Metal Attack en Chile | Nuclear Assault, Dorso y Nuclear: La noche del mosh atómico
De a poco este show empezó a tomar bastante color y forma: Era el regreso de unas verdaderas leyendas del thrash de la vieja escuela, en tiempos que cada vez veremos menos —al menos en vivo— a estas eminencias (Slayer se está despidiendo y el futuro de Megadeth en las giras es incierto ante el diagnóstico de cáncer de Mustaine, por dar algunos ejemplos). Nuclear Assault tuvo una marca importante en el desarrollo del thrash ochentero. Su bajista y vocalista Dan Lilker y John Conelly respectivamente, tras ser despedidos de Anthrax, cuales Dave Mustaine en el vs. contra Metallica, formaron su propia banda y dejaron una seguidilla de álbumes clásicos y de cepa pura del estilo, algo que ya los ha encumbrado a banda de culto. Si bien su carrera cesó en los noventa, han vuelto a meter ruido desde 2005 a la fecha, asunto que los trajo esta vez para deleite de muchos fans de la vieja escuela.
La antesala, Nuclear/ Dorso
El cartel estaba más que contundente condimentado con dos grandes bandas chilenas: Nuclear, en alrededor de una hora de show de duración nos entregó lo de siempre: esa dosis adrenalínica de thrash veloz y agresivo, la banda de Matías Leonicio justamente prepara lo que será su nuevo álbum de estudio, lo cual fue anunciado junto con lanzar rápidamente sus sendos bombazos energéticos y encender un pequeño mosh, pese a que no mucha gente llegaba al recinto a esa hora, donde respondieron los más fieles y lo cual fue agradecido por la banda.
La banda nacional se ha convertido en uno de los números más importantes de apertura para shows de metal internacionales, y siempre dejando todo en llamas y servido para los siguientes en entrar en acción. Dentro de su próximo arribo al escenario estará su participación como apertura para el show de Phil Anselmo & The Illegals en Chile.
Qué decir de Dorso: una verdadera leyenda y siempre un agrado verlos. Esta vez sorprendió la energía con que se presentó al público, en una presentación brutal y muy correcta. El set por lo demás estuvo muy bien elegido: «Ultraputrefactus Criatura» arrancó todo y fue un gusto ver al Pera (cada vez más parecido a Shane Embury) dominando con la destreza que posee unas líneas de bajo enormes y progresivas, conjuntamente con notables jams gracias a el sonido que emana de las guitarras de Álvaro Soms y Gamal Eltit, más el poderío de Fran Muñoz en los tarros. «Gore & Roll», el tema de su eternamente prometido y esperado nuevo disco también sonó, además de clásicos que no podían faltar como «Deadly Pajarraco», «La mansión del Dr. Mortis» y «Silvestre Holocaust». Se nos hizo bastante corto para la cantidad de grandes canciones de la mítica banda nacional. A esa altura la Blondie ya copaba la mayor capacidad de su espacio y la cosa se venía muy llameante para el broche final.
Nuclear Assault
A las 21.00 hrs. aparecían las leyendas del thrash con la icónica figura alta y flaca de Dan Lilker (gran bajista con un CV en Brutal Truth, S.O.D. y Anthrax) y casi como contrastando, un gordo y simpático John Connely, ambos maestros de ceremonia para desplegar una cantidad de himnos vieja escuela, bastante material de «Game Over» su debut y esta vez sí ante un mosh impresionante que tomaba prácticamente toda la sala. De hecho, tanto fue eso que Connelly se vio obligado a llamar a un «intérprete» para que le advirtiera a los enardecidos fans que calmaran el mosh tan agresivo para que ninguna persona resultara herida.
‘Critical Mass’, ‘New Song’, ‘Game Over’, ‘Trail of Tears’ fueron algunos de los clásicos ante una verdadera hoguera humana. Connely, si bien no tiene un registro épico ni pasará a la historia como una de las grandes voces del thrash, cumple la siempre difícil tarea de tocar guitarra y cantar (además de tratar de manejar un público indomable anoche y estar un poco asfixiado con las bocanadas de humo de marihuana que llegaban a su cara). Aun así el veterano cumplió y en un set bastante corto hicieron mucho. Dan, en el apoyo vocal, también estuvo admirable y bien concentrado al bajo. Fue caótico el show desde el punto de vista de desorden público, pero eso es lo que a la vez hace tan grandes este tipo de shows. Donde la diversión se torna jodidamente violenta, pero al menos nunca dañina. Una jornada impecable con tres bandazas del metal para atesorar en vivo.
Por Patricio Avendaño R.
Fotos: Jerrol Salas