Metal Attack en Chile | Testament y Cannibal Corpse: La carnicería abrió hasta tarde
Tras varios meses de su anuncio por fin llegó el momento de presenciar a dos leyendas del metal americano, nombres completamente significativos y que se ganaron el respeto de las hordas metaleras hace mucho tiempo. Testament representando el thrash metal en su vertiente más clásica y Cannibal Corpse, una de las bandas más icónicas del death metal que, llegaba en esta ocasión con la perfecta excusa de promocionar su treceavo álbum “A Skeletal Domain” editado en 2014.
La apertura estuvo a cargo de los nacionales Cerberus –un homónimo nacional al sonido de los americanos– y All Tomorrows en representación de las bandas nuevas del metal nacional. A ambas, si bien, no las acompaño el público en cantidad, si demostraron por qué son elegidos para estos actos; entrega, técnica y robusto metal demuestran que éste sonido en Chile siempre es de categoría. Luego llegó el turno de los legendarios Dorso. ¿Qué podemos decir de estos veteranos del metal chileno? A favor que, en algunos sitios o redes sociales es constante leer sobre el abuso que tienen los productores locales de colocar a Dorso en cada evento masivo que haya, sin embargo a la hora de ver los gallos en la cancha, los comandados por Rodrigo ‘Pera’ Cuadra tapan bocas y demuestran que sus canciones hace rato son himnos que cualquier metalero que se precie de tal conoce y disfruta.
Muchas bandas pueden aparecer con un sonido y propuesta novedosa, profesional y técnica, pero no de mucho vale si no hay canciones que tu publico cante y que, además sean cantadas en tu idioma; El espanto surge de la tumba, Vampire of the Night, Vacalaca, Marte Horror Planet y el cierre con Disco Blood entre otras pasaron de memoria y supieron encender el ánimo del público que con ansias esperaba el arribo de Cannibal Corpse.
Terminado el show de Dorso, los técnicos preparaban el escenario para el asalto sanguinario y letal de los americanos, solo luces rojas coloreaban el ambiente en el Caupolicán y el espacio se hizo propicio para la estampida sónica a la que fuimos sometidos. Una vez establecido en su lugar el jefe de la ceremonia –el corpulento George «Corpsegrinder» – Scourge of Iron nos obligó a cabecear hipnóticos por la aplastante ejecución de las guitarras de O’Brien y Barret, Mazurkiewicz en la batería a pesar de no tener la técnica de hombres legendarios en el puesto como Sandoval o Hoglan, bien sabe cómo llevar el tiempo en su propia empresa, quizá algo minimalista, pero con lo preciso para provocar el efecto que toda buena canción de metal quiere obtener; cerrar los ojos y cabecear sin nada más importar. Stripped, Raped and Strangled incitó otro de los buenos momentos de la noche, el saludo a la primera época de Cannibal Corpse fue de total aprobación más con ese asesino riff base, hizo que el mosh fuese constante y vertiginoso –no fallaron las bengalas en conmemoración que, a pesar del peligro, siempre le dan un toque más festivo a cualquier concierto- Sadistic Embodiment y Icepick Lobotomy del nuevo disco y su máxima speed –no siempre constante en Cannibal- continuaban con la imagen más repetitiva de la noche, incesantes mosh en cancha y headbanging para donde voltearas la vista adornaban las gradas del teatro.
El tiempo avanzaba y todos agradecían el azote de los americanos que poco saben de cambios y pretensiones que los alejen del death metal, sin concesión y en plena comunión con su legado el death metal de Cannibal Corpse llegaba a su punto culmine con su más romántica canción –según «Corpsegrinder»- con I Cum Blood, la ondera Unleashing the Bloodthirsty, Make Them Suffer y A Skull of Maggots fueran tocadas con tal insolencia que de un momento a otro presenciamos el final con Hammer Smashed Face y Devoured by Vermin, final monstruoso que no hizo más que agrandar la leyenda de los neoyorquinos.
Quizá el único pero al festival, fue el horario en que nos tocó presenciar a Testament, cerca de la media noche y verlos después de la carnicería de los Corpse se convirtió en un esfuerzo a ratos, más aun cuando en la apertura con Over the Wall el sonido no fue el deseado. Aun así, como buenos viejos de batalla supieron soslayar los ripios que no acompañaron su presentación con calidad y categoría propia de los que saben.
Mas con un setlist calado lleno de clásicos coreables y cabeceables; The preacher, Into the Pit, Practice What You Preach y The New Order simplemente nos obligó a respetar y olvidar cualquier atisbo de cansancio tras los ladrillazos sónicos recibidos durante la noche. First Strike Is Deadly fue dedicada al frontman de Cannibal que desde un costado gesticulaba con un ‘air drum’ los golpes del experimentado Hoglan. Espectáculo aparte, el que montaban los talentosos Skolnick y Peterson en guitarra que junto al emblemático Di Giorgio en el bajo amenizaban una noche errática en el sonido de los veteranos del thrash pero que de actitud y oficio supo mucho. Disciples of the Watch, More Than Meets the Eye, y el cierre con The Formation of Damnation liquidaron una noche digna de ser catalogada como la más pesada del año, un acierto.
Por Nelson Silva A.