Ha llegado el momento de regocijo (o quizás no, depende de la perspectiva) para millones…
Metallica-«72 Seasons»(2023): Metallica es la luz (Eterna)
Blackened Recordings, 2023
Finalmente ya está en línea el nuevo disco de los oriundos de San Francisco, y el gran debate a priori era que podíamos esperar de él, no solo por el tiempo transcurrido desde su última publicación del año 2016 y por la cada vez más avanzada edad de sus integrantes, sino que por la tremenda trayectoria y maquinaria que implica en la actualidad Metallica: la que por algunos es definida como la banda más grande de metal de todos los tiempos. Cuando se habla del género rock y metal en general es inevitable que la gente hasta menos inmiscuida en el estilo reconozca al grupo como uno de sus mayores exponentes, por lo que este mediático lanzamiento está llegando a todos los rincones del planeta sin dejar indiferente a nadie.
Pero vayamos al grano. «72 Seasons» ya se está posicionando como un disco con algunas particularidades, y la principal es que es el album más directo, heavy y oscuro del grupo. Resulta notable que a sus 60 años de vida en promedio los músicos estadounidenses hayan optado por lanzar una propuesta llena de riffs distorsionados y pasajes con líricas rabiosas, prescindiendo de segmentos acústicos o con cambios de atmósfera más progresivos. La consigna es estar constantemente arriba, siendo un corte sin muchos descansos ni cambios de matices en general, sin dejar de lado el característico timbre melódico a dos guitarras de algunos momentos.
La primera canción, la cual da el nombre al disco, empieza con un claro guiño a Motörhead, banda que influenció desde siempre el sonido de Metallica además de tener un histórico lazo de amistad con el fallecido Lemmy Kilmister. James Hetfield no escatima en cantar con fuerza pese al obvio desgaste de su voz por los años, e inclusive explorar tonos más agudos como lo hizo en el disco «Kill ´Em All» al principio de su carrera. Canción que trata sobre como los primeros 18 años de vida definen a una persona, sostiene de forma frenética y extensa el concepto del album, siendo una de las canciones más rápidas del mismo.
‘Shadows Follow’ y ‘Screaming Suicide’ prosiguen como dos pistas que parecieran tener una misma línea, enérgicas y con pasajes rítmicos bien marcados, además de seguir tratando de forma directa las oscuras ideas que Hetfield ha arrastrado después de varias situaciones asociadas a la rehabilitación por consumo de alcohol principalmente.
Robert Trujillo aparece en varias ocasiones del disco de forma más protagónica, llevando la batuta en los motivos musicales y marcando también su contribución en aspectos compositivos y, por primera vez, vocales. ‘Sleepwalk my life away’ lo deja claro con la introducción; y ‘You must Burn!’ tanto en el refuerzo con segundas voces como en la intensidad en que las frecuencias graves realzan la rítmica de la canción con más aires al «Black Album» del corte. Trujillo es el bajista que más tiempo ha estado en la banda, y claramente también es el que más ha sabido sostener musicalmente el sonido que Hetfield y Lars Ulrich intentan construir: por lo tanto, pareciera que es el bajista que siempre Metallica necesitó, aunque los fans digan lo contrario.
El disco en su mayoría tiene canciones con un promedio de duración mayor a 6 minutos, siendo ‘Lux Aeterna’ la pieza más corta y speed metal de «72 Seasons»: claro guiño a influencias como la de Queen y The Ramones. Hetfield ha dicho en algunas entrevistas que no le gustan los temas largos, y que Lars es quien alarga las canciones. Por algo en esta en particular se le ve bastante cómodo.
Comienza en esta segunda parte disco a aparecer más la influencia de Kirk Hammett, histórico guitarra líder. ‘Crown of Barbed Wired’ es una pieza lenta pero pesada que posee más arreglos melódicos en guitarra; y la potente ‘Chasing light’ pone a prueba nuevamente la voz de Hetfield, con uno de los riffs más pegajosos expuestos hasta ahora. Judas Priest y Ozzy Osbourne tienen aquí sus principales guiños.
‘If Darkness Has a Son’ nos trae a la época del «… And Justice for All», como a piezas más densas tipo ‘Eye of the Beholder’ que buscan ser más inmersivas al recurrir a lo lento. La que viene, ‘Too far Gone?’ retoma nuevamente a marcar influencias, como la de Budge. Resulta interesante ver que, si bien el disco no ha resultado hasta ahora ser una completa reformulación en el catálogo de Metallica, siguen intentando mantener vigentes aquellos sonidos por los cuales hasta ahora siguen siendo relevantes dentro del circuito musical extremo.
Para finalizar, ‘Room of Mirrors’ es la segunda canción más rápida del album, y la que anticipa con secciones épicas y solos de guitarra más que coreables la obra final: ‘Inamorata’, canción de 11 minutos de duración que muestra el lado más garage e instrumental, siendo la única pieza con una sección más limpia y minimalista al medio de ella, a modo de interludio. Recordemos que Metallica pese a sus masivos conciertos de estadio, busca transmitir también que son un grupo de 4 personas que se juntan en una sala a ensayar mientras se miran de frente, algo que sin duda la sigue haciendo a la vez una banda cercana y de fácil conexión.
Es otro disco de Metallica. Música que solo ellos saben hacer, y que si bien posiblemente no genere un gran remezón en torno al legado que ya construyeron, viene a mostrar que aun hay cosas que decir, y que ni la pandemia ni las dificultades personales de los integrantes los han detenido. Pensemos que el disco fue compuesto en reuniones por videollamadas, además de que recibirá el apoyo audiovisual de videos y movimiento en redes sociales para cada una de sus canciones, manteniendo a Hetfield y co. aún en el juego. ¡Disfruten!