ‘Amores Incompletos’, sofisticado blues donde Henríquez cantaba sensibles frases, son otros tracks con menos publicidad, pero igual de imponentes, a la hora de afianzar un estilo de novedad y frescura para las radios nacionales y la prensa musical de la época. Esto, más la larga agenda de presentaciones que iban a tener, le daría un subidón al grupo que ya se había hecho de seguidores: esa juventud que se abría a la década de los ’90 y que le enseñaba a sus padres las creaciones de esta novel banda sureña, lo que serviría mucho para considerar a este debut, 30 años después, como un histórico momento del rock contemporáneo en español.
Arte, humor, inteligentes letras, pocos artificios y astucia musical, de esa que desconfía de los golpecitos en la espalda, dotaron al disco debut de Los Tres de gran calidad artística. Esta fue la que les permitió fichar en un sello multinacional en el que grabarían sus siguientes y exitosas producciones Se remata el siglo (1993), La Espada y la Pared (1995) y Fome, (1997), resaltando que “He barrido el sol” y “Amor Violento” ya son consideradas piezas de excelencia en la discografía del rock nacional.